jueves, 26 de enero de 2023

Cada región cordobesa tiene su propio drama con la sequía extrema

Diques, arroyos y lagunas secos; cortes en el servicio de provisión de agua; limitaciones a la construcción, y pérdidas productivas: el impacto es múltiple. También afecta al turismo, aunque esto se quiera silenciar. Un repaso por los lugares más complicados en la provincia.

A 20 kilómetros al este de La Carlota, la laguna Brava, un centro de pesca que abarcaba unas 100 hectáreas, conserva apenas un hilito de agua. Es una de las imágenes más dramáticas y elocuentes de la sequía extrema que atraviesa la provincia y que tiene impacto en cada región. En La Carlota, afecta la actividad ganadera y dejó sin un espejo ictícola un muy rico desierto.

Era una laguna a la que venía gente de todos lados a pescar, realmente era famosa. Carpa, pejerrey, bagre, palometa, eran comunes acá, pero se han muerto muchísimos. Nunca la vimos seca así”, lamenta Carlos Gaño, empleado rural de una estancia cercana.

Los vecinos del paraje Olmos, situado a unos cinco kilómetros, comentan que la sequía dejó sin pasturas a la hacienda y provocó la mortandad de peces y la desaparición de la fauna autóctona en la zona de la laguna. En los canales que la alimentaban, sólo se ven la tierra resquebrajada, malezas y desechos.

Cuentan que, años atrás, la laguna crecía tanto que hasta se han ahogado personas en ella. “Hubo años en que pasaba agua sobre el puente; ahora se ven los pilotes”, señalan.

A pequeños productores de la zona se les han muerto animales atascados en el barro. Los escuchaban gemir, balar, porque no podían salir del fango y tuvieron que sacrificarlos.

La situación se repite en otras lagunas de la región (Camoati, Las Tunitas) y más al sur, en el llamado Bajo de Fornasari, a unos ocho kilómetros de Huinca Renancó, que al igual que La Brava fueron centro de actividad pesquera. El calor, el guadal, el olor nauseabundo por los peces muertos y el agua estancada configuran un cuadro desolador que los pobladores de la zona nunca olvidarán.

Según el Inta La Carlota, en diciembre, el promedio histórico de lluvias está en 120 milímetros, y el año pasado apenas cayeron 39.

Sequía en Sierras Chicas

La región de Sierras Chicas viene padeciendo una gran sequía, y lo poco que llueve no alcanza a llenar los reservorios de agua, los ríos y los pozos están secos y los municipios reparten agua en camiones. Sumado a esto, la bajante del dique La Quebrada, que abastece a Río Ceballos, a Unquillo y a Salsipuedes, es preocupante: el viernes alcanzó los 13,64 metros por debajo del nivel del vertedero.

Las ciudades (en emergencia hídrica) adoptaron algunas medidas para paliar la situación y cuidar el recurso, entre ellas, cortes sectorizados del servicio, la suspensión de nuevas conexiones y extensiones de redes de agua, como es el caso de Río Ceballos, de La Granja y de Salsipuedes.

Además, en Unquillo, siguen suspendidos los cupos de agua a desarrollos inmobiliarios y se promueve la recuperación de pozos y fuentes posibles de utilizar; a la vez, el municipio realizó perforaciones profundas y hará otras en febrero.

A su vez, la Municipalidad de Salsipuedes informó que se realizan maniobras de interconexión entre los acueductos Sur (La Quebrada, Río Ceballos) y Norte (en construcción), y de limpieza de los caños del tendido del acueducto Sierras Chicas Norte, que abastecerá primeramente a la ciudad (está previsto para enero) y luego al resto. Ante este panorama, las cooperativas y los municipios piden extremar los cuidados del agua potable.

Yacanto, la más complicada en Calamuchita

Villa Yacanto, una localidad de unos cuatro mil habitantes ubicada al pie del cerro Champaquí, es la más complicada por la sequía en el turístico Valle de Calamuchita. Se declaró en emergencia hídrica desde diciembre pasado hasta marzo.

