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El agua inunda el parque y gana Alem, 1944. |
Entre las muchas de las que se tiene registro, la primera ubicable, en 1883, afectó las obras que realizaba el ferrocarril. Luego hubo varias más, pero ninguna se asemeja a la del 7 de marzo.
Por Mario Minervino
“De pronto, como si lo empujara el Pampero, ábrese la puerta del club y entra desolado el oficial Mendoza, produciendo la impresión de que acababa de ocurrir algo muy grave. ¡Comisario! El arroyo está desbordándose y amenaza inundar el pueblo ¿qué se hace?”. (Roberto J. Payró, Pago Chico, 1908).
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No hay registro en la ciudad de una inundación como la que se vivió el viernes último. Es la peor catástrofe de su historia derivada de la acción del agua, a pesar que a lo largo de su existencia supo de repetidos desbordes del arroyo Napostá como consecuencia de las lluvias registradas en su cuenca.
Hasta 1951 Bahía Blanca no tenía una respuesta adecuada a una situación de lluvias de más de 30 milímetros, con el cauce del Napostá lejos de tener la capacidad adecuada y el Maldonado con tierra en el parque de Mayo.
Entre las muchas inundaciones de las que se tiene registro, la primera ubicable, en 1883, afectó las obras que realizaba el ferrocarril y obligó a dilatar su llegada a la ciudad, las dos más importantes datan de 1933 y 1944, ambas como consecuencia de las crecidas generadas por precipitaciones en la cuenca alta
Disparos de arma
Eran las 23.45 del 18 de marzo de 1933 cuando el Napostá desbordó a la altura del parque de Mayo, avanzando sobre el paseo e inundando el área comprendida entre el arroyo y el eje Zelarrayán-San Martín.
“El agua crecía en forma tal que en una hora ocupaba la avenida Alem, las calles Mitre y 12 de Octubre y empezó a llenar el barrio bajo, desde Soler cubriendo todas las calles hasta la Estación de la avenida Cerri. Se oían pedidos de auxilio, disparos de arma de fuego indicando peligro, carros queriendo cruzar las calles convertidas en arroyos, decenas de familias reclamando ayuda”, detalló este diario.
Cuando a las 3 de la mañana el agua comenzó a descender, las villas tenían un metro de agua corriendo por sus calles e ingresando en las viviendas.
Esta situación toma hoy un sentido real, conociendo ahora por experiencia propia como son esas correntadas y lo que atraviesa la gente con el agua ingresando en sus hogares.
Sin internet, ni WhatsApp, ni tele, las historias sobre lo ocurrido corrían de boca en boca. Por caso la protagonizada por el médico Osvaldo Casanova y el propietario de LU2 Radio Bahía Blanca, Camilo Bertorini, cuando a las 12 de la noche decidieron trasladarse a los estudios de esa emisora, en Rodríguez y avenida Alem. Iniciaron la marcha por Alsina y a poco que tomaron la avenida fueron rodeados por el agua, que les impidió avanzar y los dejó en una preocupante situación, hasta que fueron rescatados por ocasionales transeúntes.
En Villa Mitre, el mal estado de las vías hizo descarrilar la línea 9 del tranvía eléctrico en la esquina de Alberdi y Garibaldi. El coche se convirtió en improvisado refugio para las familias evacuadas, muchas de las cuales que pasaron la noche en su interior.
Un renglón aparte para las versiones que de inmediato ganaron la calle. Se aseguraba que se había ahogado el señor Lavarello, propietario del bar ubicado en el parque, que en Villa Mitre había varios desaparecidos y otras “infinitos rumores”.
El último empujón
El 8 de abril de 1944 la ciudad sufrió la considera última gran inundación, la cual derivó, cuatro años después, en la realización de las dos grandes obras hídricas: el dragado y ensanche del Napostá y la construcción del aliviador Maldonado.
Mientras los diarios locales daban cuenta del “inminente desembarco de las fuerzas aliadas en la costa francesa”, Bahía Blanca era invadida por las aguas del Napostá, cuyo cauce estaba completamente desbordado luego de registrarse lluvias de 300 milímetros a lo largo de toda la cuenca a lo largo de dos días. La inundación afectó a Villa Mitre, Tiro Federal y otras barriadas que por su ubicación cercana al arroyo estaban expuestas a esa situación.
A las 7 de la mañana el agua comenzó a correr por Catón (hoy Agustín de Arrieta) y Mateotti (hoy Remedios de Escalada), avanzando sobre Villa Obrera, Tiro Federal, Villa Mitre y Bella Vista. Gradualmente fue creciendo hasta alcanzar su mayor altura cerca del mediodía.
Con vehículos de tracción a sangre, policía y bomberos comenzaron las tareas de rescate.
“Debieron ser auxiliadas numerosas familias que vieron sus casas completamente invadidas por las aguas, encaramándose muchas en los techos, sufriendo la lluvia que caía en forma intermitente”, detalló este diario.
Si bien en la ciudad no hubo víctimas fatales, sí las hubo en la zona. Fue dramático lo ocurrido en Sierra de la Ventana, donde dos reconocidos vecinos bahienses –Patricio Harrington y Rodolfo Régoli, ambos de paseo en esa localidad-- murieron arrastrados por las aguas. También hubo fallecidos en Paso Mayor, Saldungaray y Tornquist.
Lo ocurrido en 1944 fue clave para que el gobierno provincial decidiera llevar adelante las obras necesarias para evitar las inundaciones.
Cuando en febrero de 1945 nuevamente desbordó el arroyo, “generando horas de angustia en las villas”, la iniciativa terminó de tomar forma. Se describió entonces de singular manera al Napostá y la suerte atada a su correntada.
“Un arroyuelo de mansa presencia que en ocasión de lluvias torrenciales o continuas se convierte en torrente impetuoso que siembra y expande la ruina y la muerte, como si un mandato trágico debiera cumplirse inexorablemente sobre la ciudad”.
La obra
En noviembre de 1948, desde el balcón del teatro Municipal, Eva Duarte de Perón anunció las obras necesarias para no sufrir más las inundaciones. Ese año, la Dirección de Hidráulica provincial definió la canalización, rectificación y el embalse del Napostá y la construcción del canal Maldonado, en lo que se presentó como una “obra de regulación parcial” de las crecientes.
El ingeniero Félix Laghman diseñó la obra estimando lluvias posibles en los siguientes diez años y estableció que entre los dos arroyos debían evacuar 300 m3/s de agua. De ese total, 260 m3/seg serían derivados al Maldonado y 40 m3/s al Napostá. El embalse del Napostá a la altura del puente Canessa serviría para regular caudales mayores.
Las obras comenzaron en febrero de 1948 y se dieron por terminadas en julio de 1951. Sobre el Maldonado quedaron habilitados cuatro de los 12 puentes proyectados.
El embalse, se sabe, nunca se realizó, con lo cual una lluvia en la zona serrana de 150 mm que se registre en pocas horas superará la capacidad de desagüe disponible. El problema no es el milimetraje sino el tiempo en que se verifique. Si las lluvias se dan a lo largo de uno o dos días, la situación es diferente, menos preocupante.
Como dato de color, la idea de embalsar el Napostá tiene 120 años. Fue presentada por primera vez en 1904, por el diputado Tomás López Cabanillas ante el gobierno provincial.
En octubre de ese año llegó a la ciudad el ingeniero Agustín Delgado, de obras públicas bonaerense, para recorrer el arroyo y disponer la ubicación conveniente.
“Es de felicitarse por este principio, que presume será una pronta realidad para la irrigación y la prosperidad segura de chacras, quintas y huertas”, señaló este diario. Mala presunción.
Lo ocurrido
La inundación del pasado viernes 7 de marzo es completamente atípica y diferente a las de 1933 y 1944 desde el momento en que los desbordes fueron generados por lluvias producidas en la ciudad.
Si además hubiese llovido una cantidad similar en la zona serrana, las consecuencias hubiesen tenido dimensiones colosales.
Ahora, ¿es posible anticipar una lluvia semejante? Según el SMN la respuesta es no. Una precipitación de 240 milímetros en seis horas puede ocurrir, eventualmente, una vez cada cien años.
“Lo sucedido no tiene cálculo posible de recurrencia, es inédita”, indicaron.
La precipitación exigió evacuar entre 400 y 500 m3/seg, con lo cual el Maldonado desbordó y cuando las aguas del Napostá se encontraron con la reducida entrada al entubado en calle Casanova, buscaron su curso histórico por encima del entubado, ganando las calles adyacentes.
Paso Piedras ni se enteró
El embalse de Paso de las Piedras ni se enteró del agua que se juntó en la ciudad. No hubo lluvias en la cuenca del Sauce Grande. El 7 de marzo la cota del lago estaba en 156,96 metros sobre el nivel del mar (msnm). Cuatro días después, 11 de marzo, había ganado 60 centímetros, alcanzando los 157,56 msnm.
Sí revirtió la tendencia a la baja que venía teniendo durante el verano y superó la cota de 157,32 registrada el primer día del año.
Otro dato ayuda a entender la cantidad de agua que juntó la ciudad y que mayormente el Maldonado transportó durante casi cinco días.
Si bien el cálculo es a grandes rasgos, la lluvia de 400 mm supone juntar 40 centímetros de agua. Si se asume que llovió en todo el partido de Bahía Blanca –que ocupa 3.500 km2— cayeron 920 millones de metros cúbicos de agua, equivalente a tres embalses de Paso Piedras en su máxima capacidad. También esa cantidad podría atender el consumo de agua de Bahía Blanca y Punta Alta (industrias incluidas) durante diez años.
Toda esa agua, camino al mar.
Fuente:
Mario Minervino, Aunque ésta fue la peor de todas, las inundaciones son una marca en la historia de la ciudad, 15 marzo 2025, La Nueva.
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