Este es un
artículo de opinión de José Rubiera, vicepresidente del Comité de
Huracanes de la Asociación Regional IV (Norte, Centroamérica y
Caribe) de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), exdirector
del Centro Nacional de Pronósticos del Instituto de Meteorología de
Cuba, y profesor titular del Instituto Superior de Ciencia y
Tecnología, de la Facultad de Medio Ambiente de la Universidad de La
Habana.
por José Rubiera
LA HABANA, 29 ene
2019 (IPS) - La caribeña Cuba acaba de ser azotada por un devastador
tornado categoría EF-4 (escala de daños de Fujita mejorada, de un
mínimo EF-0 y un máximo EF-5). Este tornado cruzó por áreas de su
capital, La Habana, en la noche del domingo 27 de enero, con vientos
del rango de 300 kilómetros por hora y el triste saldo de cuatro
muertes y 195 heridos.
Es la primera vez
en los casi 500 años de la capital cubana que ocurre algo similar.
Sin embargo, a
cada rato nos enteramos de que han ocurrido violentos tornados en
Estados Unidos, país donde resultan ser muy comunes, tanto que se
forman más de 1200 tornados en cada año, más que en cualquier otra
parte del mundo; también los más destructores, categorías EF-4 y
EF-5.
Con un tornado de
esta naturaleza en La Habana, surge la pregunta: ¿es que los
tornados se están mudando a la más cálida zona del Caribe?
La respuesta es
no; los tornados son raros en el área del Caribe y también en Cuba,
pero de hecho ocurren.
En Cuba hay
condiciones un tanto diferentes al resto del Caribe, porque está
situada casi en el límite norte de la zona tropical.
En el invierno
cubano llegan los frentes fríos desde el continente y se dan a veces
condiciones parecidas a las que ocurren en Estados Unidos, aunque
mucho más atenuadas.
Quiere decir que
en esa época del año se forman tornados en Cuba cuando las
condiciones se vuelven propicias a su formación, lo que ocurre rara
vez, como es el caso de formación de bajas extratropicales en el
golfo de México y frentes fríos que avanzan hacia el occidente de
Cuba.
Si por delante
del mismo, llega un flujo de aire húmedo y cálido del Caribe, con
la gran inestabilidad necesaria para la formación de un tornado,
ocurre entonces algo similar a lo que ocurre en el Medio Oeste
norteamericano, donde el flujo de aire húmedo y cálido es
proporcionado por el aire del golfo de México y que se encuentra con
sistemas invernales más al norte.
La situación
descrita es la que en ocasiones ha propiciado la formación de
tornados en la mitad occidental de Cuba.
El único tornado
conocido en Cuba con fuerza destructora similar al del tornado de La
Habana; fue el que ocurrió el 26 de diciembre de 1940 en el poblado
de Bejucal, a unos 20 kilómetros de La Habana. El poblado fue
arrasado, lamentándose la muerte de 13 personas; o el brote de
tornados del 16 de marzo de 1983, en el cual se formaron siete
tornados a la vez en Mariel, con varias personas fallecidas. Siempre
por la misma causa: bajas extratropicales en baja latitud, frentes
fríos y aire cálido y húmedo proveniente del Caribe.
Lo descrito no
guarda relación alguna con las otras islas del Caribe, ya que al
estar situadas más al Este, no les llegan estas situaciones
puramente invernales que ocurren en la mitad occidental de Cuba por
su cercanía al continente.
Pero los tornados
de verano sí pueden ocurrir en otras islas del Caribe, aunque con
génesis bien diferentes, y también infrecuentes.
Se trata de
tornados que se forman en las tormentas eléctricas de las tardes de
verano, ocasionadas por el calentamiento diurno. Ello ocurre
especialmente en las Antillas Mayores, como Cuba, La Española,
Puerto Rico y Jamaica.
La gran masa
terrestre proporciona una superficie de elevado calentamiento por el
día, principalmente las llanuras. La mañana usualmente soleada y a
partir del mediodía, las nubes comienzan a crecer por el
calentamiento del aire superficial y crecen hasta alcanzar grandes
alturas y producirse una tormenta eléctrica. Esta situación se
puede incrementar bajo la influencia de una onda tropical o algún
ciclón tropical.
En determinadas
condiciones, por ejemplo, un aire muy frío (temperatura de -5 a -10
grados centígrados, o inferior) en alturas de alrededor de seis
kilómetros, y vientos débiles a 10-12 kilómetros de altura, se
genera una gran inestabilidad, la tormenta se convierte entonces en
una Tormenta Local Severa, y junto a una lluvia intensa de corta
duración, se producen vientos fuertes, granizos, y también a veces…
tornados.
La formación de
tornados de esa naturaleza es aún más rara en las pequeñas islas
con masas de tierra muy pequeñas, como las del Caribe Oriental, pero
en ellas se encuentra también presente el raro caso de trombas
marinas, muy parecidos a los tornados de tierra, pero formados en el
mar, más débiles, que a veces penetran en tierra dando lugar a
daños.
Por último, está
la formación de tornados en los ciclones tropicales de cualquier
tipo, principalmente huracanes.
Se forman
tornados, sobre todo en la periferia y dentro del cuadrante derecho
en el sentido de su traslación. Están embebidos dentro del huracán,
no se ven ni se oyen, debido al ruido del viento reinante, pero
después aparecen zonas de una gran destrucción, mucho mayor que la
que podía haber ocasionado el propio huracán: por ahí, pasó un
tornado, y pueden producirse decenas de tornados en un huracán.
De estos tornados
no se escapa ninguna isla del Caribe, aunque tampoco los huracanes
resultan muy frecuentes para una localidad específica.
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