Desde ese momento, “están restringidas las nuevas conexiones a la red de agua, prohibido el llenado de piscinas domiciliarias, y se asegura el aprovisionamiento para vecinos que lo necesiten”, señaló Rodolfo Musumeci, secretario de Coordinación y Planificación estratégica del municipio y hermano del intendente.

Hay un proyecto de obra en marcha, en la primera semana de febrero será la apertura de sobres para la licitación pública del acueducto río del Durazno a Villa Yacanto”, señaló el funcionario. Con esta obra, esperan que mejore el panorama.

Un año atrás, la grave situación con familias y con emprendimientos turísticos sin agua en plena temporada motivó una manifestación de vecinos, que visibilizó la problemática y exteriorizó el malestar con el municipio. En ese momento, también se declaró la emergencia hídrica, de diciembre de 2021 a marzo de 2022.

El lunes pasado, un grupo de vecinos presentó una nota al titular de la Administración Provincial de Recursos Hídricos (APRHI) en la que informaba de la “preocupante y angustiante situación que vive la comunidad en relación con la problemática del suministro de agua” y le solicitaba “asistencia técnica” para elaborar un proyecto integrado de agua potable para Villa Yacanto.

La nota fue acompañada por 94 firmas, pero luego siguieron sumando apoyo a la iniciativa y lograron casi 400 rúbricas de adhesión.

En nuestra localidad, el crecimiento poblacional y de loteos ha sido exponencial. Una de las causas de la falta de agua, además de la propia naturaleza, ha sido la irresponsable autorización municipal para la instalación de dichos loteos y la realización de construcciones, sin prever la provisión de agua”, indica la nota dirigida al APRHI, en la que el vecino Cristian Sosa Barreneche asume la representación del grupo.

Yacanto se abastece a través de una red con captación superficial de arroyos y vertientes, y varios domicilios cuentan con pozos de agua.

Esto también pasa en otras localidades del valle. “Estamos con consumos al máximo, con faltante de presión de noche, pero abastecemos de forma normal; si bien el lago está bajo y el río (Los Reartes) no ha recuperado nada porque ha habido poca lluvia, alcanza para el abastecimiento. El mensaje es que usemos el agua con responsabilidad. La sequía de muchos días, la ola de calor y el pueblo lleno de turistas son un combo complicado”, señaló Diego Paguaga, jefe de redes de la Cooperativa de Aguas de Villa General Belgrano, entidad que brinda el servicio.

Paguaga admitió que, más que la sequía y las cuestiones de la naturaleza, la problemática está vinculada con un crecimiento marcado de demanda registrado en los últimos años, que no pudo ser acompañado por las obras de infraestructura necesarias.

Limitaciones en Punilla

El lago San Roque vive una de las peores bajantes de los últimos 10 años. Las lluvias caídas en las últimas semanas mejoraron un poco la situación de los ríos que aportan al embalse cuyo nivel de este viernes estaba cinco metros por debajo del nivel del vertedero.

Desde noviembre pasado, la mayoría de los municipios de la cuenca comenzaron a tomar medidas para enfrentar la crisis.

Carlos Paz, por caso, anunció una alerta naranja para el consumo, que no implica multas ni prohibiciones y es una simple advertencia.

Los demás municipios del sur de Punilla la imitaron porque dependen de la provisión que les ofrece el municipio de la villa serrana, que desde hace un año y medio tiene a su cargo la prestación del servicio de agua para su ciudad y la captación y tratamiento para sus vecinas.

En el norte de Punilla, la crisis es más grave. Capilla del Monte comenzó a buscar agua a través de perforaciones y en los últimos días tuvo éxito en una de las tantas pruebas que llevó a cabo.

La Cumbre fue noticia luego de que el intendente Rubén Ovelar anunció que se suspendían las nuevas construcciones hasta que hubiera una solución a la provisión de agua. El dique San Jerónimo es la postal más dura de la crisis hídrica en esa ciudad: prácticamente ha desaparecido.

