Se
debe al intenso uso actual de agroquímicos, pero también a la
persistencia de pesticidas ya prohibidos. Representa un riesgo muy
alto para la vida acuática, según un estudio científico.
por
Lucas Viano
La
presencia de plaguicidas actuales, como la cipermetrina y también
otros ya prohibidos por su alta toxicidad, como el endosulfán, hace
del río Suquía la cuenca hídrica más contaminada con pesticidas
de la pampa argentina.
El
dato surge de una revisión realizada por investigadores del Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). La
conclusión es que el río que atraviesa la ciudad de Córdoba
representa un riesgo muy alto para la vida acuática.
El
trabajo recopiló estudios científicos que analizaron la presencia
de insecticidas y de herbicidas en 66 puntos de ríos de las
provincias de Córdoba, de Buenos Aires, de Santa Fe y de Entre Ríos
en los últimos 12 años.
Con
estos datos se calculó un coeficiente de riesgo; esto es, una
relación entre la concentración de plaguicidas medida en los sitios
y la concentración que se sabe que es tóxica para la vida acuática.
El
cálculo se hizo tanto para plaguicidas de uso actual como para
plaguicidas totales, es decir, incluyendo sustancias que ya están
prohibidas.
De
los 66 puntos, 13 presentaron un muy alto riesgo para la vida
acuática si se tienen en cuenta sólo los plaguicidas actuales. La
cifra sube a 22, si en la cuenta también se incluyen los productos
que ya están prohibidos.
Las
mediciones en el río Suquía fueron las más altas si se consideran
concentraciones de plaguicidas totales. En tanto, para el río
Ctalamochita, el riesgo fue medio.
Fernando
Iturburu, investigador del Conicet en Mar del Plata, fue el primer
autor del trabajo. Explica que los datos para el Suquía también son
muy altos si sólo se tienen en cuenta los plaguicidas actuales,
aunque son parecidos a los encontrados en el río Paraná y en el
norte de la provincia de Buenos Aires.
Valeria
Ame, investigadora de Conicet y de la Universidad Nacional de
Córdoba, codirigió el trabajo de Iturburu. Asegura que los niveles
detectados en el Suquía pueden ser consecuencia de la historia de
uso de plaguicidas en la cuenca y que todavía están presentes
compuestos de alta toxicidad ya prohibidos.
“Es
esperable que con el tiempo los agroquímicos ya prohibidos vayan
decayendo y por lo tanto baje el riesgo. Los nuevos plaguicidas que
se incorporen, por lo general, son más amigables con el ambiente
porque son más biodegradables y menos tóxicos”, explica.
Iturburu
aclara que este estudio no habla de riesgo para las personas. “Si
bien los seres humanos estamos en contacto con el agua y la
consumimos, no somos organismos acuáticos”, detalla.
De
todas formas, asegura que los datos de este estudio son una señal
para profundizar las mediciones y eventualmente tomar decisiones de
protección de la cuenca.
El
estudio fue publicado hace algunas semanas en la revista científica
Science of the Total Environment.
Las
sustancias
Entre
los pesticidas de uso actual evaluados, están la cipermetrina, el
glifosato, la atrazina y el clorpirifós. También se tuvo en cuenta
el endosulfán, un insecticida prohibido en 2013, pero que persiste
por mucho tiempo en el ambiente.
La
cipermetrina es el insecticida que más aporta al riesgo para la vida
acuática en el Suquía. Ame explica que, si bien se usa en
agricultura y en el cinturón verde, también es de uso doméstico en
plazas, en patios y en jardines.
“Las
concentraciones de cipermetrina son muy similares en La Calera, antes
de que el río ingrese a la ciudad de Córdoba, y aguas abajo de Bajo
Grande hasta La Para”, explica.
Para
la investigadora sería necesario promover el buen uso en prácticas
agropecuarias tanto en los campos como en el cinturón verde y
mejorar los controles del estado, pero también brindar información
a la población en general que también utiliza los plaguicidas en su
casa.
Para
Iturburu, sería importante que el Estado generara programas de
monitoreo para mejorar la gestión de aquellas cuencas en las que se
necesite tomar medidas.
“En
otros países existen agencias estatales que tienen programas de
monitoreo permanentes, o bien generan información acerca de la
toxicidad de estos compuestos, y esos datos están disponibles”,
explica.
Con
más información, se puede hacer una evaluación de riesgo más
precisa y representativa de lo que pasa en los ambientes y tomar
mejores decisiones, asegura el investigador.
Contaminación
cloacal
Pero
el Suquía no sólo recibe agroquímicos. La falta de cloacas en la
zona de las Sierras pega fuerte en la salud del lago San Roque. Y
también recibe el equivalente a un río Suquía de efluentes
cloacales mal tratados en la salida de la planta de Bajo Grande,
aguas abajo de la ciudad de Córdoba. Por esta causa, ya hace cinco
años que se declaró al río en emergencia ambiental.
Las
buenas prácticas agropecuarias, el comienzo
“En
la actualidad existen formas de reducir el uso de agroquímicos. Las
buenas prácticas agropecuarias (BPA) que impulsa la Provincia son el
comienzo”, dice Juan Pablo Ioele, jefe de la agencia de extensión
rural del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) en
Corral de Bustos.
Para
Ioele, el modelo de producción con alta dependencia en los
agroquímicos está en extinción.
“Los
países más desarrollados demandan alimentos producidos de manera
sustentable. China es la que sostiene la agricultura con
agroquímicos”, dice.
El
especialista también asegura que hay un cambio generacional en las
familias de productores. “El hijo del propietario tiene otra
conciencia”, asegura.
Las
BPA que promueve el Gobierno de Córdoba apuntan directa o
indirectamente a reducir el uso de agroquímicos. Si el productor se
suma al programa, recibe beneficios fiscales, entre otros.
Una
de las BPA es cumplir con la ley de agroquímicos. “Esto implica
utilizar receta fitosanitaria y no fumigar sin controles. También
restringe muchísimo el espectro de lo que se puede usar”, dice
Ioele.
Otras
BPA que reducen el uso de plaguicidas, según el técnico, son
impulsar la ganadería (“donde hay vacas, hay menos
fitosanitarios”, dice) e incorporar cultivos de cobertura, para no
tener que hacer barbecho químico.
Pero
Ioele asegura que, para lograr un modelo de producción sin
agroquímicos, también se tiene que educar al consumidor sobre su
importancia ambiental.
Fuente:
Lucas Viano, El río pampeano más contaminado con plaguicidas está en Córdoba, 25 agosto 2019, La Voz del Interior. Consultado 27 agosto 2019.
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