El macrismo
apuesta a la producción automovilística, la soja y el fracking en
Vaca Muerta.
El macrismo se
juega a tres bienes: la producción automovilística, la cosecha de
la soja y la promesa del fracking en Vaca Muerta.
Poco de liberal
tiene su apuesta y mucho de conservadora, porque la automotriz vive
por los precios administrados y acordados entre la industria
brasileña y la local. La soja no se sostiene por el libre mercado
sino por el precio que las grandes comercializadoras establecen en el
mundo. Y la actividad del fracking perdura porque el crudo y el gas
natural son tratados en algunos países como commodities cuyo precio
no se establece en función de sus costos.
Mala jugada,
porque Vaca Muerta es un espejismo ya que el Estado no liberal la
mantiene a fuerza de subsidios. Es obvio que la industria automotriz,
la soja y los privilegios otorgados al fracking no las impuso ni la
concedió por primera vez el macrismo.
Los países
frackineros
No son muchos las
naciones que practican esta técnica extractiva. Según la agencia de
información estadística energética de Estados Unidos (EIA) sólo
son cuatro los países que extraen con el fracking: Estados Unidos,
la Argentina, China y Canadá. México y Colombia hasta hace muy poco
estaban iniciando la práctica, pero por razones ambientales lo
acaban de prohibir o lo estarán prohibiendo en 2019.
Los Estados que
autorizan el fracking han aceptado la destrucción de su atmósfera,
superficie y subsuelo por su doble adicción al petróleo y al
dinero.
Las corporaciones
petroleras tratan de limitar la discusión sobre el fracking a los
daños a la salud humana y animal, a la contaminación de las aguas y
las corrientes hídricas, sismos, etc., pero no explican por qué su
actividad es económicamente negativa: los ingresos por el gas y el
petróleo obtenidos no pagan los gastos realizados. Es una actividad
ambiental y económicamente impugnada. Incluso informes críticos en
lo ambiental se ven presionados a analizar la situación deficitaria
del fracking norteamericano, como el reciente Informe Climático de
Estados Unidos (noviembre de 2018), que se elabora cada cuatro años.
Afirma que los perjuicios del Cambio Climático se extenderán a
todas las regiones de la geografía estadounidense, pero también a
la economía de los pueblos originarios y la población más pobre:
sin embargo no alude a la crisis financiera de la actividad. (1)
Colorado en los
balances del fracking
En Estados Unidos
desde que la actividad del fracking se inició en forma expandida en
2010 ha obtenido números en rojo. Fue el año donde las financieras
y petroleras decidieron imponerla en nuestro país, logradas las
condiciones excepcionales con las que cuentan. Pensemos en la
escandalosa entrada de la petrolera Chevron en Vaca Muerta.
En el sector
petrolero se dice que el precio internacional está en equilibrio
cuando la ganancia es superior a los gastos incurridos. Durante un
largo período se afirmó que el precio de equilibrio del petróleo
en Estados Unidos era de 70 dólares el barril. Pero muchas veces se
hace una referencia falaz, porque solo se tienen en cuenta los gastos
de operación y no los costos de inversión. Cuando se toman ambos el
déficit del fracking en Estados Unidos es brutal (2), y se le hace
necesario un endeudamiento acorde. En la Argentina para mantenerlo no
se recurre al endeudamiento (las filiales extranjeras no lo
necesitan) sino a brutales subsidios.
Estados Unidos compensa
déficit con endeudamiento
Se dice con razón
que el fracking es un Esquema Ponzi (3), porque para mantener los
niveles de extracción (pago de intereses en Ponzi) necesita perforar
continuamente (“drill, baby, dril” es la frase que expresa el sin
parar ¡perfora, muchacho, perfora!)
¿Por qué?