La crisis hídrica golpea en medio de una temporada de verano. Intendentes y secretarios de Turismo prefieren no hablar del tema por miedo a que se caigan reservas.

Tulumba, otra vez en problemas

Villa Tulumba estuvo en emergencia hídrica durante ocho años consecutivos, entre 2010 y 2018. Cinco años más tarde, vuelve a estar en problemas más allá de que se hicieron algunas obras para incrementar el caudal para proveer a la zona urbana.

Al histórico pozo con que cuenta en el pueblo, se añadió un acueducto que trae agua desde el río Fierro. Pero, en ambos casos, la bajante de agua es tan importante que hay momentos del día en que no hay provisión posible.

El intendente Sebastián Peralta señaló que, en la actualidad, están llevando agua a 126 familias de la zona rural y que, para hacerlo, tienen que recorrer alrededor de 80 kilómetros.

Hubo semanas en que, si no llovía, se nos agotaba el recurso. El pozo del pueblo está bajo y la gente tiene agua la mitad del día porque vamos sectorizando. Abriendo y cerrando válvulas, podemos hacer que una vez al día le llegue el agua a la gente por tres o cuatro horas para llenar sus tanques”, explicó Peralta.

Con un camión, vienen haciendo la distribución del agua en los parajes rurales y con otro, el llenado de piletas para que no se utilice el agua de la red.

Es un enorme presupuesto entre choferes, combustible, reparación de camiones, y a muchas familias se les ha secado el pozo con que contaban en su vivienda rural”, añadió el jefe comunal.

La papa, la preocupación en Traslasierra

La sequía en Traslasierra se hace sentir particularmente desde 2020, pero hoy es menos intensa que los dos veranos anteriores. Desde octubre hasta ahora, las lluvias han sido menos que las que se esperaban, y la crisis es evidente.

Como un indicador, desde el Consorcio de Regantes Dique La Viña, Jorge Gasser apuntó: “En 2022, entregamos sólo el 40 por ciento del agua que se estipula para la zona de riego, no hubo más, y ahora harían falta varias lluvias torrenciales antes de fin de enero para recuperar el nivel; no está tan mal, pero tampoco estamos tranquilos”.

Con un nivel, este viernes, de 86,6 metros (de los 99 metros que tiene), el dique La Viña es el “tanque de agua” del valle, sobre todo de la zona baja. Su dotación debe alcanzar para nutrir todo el año a varias localidades que suman unos 100 mil habitantes, y para regar más de 11 mil hectáreas de cultivo. “El 90 por ciento del área de cultivo es de papa, una producción que tiene dos cosechas por año y requiere mucha agua” dice Gasser. Y agrega: “El 99 por ciento del riego se realiza por inundación, una modalidad en la que hay un gran derroche, algo que debería cambiarse”. Los cultivos con riegos por aspersión o goteo representan un porcentaje ínfimo.

Entre los municipios, no ha habido una reacción oportuna a la crisis. El de Nono ha sido uno de los pocos en decidir el cuidado especial del agua de red. El intendente Mariano Ceballos resume: “El 28 de noviembre, estipulamos multas onerosas a quienes llenen piletas, rieguen veredas, laven autos o derrochen el agua potable de cualquier modo”.

La zona de Mina Clavero y Villa Cura Brochero multiplica casi por tres su población en verano. Pero no se han presentado problemas en la provisión de agua, administrada por una cooperativa.

Colaboraron: Benita Cuellar, Carina Mongi, Claudio Minoldo, Miguel Ortiz y Fernando Agüero.


Entrada relacionada:

Sequía y calor: la triple Niña entrega registros extremos de crisis hídrica y de consumos de luz y de agua

Fuente:

Cada región cordobesa tiene su propio drama con la sequía extrema, 22 enero 2023, La Voz del Interior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario