martes, 15 de diciembre de 2020

La ejecución de microembalses de retardo, en la mira

En qué consisten algunas de las obras públicas cuyos montos ahora están bajo sospecha en medio de la investigación por la usina de “facturas truchas” desbaratada meses atrás.

por Claudio Minoldo

En la última década, los mansos arroyos y ríos serranos del departamento Colón mostraron su ferocidad durante las crecidas y arrasaron con todo lo que hallaron a su paso: viviendas, puentes y vidas. Cambiaron sus márgenes, cauces y cursos y obligaron a las autoridades a pensar en obras para morigerar sus efectos devastadores.

Una de esas soluciones llegó de la mano de un método relativamente sencillo y económico: la construcción de microembalses o lagunas de retardo. ¿En qué consisten? Se toma un terreno con pendiente y se elige su parte más baja para levantar allí un muro de contención, de tierra compactada, que detendrá durante un tiempo el recorrido del agua.

En la parte inferior de cada minidique se colocan unos tubos de fibrocemento que van regulando la cantidad de agua que alimenta las subcuencas y cuencas de arroyos y ríos. Tras una lluvia grande, el agua que circularía en pocas horas llega a demorarse hasta 40 horas, porque cada microembalse permite regular cuánta agua circulará.

Cada obra implica movimiento de suelo realizado con retroexcavadoras y rodillos de compactación, más la colocación de los tubos de drenaje. La mano de obra es mínima y cada microembalse se construye en pocos días. Cada laguna de retardo debe ser ubicada estratégicamente, y para que funcionen en red deben construirse cientos de ellas.

Los especialistas apuntan a que se trata de una medida paliativa intermedia que, en combinación con terrazas de nivel y con diques de mayor tamaño -como el dique La Quebrada, en Río Ceballos-, solucionaría muchos de los problemas que la provincia ya vio tras las extraordinarias crecidas de 2015, que hicieron desastres en Sierras Chicas.

Muchas de las obras camineras e hídricas que se ejecutaron durante la última década en diferentes zonas rurales y serranas del departamento Colón se canalizaron a través de la Comunidad Regional, que operaba como intermediaria entre los ejecutores de las obras y reparticiones del Gobierno, como Vialidad Provincial, Ministerio de Agricultura y Ministerio de Agua, Ambiente y Servicios Públicos.

Varias obras de entre un millón y dos millones de pesos se canalizaron de esta forma. Y desde el entorno de la Comunidad Regional se afirma que en la mayoría de los casos las obras ya venían “cocinadas” en cuanto a quiénes las ejecutarían y quiénes harían la conducción técnica de la obra.

Aguas arriba de los ríos Carnero, Saldán, Santa Catalina, Pinto y Salsipuedes, entre otras, fueron centrales en la ejecución de lagunas de retardo por un monto de 32,7 millones de pesos entre 2014 y 2018. La mayoría de esas obras fueron ejecutadas y rendidas, excepto algunas que fueron materializadas a través de consorcios de suelo -es el caso de los microembalses de las cuencas Mula Muerta y Carreta Quemada- a los que -se sostiene- les adeudan desembolsos por las obras realizadas.

Fuentes con acceso a la administración de la Comunidad Regional aseguraron que el Gobierno de Córdoba autorizó la mayoría de los desembolsos sin que se hubiesen hecho las inspecciones correspondientes para justificar la existencia o no de las obras facturadas. También, que algunas decisiones tomadas por las nuevas autoridades de la Comunidad Regional motivaron la renuncia de personal de la secretaría que llevaba más de una década en esa función.


Fuente:

Claudio Minoldo, La ejecución de microembalses de retardo, en la mira, 13 diciembre 2020, La Voz del Interior.

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