Porque el hidrocarburo no convencional sufre un agotamiento
prematuro: al tercer año sólo se extrae en promedio un 30 %,
mientras que el convencional a los tres años extrae en promedio un
porcentaje mayor del 70 %. Un caso comúnmente mencionado es el de
Pionner Natural Resources, compañía que no tiene operaciones fuera
de Estados Unidos. Es la séptima petrolera de ese país, y extrae
con los métodos convencionales y fracking. En 2017 sufrió una
disminución en su tasa de extracción de crudo del 60 % respecto a
2016 por el desgate de los pozos de fracking (4).
En 2018 Estados
Unidos logró convertirse en el primer productor de crudo del mundo
gracias a la técnica del fracking, apoyada robustamente por el
presidente Trump. Pero los números en azul no aparecieron, aún con
la suba que tuvo en los primeros 9 meses de este año. Luego, en las
últimas 8 semanas, se divisó el camino al precipicio para algunos.
Si con petróleo
alto no lograron el equilibrio del precio del gas y petróleo del
fracking, ¿qué puede pasar con el precio en baja desde hace 8
semanas seguidas? Mayor quiebra. Si esto pasa en Estados Unidos donde
los costos operativos (no digamos los de capital con las
elefantiásicas tasas reales de interés en la Argentina) son
menores, en nuestro país la situación deficitaria del fracking no
puede ser mejor.
Según Bethany
McLean, en su libro América Saudí, “el fracking se ha vuelto un
agujero negro financiero” y existe una gran preocupación sobre el
impacto que produce en el medio ambiente, la contaminación del agua
y los sismos, pero hay algo todavía más importante pero menos
conocido: la esterilidad de sus ingresos financieros”. (5)
Las críticas
financieras al fracking en Estados Unidos no son solo de hoy, siempre
fueron públicas y reconocidas al contrario del subsidio en Vaca
Muerta, que se oculta muchas veces intencionalmente. Dice un
catedrático de la Universidad de Alcalá (6) que “quienes creen
que la industria de Estados Unidos podrá seguir produciendo un
volumen récord durante las próximas décadas, no tienen idea del
desastre financiero que está teniendo lugar con el fracking. Debido
a que opera como un esquema Ponzi, algo de los que me ocupé en 2013
en mi libro El fracking ¡vaya timo!, las compañías petroleras
tuvieron que diseñar estrategias inteligentes para desconcertar,
engatusar y embaucar a los inversores”.
Muchos son los
analistas que desde hace tiempo vienen denunciando el fracaso real
del fracking, como Kurt Cobb desde Oil Price quien afirma que “Solo
9 de las 33 empresas de exploración y extracción de petróleo
esquisto que se examinaron… tuvieron un flujo de efectivo positivo
en el primer semestre de 2018” (ver fuente en nota 1).
Quiénes pierden
y quiénes se benefician
Con el
endeudamiento imparable que se exigen las empresas de fracking,
¿quiénes se perjudican? En el corto plazo las empresas petroleras
que se endeudan y no pueden hacer frente a sus compromisos. Se debe
recordar que en Estados Unidos el fracking fue iniciado por las
petroleras independientes (medianas y menores) y que en 2015
comenzaron a quebrar (7) por no poder soportar su endeudamiento al
que en muchos casos agregaron la baja de su valor bursátil con
emisiones accionarias y le emisión de bonos en forma insoportable.
En algunos casos, grandes petroleras (majors oil) compraron empresas
en dificultades.
Entonces, ¿quién
perdía y quien ganaba? Con la mayor extracción de petróleo ganaba
a corto plazo el consumidor porque se trata de un país que, cuando
baja el precio del petróleo por aumento de la oferta, baja el precio
de la gasolina, y cuando sube, suben los precios de ambos (no se
trata del caso reverso de la Argentina causado por la intervención
oligopólica de las compañías). Además del consumidor ganaban las
financieras que alimentaban los endeudamientos entre las empresas.
También el Estado a corto plazo por sus ingresos impositivos
crecientes por la mayor extracción y venta de gasolinas. Pero a
mediano y largo plazo perdió la economía general por los quebrantos
(tanto en Estados Unidos como en la Argentina), por los déficits
estatales que ocasionan que el Estado nacional ni siquiera pueda
pagar los elevados subsidios que otorga. (8) ¿Quién perdió a
corto plazo? Las empresas petroleras medianas y chicas en Estados
Unidos. ¿Quién perderá a largo plazo? Tanto en Estados Unidos como
en Argentina, el proceso económico regional y nacional.
¿Por qué
alguien presta para el endeudamiento empresario? En general las
empresas financieras o las grandes petroleras. Objetivo, según
algunos análisis, para adquirir barato empresas en bancarrota,
quedarse con la redituable extracción convencional en los casos de
las compañías que realizan ambas actividades, convencional y
fracking.
El triste caso
argentino
En nuestro país,
además de los daños ambientales y el riesgo sísmico, la situación
económica de la actividad es más seria que en Estados Unidos,
porque seguramente el resultado negativo de las 23 empresas que están
en Vaca Muerta es mayor. Pero aquí se compensa con otros negocios:
subsidiar al petróleo y gas de Vaca Muerta, extendido a toda la
geografía del país.
Los modelos
estadounidense y canadiense viven por el endeudamiento, mientras que
en la Argentina y China viven gracias a la política del subsidio
empresarial. Esto se entiende en el país asiático de economía
mixta pero no en el caso del gobierno argentino que se reivindica
como pro libre empresa. El propio Estado argentino vive el Esquema
Ponzi, porque otorga subsidios sin detenerse en beneficio de las
petroleras. Un país con déficit fiscal y con la mayoría de las
diez provincias petroleras también deficitarias, subsidia a las
grandes petroleras multinacionales que obtienen impresionantes
balances en azul: el rojo lo dejan para los países y gobiernos
tontos que subsidian a las corporaciones ricas y superavitarias.
Por otra parte,
el gobierno usa una técnica despreciable que también es
agrietadora. Consiste en dar privilegios a actividades concretas que
se explican por situaciones particulares, para luego extenderlas a
todo el sector. Ya pasó con los privilegios otorgados a la actividad
fraquinera de Vaca Muerta por tener costos más elevados que la
operación convencional, pero luego se extendió el otorgamiento de
los privilegios a toda la actividad, por imposición de las
compañías. También, pero quedó en intento, quiso extenderse la
constreñida tasa salarial convenida con los gremialistas amigos a
toda la actividad laboral.
Ahora se busca
una nueva extensión, que eufemísticamente también denomina
blindaje, recordando el que se creó con el acuerdo financiero con el
FMI. El actual intento extendería los acuerdos de condiciones
laborales y acordaría una nueva figura penal con intención de
evitar manifestaciones y huelgas de los pueblos indígenas y sectores
petroleros, para luego extender el blindaje a toda la industria del
gas y del petróleo del país.
Este es el modelo
fraquinero que comenzó hace más de diez años y goza de una
continuidad mayor que no debiera sorprender ni al más distraído.
Su crescendo puede ser final cuando no se pueda pagar más subsidios
(9) a los consorcios petroleros.
Abogado y
economista. Ex presidente de Salto Grande, Yacyretá y Corpus
Christi en la tercera presidencia de Juan D. Perón.
(1) Daily, Matt,
“El nuevo US Climate Report afirma que el cambio climático altera
la economía”, Morning Energy Bolletin, 23 de noviembre de 2018.
(2) Pérdidas del
sector fracking en Estados Unidos (ingresos menos gastos operativos y
de capital)
Años
|
Pérdidas
(millones de dólares) (-)
|
2014
|
33.000
|
2010
|
14.000
|
2015
|
34.000
|
2011
|
22.000
|
2016
|
18.000
|
2012
|
38.000
|
2017
|
16.000
|
2013
|
17.000
|
2018*
|
Negativo
|
*Dos trimestres.
Fuente: Kurt Cobb, “¿Puede el fracking norteamericano superar sus
problemas de flujo de efectivo?”, OilPrice, 1 de noviembre de 2018
(3) Carlo Ponzi
fue un inmigrante italiano que se estableció en Nueva York y en 1920
ideó un negocio brillante para el corto plazo que terminó en la
bancarrota y en la cárcel. Fonzi comenzó a tomar colocaciones a
tasas de interés muy superiores a las del mercado, y pagó los
primeros vencimientos con ingresos que le seguían llegando atraídos
por tasas que prometía. La cadena se rompió cuando las nuevas
colocaciones no alcanzaron a pagar los vencimientos, y no hubo plata
para afrontar las promesas de pago. A la quiebra, la prisión (14
años) y una nueva migración (a Brasil), al Esquema Ponzi le siguió
figurar entre las estafas financieras más notables del mundo en los
libros de iniciación en economía en muchos universidades.
(4) DiLallo,
Mateo, “Los mayores extractores de petróleo de Estados Unidos”,
The Motley Fool, 24 de noviembre de 2018.
(5) En
Jalife-Rahme, Alfredo, “La Reserva Federal: su fracaso financiero
con el espejismo del fracking”, Sputnik, 22 de noviembre de 2018,
reproducido de La Jornada, octubre de 2018.
(6) Peinado
Lorca, Manuel, “Fracking en Estados Unidos: más dura será la
caída”, Minuto 10, 5 de marzo de 2018.
(7) Empresas
fraquineras quebradas: Goodrich Energy, Energy XX, 77Services, WBH
Energy. Con dificultades para evitar la bancarrota o vendidas a
financieras o petroleras; Samson Resources, Pro-Stim Services, Energy
Transfer, The William, Sandrige Petroleum, Swift Energy, Halcon
Resources, Hercules Offshore, Key Energy Services y Basic Energy
Services (Pozzi, Sandro, “El milagro del fracking se desmorona en
Estados Unidos”, El País, Madrid. 20 de diciembre de 2015.
(8) El gobierno
argentino convino en pagar en cuotas la deuda que supera los 1.300
millones de dólares por los subsidios otorgados.
(9) Recientemente
el gobierno nacional decidió compensar a las petroleras por los
efectos de la devaluación, y las autorizó a no pagar impuestos por
la importación de maquinarias y equipos para el fracking. En extraña
decisión nacional el gas de Vaca Muerta no paga el impuesto al
carbono (ver Marina Aizen,”Hidrocarburos versus educación”,
Clarín, 26 de octubre de 2018). La última devaluación amplió el
nivel de subsidios del Presupuesto 2018 en 250 millones de dólares
para el pago a las compañías gasíferas el 87 % del subsidio fue a
empresas privadas). Hace 24 años, se impuso esta sospechosa
compensación por decreto, tan condenable que en su última
ampliación se estableció que no se trasladarán a las tarifas los
efectos de la devaluación, por lo que desde el 1° de abril de 2019
lo seguirá pagando el Estado nacional (“El gobierno oficializó el
plan de cuotas…”, BAE, 21 de noviembre de 2018. Para Cledis
Candelaresi (“Estado pobre con deudas a favor de las energéticas
ricas”, El Cronista, 9 de noviembre de 2018) el gobierno modificó
el programa financiero para 2019 destinando 600 millones de dólares
a la deuda remanente por los subsidios del Plan Gas, que empezará a
pagar en cuotas a partir de enero, con una deuda total a las
petroleras por 1.583 millones de dólares. También debe mantener por
razones electorales los subsidios para Vaca Muerta. El 15 de
noviembre se agregaron más beneficios impositivos y aduaneros a
nuevos proyectos convencionales o no convencionales, a través del
Decreto 1049/2018.
Fuentes:
Félix Herrero, La estafa del fracking, diciembre 2018, El Cohete a la Luna.
La obra de arte que ilustra esta entrada fue realizada por el artista Chelo Candia.
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