Militares observan la prueba nuclear Able, en Bikini el 1 de julio de 1946. Foto: NHHC |
Daniel Ellsberg presentó un libro sobre la política nuclear de Estados Unidos. En 1971 mostró los Papeles del Pentágono y en los próximos meses Steven Spielberg estrena un filme sobre el caso.
por Alberto López
Girondo
El primer gran
“filtrador” de información secreta de Estados Unidos, Daniel
Ellsberg, alerta sobre el riesgo para la humanidad que representa el
poder nuclear de Estados Unidos en manos de Donald Trump.
Ellsberg es un
activista por la paz de 86 años que saltó a la fama por haber
revelado en 1971, cuando trabajaba para el gobierno, la friolera de
7000 documentos del Pentágono sobre las mentiras que habían llevado
a la guerra de Vietnam y la imposibilidad de que Estados Unidos
pudiera ganar esa contienda.
El caso fue
paradigmático y este ex analista de la Rand Corporation sigue siendo
hoy un punto de referencia para Chelsea Mannig y Edward Snowden, los
casos más conocidos de estos últimos años. Ahora, Ellsberg acaba
de publicar “The Doomsday Machine: Confessions of a Nuclear War
Planner” (La Máquina del día del Juicio Final. Confesiones de un
planificador nuclear) y espera que Steven Spielberg entrene en unos
meses The Post.
El filme cuenta
los avatares de la prensa con el gobierno de Richard Nixon y como
aquella filtración terminó con un fallo de la Corte Suprema que
levantó la prohibición de las autoridades para su publicación. Los
papeles principales están cubiertos por Tom Hanks y Meryl Streep
como los editores del Washington Post de la época.
No sería la
primera película sobre el caso que levantó tanta polvareda en
Estados Unidos en esos años de pacifismo en las calles, muy poco
antes de que estallara el escándalo de Watergate. En 2003, Rod
Holcomb dirigió Pentagon Papers, con James Spader haciendo de
Ellsberg, y Claire Forlani como la que sería su esposa, Patricia, en
los roles principales.
Patriotismo y
ética
Ellsberg era un
ex marine egresado de Harvard que había ingresado a trabajar en la
Corporación Rand y se especializó en energía nuclear en trabajos
para la contratista de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Como
parte de su tarea en el Pentágono, fue asistente del secretario de
Defensa Robert McNamara y tuvo a su cargo un estudio de inteligencia
para determinar por qué razones las tropas estadounidenses se habían
paralizado en Vietnam y cuáles eran las posibilidades de ganar la
guerra.
Se había
recibido en Economía con galardones mediante una tesis relacionada
con la teoría de la decisión que llevo al descubrimiento de la
llamada Paradoja de Ellsberg, que explica que cuando una persona debe
escoger entre dos opciones, la mayoría se inclina por la
probabilidad más conocida. No necesariamente la mejor.
Hasta ese momento
en el Extremo Oriente las decisiones habían estado en manos de
militares, el ministro del demócrata Lyndon Johson quería probar
con alguien “de otro palo”; con una mirada diferente sobre la
problemática.
Fue así que
Ellsberg viajó a Vietman y se puso nuevamente uniforme de combate,
para ver in situ y desde su patriotismo naïf, lo que estaba
ocurriendo en aquel alejado rincón del mundo por donde se
escabullían ingentes recursos humanos y económicos del país y cómo
revertir la situación.
Su informe
reflejó un hecho que la dirigencia no quería asumir: que la guerra
no se podía ganar y para peor, que había sido iniciada a base de
mentiras, lo que chocaba con el sistema moral de Ellsberg.
Pero nadie en el
gobierno -ya estaba Nixon en el poder- ni en el Congreso quería
hacerse cargo de enfrentar la dura realidad por temor a las
consecuencias políticas.
Solo cuando vio
el discurso de Randy Kehler, un joven que estaba a punto de ser
detenido por su militancia antiVietnam, entendió el atribulado
analista que debía dar un salto y revelar a la ciudadanía lo que
había descubierto, aunque eso enlodara a varias administraciones
desde 1945 en adelante.
Así fue que
comenzó a hacer copias de 7000 páginas de su informe, elaborado con
documentación sensible a la que había tenido acceso exclusivo, y lo
llevó a periodistas del The New York Times y el Washington Post.
Libertad de
prensa
Los primeros
documentos se publicaron en el NYTimes el 13 de junio de 1971. El
gobierno de Nixon presentó una demanda para evitar que siguieran
publicando y ordenó espiar al “whistleblower” (soplón en
términos mafiosos) para buscarle alguna rendija por donde apresarlo
o denigrarlo.
Así, llegaron a
robar los archivos del psicólogo de Ellberg. Fueron los mismos
“plomeros” que luego ingresarían al edificio Watergate de
Washington donde se reunía la cúpula de los demócratas antes del a
elección de 1972.
El ya decidido
pacifista fue detenido y acusado de traición a la patria. Durante el
juicio se supo que el FBI y el gobierno de Nixon intentaron desde
incriminarlo en el consumo de drogas o contaminarle la comida con LSD
antes de un discurso para hacerlo aparecer como un drogón
irreversible. Por razones como esas, finalmente fue absuelto en mayo
de 1973.
Luego de varias
décadas como activista y militante de los derechos civiles y
ciudadanos, Ellsberg fue un faro para otros “filtradores”, como
el soldado Bradley Manning, quien en 2010 entregó miles de
documentos y un video comprometedor sobre las tropelías de las
tropas de Estados Unidos en Irak. También Manning terminó preso y ya
convertida en Chelsea Manning fue indultada por Barack Obama, el
mismo presidente que la había hecho detener, antes de entregar su
cargo a Trump, en enero pasado.
El otro gran
"revelador" fue el también analista, aunque informático,
Edward Snowden, quien mostró como la agencia NSA espía a todo el
mundo y en todo el mundo desde los sistemas de redes asentados en
servidores estadounidenses.
Snowden, al tanto
de las consecuencias de sus actos en defensa del derecho a la
intimidad, mostró esos documentos ultrasecretos a periodistas del
británico The Guardian desde una habitación de un hotel en Hong
Kong y pidió refugio en Rusia para no terminar igual, o peor.
En cuanto a la
última publicación de Ellsberg, acaba de presentar en Estados
Unidos un libro donde desde el título ironiza sobre una película
satírica protagonizada por Peters Selles en los 60.
Allí, en The
Doomsday Machine recuerda que en aquellos aciagos años de su
juventud tenía mucha más información para sacar a la luz, pero que
prefirió lo más urgente que era lo relacionado con Vietnam. Pero
dejó en el tintero la política nuclear que siguieron los diferentes
gobiernos desde el que ordenó lanzar las bombas sobre Nagasaki e
Hiroshima, Harry Truman.
Cuenta detalles
del famoso incidente entre el líder soviético Nikita Kruschov y el
presidente John Kennedy en torno a los misiles desplegados en Cuba
que pudo llevar el holocausto nuclear en 1962.
Y señala que
cualquier mandatario está a cuatro minutos de desatar la más
terrible de las guerras con sólo seguir la máxima que sigue
imperando en Washington, “atacar primero aunque no hayamos sido
atacados”.
Las amenazas de
Trump contra Corea del Norte y en general el tono desafiante del
empresario devenido en presidente de Estados Unidos desde el 20 de
enero de 2017 y su promesa de incrementar el poderío de las Fuerzas
Armadas despertaron la necesidad de mostrar la otra parte de los
Papeles del Pentágono que habían permanecido dormidos por 46 años.
Fuente:
Alberto López Girondo, Filtró documentos de la Guerra de Vietnam y ahora señala el peligro de Trump con el botón nuclear, 11/10/17, Tiempo Argentino.
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