Foto: Mrcukilo - Trabajo propio. |
por Silvana Buján
Todos saben que para que una central nuclear funcione debe tener a la mano un curso de agua, sea un río, un lago o el mar. Recordemos la histórica bajante del Paraná, cuando al quedar su nivel en Atucha por debajo de lo que el manual indicaba como seguro… modificaron el manual, en una suerte de pensamiento mágico de que, si cambio los límites en el manual, eso va a ser correcto en el mundo real. En fin, que este episodio hace ya como dos años, marcó una luz roja en términos de cambio climático y centrales nucleares.
Europa está en este tórrido verano atravesando una sequía histórica, y se las ve negras con sus centrales nucleares. Varios países están analizando cómo la población podrá ahorrar agua para poder usarla en la refrigeración de sus reactores.
Cuando en los 60, 70 y 80 del siglo pasado (hasta Chernobyl) se produjo el boom de la construcción de centrales en todo el mundo. En aquel momento, quien hablase de crisis climática, poco menos que era encerrado por loco. De ahí que a nadie se le ocurrió que semejante usina podía estar en riesgo debido a la escasez de agua. La gran mayoría de los reactores nucleares en Europa dependen del agua de los ríos para mantener su temperatura a un nivel adecuado que les permita funcionar. Y pueden pasar dos cosas: la que se acaba de imaginar (y que Uruguay está sufriendo ahora y menos mal no tiene centrales nucleares) que es que los ríos bajen su caudal o se sequen. O bien, que el cambio climático los caliente y ya no lleguen a cumplir su rol de refrigerantes. El cálculo de intercambio de calor con el cual fue construido el reactor, contempla un río frío, no un río de menos agua y recalentado por el calentamiento global. Si la temperatura ambiente es muy alta, no puede usarse para refrigerar reactores y, como sucedió en Francia durante semanas el año pasado, hay que apagarlos.
Esa situación mostró a su vez dos cosas: que no hay caso y hay que apagar los reactores si la cosa se pone seria. Y, por otro lado, que Francia, con unos cuantos reactores apagados durante meses, no se derrumbó, demostrando que el bloque genera suficiente electricidad para no recurrir a la mitad de la potencia atómica durante meses sin tener que sufrir apagones.
En fin, que si creemos que lo que hoy pasa será lo que siempre pase, estamos pasados de moda. Con el cambio climático, hay que replantearnos una enormidad de cosas: desde barreras sanitarias hasta aumento del nivel del mar, y por qué no, ir apagando las centrales nucleares de potencia de una buena vez.
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