El ingeniero forestal Martín Simón pone la lupa sobre la deforestación y la destrucción de los bosques a la hora de entender el drama que vive el norte de la provincia con las últimas inundaciones. "El país sueña con llegar algún día a las 100 millones de toneladas de granos, lo que sería magnífico en términos económicos, pero un desastre absoluto en términos ambientales", advierte.
por Andrés Actis
La naturaleza no
parece ser la única responsable de las inundaciones que sufre el
norte de la provincia. El hombre y su ambicioso modelo productivo
hizo lo suyo para que hoy los suelos no absorban y las aguas
escurran. La silenciosa deforestación explica, en parte, el drama
que se respira en Santa Fe y en otras regiones del país.
El ingeniero
Forestal Martín Simón asegura que el drama no sería tal si
tuviésemos hoy los bosques que teníamos hace 30 años. En Santa Fe,
el departamento 9 de Julio perdió, por ejemplo, el 80 % de sus
bosques. Las topadoras dieron paso a los cultivos y a los dólares de
las cosechas.
"En las
zonas que fueron deforestadas debiéramos reconstituir los bosques
casi como única posibilidad para que estas zonas no se sigan
inundando en el futuro", advierte este ingeniero de 54 años
recibido en la Facultad de Ciencias Forestales de Santiago del
Estero, con una maestría en Costa Rica sobre el manejo integrado de
los bosques y con una activa participación en la ONG Fundapaz,
pionera en la lucha por el derecho a la tierra de los indígenas.
Simón avisa que
la ampliación de las zonas agrícolas -un gran anhelo argentino en
el afán de llegar a las 100 millones de toneladas de granos- va a
generar un "desastre" en términos ambientales; denuncia
que la legislación vigente no se cumple; cuestiona a la dirigencia
política por su mirada "cortoplacista"; y aclara que si se
avanza en un "ordenamiento territorial" y en una "tarea
de reconstitución", en diez años ya habría resultados a la
vista para evitar futuras emergencias hídricas.
- ¿Cuánto
influye la deforestación en el drama que vive hoy el norte de la
provincia con las inundaciones?
- Mucho. Basta
con analizar los datos de pérdida de bosque. Puedo asegurar que, por
ejemplo, al departamento 9 de julio le quedan muy pocas hectáreas de
bosques. Ha perdido el 80 % de sus bosques. En forma mayoritaria los
bosques en Santa Fe están entre los departamentos Vera, 9 de julio y
General Obligado. Estamos hablando de bosques chaqueños húmedos, es
decir, de un bosque que tiene 40 o 50 especies leñosas, 200 especies
herbáceas y alberga a innumerables especies de la fauna. En el
departamento 9 de Julio este tipo de bosque prácticamente ha
desaparecido.
- La destrucción
de los bosques asoma entonces como un factor decisivo
- En las
inundaciones que estamos sufriendo conviven varios factores. Pero un
factor decisivo y predominante es el tema de la deforestación, sin
dudas. No estaríamos en la misma situación en el norte de Santa Fe
si tuviésemos los bosques que teníamos hace 30 años. La pérdida
de bosques ha sido tremenda. Pero mirar solo la provincia de Santa Fe
es un grave error. Gran parte del agua que tenemos en la provincia
viene de Santiago del Estero, de Chaco, de Salta, aguas arriba. Las
tres provincias con mayores tasas de deforestación son, justamente,
estas tres que mencioné. El note de Santa Fe no pertenece a la
región pampeana como muchos piensan, sino que pertenece a la región
chaqueña que tiene estos bosques. Estamos hablando de una de las
zonas boscosas más grande de Sudamérica después del Amazonas. La
mirada tiene que ser amplia y nacional.
- ¿Detrás de la
deforestación está el negocio de los cultivos?
- El ser
agropecuario es muy fuerte en Argentina. Desde hace muchos años que
se sueña con llegar a las 100 millones de toneladas de granos.
Llegar a esa cifra sería magnífico para los gobiernos en términos
económicos, pero ambientalmente para el país sería un desastre
absoluto, sería terminar con las únicas hectáreas de bosque que
nos quedan en Argentina. Hay que avanzar hacia una mayor
producitividad por unidad de superficie con la tecnología que
disponemos, pero no ampliando de ninguna manera la frontera agrícola.
