sábado, 9 de febrero de 2019

¿Tornados en el Caribe?

Este es un artículo de opinión de José Rubiera, vicepresidente del Comité de Huracanes de la Asociación Regional IV (Norte, Centroamérica y Caribe) de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), exdirector del Centro Nacional de Pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba, y profesor titular del Instituto Superior de Ciencia y Tecnología, de la Facultad de Medio Ambiente de la Universidad de La Habana.

por José Rubiera

LA HABANA, 29 ene 2019 (IPS) - La caribeña Cuba acaba de ser azotada por un devastador tornado categoría EF-4 (escala de daños de Fujita mejorada, de un mínimo EF-0 y un máximo EF-5). Este tornado cruzó por áreas de su capital, La Habana, en la noche del domingo 27 de enero, con vientos del rango de 300 kilómetros por hora y el triste saldo de cuatro muertes y 195 heridos.

Es la primera vez en los casi 500 años de la capital cubana que ocurre algo similar.

Sin embargo, a cada rato nos enteramos de que han ocurrido violentos tornados en Estados Unidos, país donde resultan ser muy comunes, tanto que se forman más de 1200 tornados en cada año, más que en cualquier otra parte del mundo; también los más destructores, categorías EF-4 y EF-5.

Con un tornado de esta naturaleza en La Habana, surge la pregunta: ¿es que los tornados se están mudando a la más cálida zona del Caribe?

La respuesta es no; los tornados son raros en el área del Caribe y también en Cuba, pero de hecho ocurren.

En Cuba hay condiciones un tanto diferentes al resto del Caribe, porque está situada casi en el límite norte de la zona tropical.

En el invierno cubano llegan los frentes fríos desde el continente y se dan a veces condiciones parecidas a las que ocurren en Estados Unidos, aunque mucho más atenuadas.

Quiere decir que en esa época del año se forman tornados en Cuba cuando las condiciones se vuelven propicias a su formación, lo que ocurre rara vez, como es el caso de formación de bajas extratropicales en el golfo de México y frentes fríos que avanzan hacia el occidente de Cuba.

Si por delante del mismo, llega un flujo de aire húmedo y cálido del Caribe, con la gran inestabilidad necesaria para la formación de un tornado, ocurre entonces algo similar a lo que ocurre en el Medio Oeste norteamericano, donde el flujo de aire húmedo y cálido es proporcionado por el aire del golfo de México y que se encuentra con sistemas invernales más al norte.

La situación descrita es la que en ocasiones ha propiciado la formación de tornados en la mitad occidental de Cuba.

El único tornado conocido en Cuba con fuerza destructora similar al del tornado de La Habana; fue el que ocurrió el 26 de diciembre de 1940 en el poblado de Bejucal, a unos 20 kilómetros de La Habana. El poblado fue arrasado, lamentándose la muerte de 13 personas; o el brote de tornados del 16 de marzo de 1983, en el cual se formaron siete tornados a la vez en Mariel, con varias personas fallecidas. Siempre por la misma causa: bajas extratropicales en baja latitud, frentes fríos y aire cálido y húmedo proveniente del Caribe.

Lo descrito no guarda relación alguna con las otras islas del Caribe, ya que al estar situadas más al Este, no les llegan estas situaciones puramente invernales que ocurren en la mitad occidental de Cuba por su cercanía al continente.

Pero los tornados de verano sí pueden ocurrir en otras islas del Caribe, aunque con génesis bien diferentes, y también infrecuentes.

Se trata de tornados que se forman en las tormentas eléctricas de las tardes de verano, ocasionadas por el calentamiento diurno. Ello ocurre especialmente en las Antillas Mayores, como Cuba, La Española, Puerto Rico y Jamaica.

La gran masa terrestre proporciona una superficie de elevado calentamiento por el día, principalmente las llanuras. La mañana usualmente soleada y a partir del mediodía, las nubes comienzan a crecer por el calentamiento del aire superficial y crecen hasta alcanzar grandes alturas y producirse una tormenta eléctrica. Esta situación se puede incrementar bajo la influencia de una onda tropical o algún ciclón tropical.

En determinadas condiciones, por ejemplo, un aire muy frío (temperatura de -5 a -10 grados centígrados, o inferior) en alturas de alrededor de seis kilómetros, y vientos débiles a 10-12 kilómetros de altura, se genera una gran inestabilidad, la tormenta se convierte entonces en una Tormenta Local Severa, y junto a una lluvia intensa de corta duración, se producen vientos fuertes, granizos, y también a veces… tornados.

La formación de tornados de esa naturaleza es aún más rara en las pequeñas islas con masas de tierra muy pequeñas, como las del Caribe Oriental, pero en ellas se encuentra también presente el raro caso de trombas marinas, muy parecidos a los tornados de tierra, pero formados en el mar, más débiles, que a veces penetran en tierra dando lugar a daños.

Por último, está la formación de tornados en los ciclones tropicales de cualquier tipo, principalmente huracanes.

Se forman tornados, sobre todo en la periferia y dentro del cuadrante derecho en el sentido de su traslación. Están embebidos dentro del huracán, no se ven ni se oyen, debido al ruido del viento reinante, pero después aparecen zonas de una gran destrucción, mucho mayor que la que podía haber ocasionado el propio huracán: por ahí, pasó un tornado, y pueden producirse decenas de tornados en un huracán.

De estos tornados no se escapa ninguna isla del Caribe, aunque tampoco los huracanes resultan muy frecuentes para una localidad específica.

Fuente:
José Rubiera, ¿Tornados en el Caribe?, 29/01/19, Inter Press Service. Consultado 10/02/19.

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