Científicos del
Conicet y de la UNC buscan aprovechar un mecanismo de simbiosis para
potenciar el crecimiento del durazno de campo, un árbol con
propiedades medicinales que está en riesgo de extinción.
El durazno de
campo o “sacha durazno” (Kageneckia lanceolata) es un árbol
autóctono de América del Sur y una referencia de las sierras de
Córdoba.
Pero está en
riesgo de extinguirse por la deforestación, el pastoreo doméstico y
la explotación excesiva de su madera, según la Unión Internacional
para la Protección de la Naturaleza (IUCN).
Científicos de
Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) propusieron una
estrategia original para potenciar el desarrollo de plantines,
expandir su población y recuperar bosques de esta especie.
Belleza forestal
El durazno de
campo, alcanza los cinco metros de altura. Destaca por su colorido
follaje y rápido crecimiento que lo hacen muy recomendado para
parquizaciones.
La corteza de la
planta se usa en medicina tradicional como antifebril, inductor del
vómito y antipalúdico.
Alejandra
Becerra, del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal
(IMBIV) de Conicet y la UNC, el enfoque se basa en la acción de los
llamados “hongos formadores de micorrizas arbusculares” o HFMA.
Estos hongos
tienen la capacidad de establecer una relación simbiótica con las
raíces de la mayoría de las plantas y promueven la formación de
unas estructuras que mejoran la absorción de agua, fósforo,
nitrógeno y micronutrientes del suelo.
Ensayos
preliminares
Los ensayos
preliminares en invernaderos han sido alentadores, según reportaron
Becerra y sus colegas en un trabajo publicado en el Boletín de la
Sociedad Argentina de Botánica.
A los seis meses
de ser tratados con los hongos, los plantines de durazno de la sierra
(procedentes de semillas recolectadas en las sierras de Córdoba)
presentaron una biomasa aérea dos veces mayor y triplicaron el
contenido de fósforo respecto de los no inoculados.
“Tenían
mejores hojas y tallos más largos”, sintetizó Becerra en
declaraciones a la agencia de noticias científica Cyta, de la
Fundación Instituto Leloir. Para la autora este trabajo “sienta
bases para preservar esta especie vegetal amenazada”.
Siguiente etapa
En una siguiente
etapa, los investigadores cordobeses se propusieron reforestar con
120 plantines de durazno de la sierra un predio de la Reserva Natural
de Vaquerías ubicada cerca de Valle Hermosa y perteneciente a la
UNC.
Allí estudiarán
cómo se comporta el inóculo bajo distintas condiciones de riego o
fertilización.
“Más adelante,
analizaremos los datos y reuniremos evidencias para diseñar
estrategias eficaces a fin de restaurar bosques de esta especie”,
concluyó Becerra, quien trabaja en el Laboratorio de Micología del
IMBIV y es investigadora independiente del Conicet.
Del trabajo
también participaron, Silvia Navarro Ramos y Daniel Renison del
Centro de Ecología y Recursos Naturales Renovables (CERNAR) y del
Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas (IIByT), que
depende del Conicet y la UNC.
Renison fue
elegido Cordobés del Año por La Voz del Interior en 2015. El
reconocimiento se le dio por su trabajo de reforestación que realiza
en las sierras de Córdoba.
Fuente:
Un árbol serrano en peligro podría salvarse gracias a un hongo, 15/02/19, La Voz del Interior.
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