Es más: en las zonas que fueron deforestadas debiéramos
reconstituir el bosque casi como única posibilidad que estas zonas
no se sigan inundando en el futuro. Para ser gráficos: un profesor
en la universidad venía con un vidrio y una toalla a dar la clase.
Ponía la toalla sobre el vidrio y echaba una jarra de agua. Luego
nos decía que iba a deforestar y sacaba la toalla. Y volvía a echar
la jarra de agua sobre el vidrio. Esto es lo que ocurre cuando uno
hace una deforestación. El bosque absorbe y retiene el agua
precipitada. Si en lugar de este bosque tenemos un monocultivo, el
agua va a ser expulsada del lugar donde llueve, el suelo absorbe poco
y todo escurre a los causes naturales generando lo que estamos
viendo.
- Hoy
deforestación y soja van de la mano, entonces.
- Es el modelo
agropecuario en sí. Echarle la culpa a la soja es reducir el
problema. El modelo agropecuario es netamente pampeano. Es decir, es
un modelo que funciona perfecto en zonas planas, perfectamente
cultivadas, con la cultura de los chacareros que conocen el trabajo
agrícola y con un clima adecuado. En la zona chaqueña nos
encontramos con un bosque que había que sacar para intentar generar
condiciones similares a la región pampeana. Esto se hizo hace muchos
años y las consecuencias están a la vista. Hoy ya existen los
sistemas agrosilvopastoriles que los pequeños productores aplican
para salvar sus bosques. El tema es que al agro-negocio no le
interesa esta técnica. Le interesa manejar miles de hectáreas con
pocos empleados y retirar la plata el día de la cosecha. El modelo
alternativo existe. No se hace de forma extensiva por la ambición
económica de hacer plata rápido. Para eso se deforesta y se
cosecha.
- ¿Faltan
políticas públicas para revertir esta situación?
- Desde hace diez
años tenemos la Ley Nacional de Bosques. Pero la aplicación cada
vez tiene menos recursos. Las provincias tienen cada vez menos plata
y el control de la deforestación no se logra. La realidad es que se
continúa deforestando. Estoy casi seguro que no hace falta una nueva
legislación, que con las leyes que tenemos alcanza. Es necesario y
urgente que se cumplan la leyes.
- ¿Cómo afecta
la crisis económica?
- No ayuda, por
supuesto. La situación económica del país agrava más el panorama.
Pero si hacemos un análisis de costo es mucho más caro vivir de
emergencia hidríca en emergencia hidríca. Si queremos atacar las
causas hay que hablar en voz alta sobre qué vamos a hacer con las
zonas que tenían bosque.
- ¿Le preocupa
este tema a la clase política? ¿Se subestima la gravedad de lo que
usted está contando?
- Le preocupa
poco. Antes le preocupaba mucho menos. Yo trabajo en una ONG que da
atención a pequeños productores para el manejo sustentable de los
suelos. Hace 20 años era normal ver una topadora deforestando sin
que nadie diga nada. Hoy hay mucha gente que ve esta escena y la
denuncia. Lo cierto es que al gobernante le preocupa mucho más
llegar a las 100 millones de toneladas que la situación de los
bosques. No sé si es falta de conocimiento o si la mirada que tienen
es estrictamente cortoplacista.
- ¿Estamos
hablando de un daño irreversible o que puede revertirse?
- Llegar a la
situación de los bosques como la que teníamos es difícil. Pero
corregir lo que ocurre en el territorio cuando llueven mil milímetros
en diez días como pasó en el norte de Santa Fe se puede hacer y no
tarda tanto. Si se genera un ordenamiento territorial, si se define
un área agrícola y otra de bosques, si se empieza con una tarea de
reconstitución, en diez años ya habría resultados. Lo que falta es
la voluntad política para generar este reordanamiento territorial.
Fuentes:
Andrés Actis, La clave de la inundación: el norte santafesino perdió la mayoría de sus bosques, 06/02/19, Casilda Plus. Consultado 07/02/19.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "Inundación" del pinto santafesino Ricardo Argenitno Supisiche.
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