Por Orlando Milesi
SANTIAGO – La producción de energía solar mediante paneles instalados en predios de pequeños agricultores o en techos de organizaciones comunitarias comienza a beneficiar directamente cada día más a los campesinos en Chile.
Esta energía posibilita sistemas de riego tecnificado, bombear agua y bajar las cuentas del rubro de los agricultores respaldando sus emprendimientos. También permite a cooperativas de campesinos repartir el fruto de los excedentes generados.
El enorme potencial de energía solar y eólica de este alargado país de 19,5 millones de habitantes es la base de un cambio que comienza a beneficiar no solo a grandes generadoras.
Se estima la capacidad potencial de generación solar y eólica en 2400 gigavatios, lo que significa 80 veces más que la capacidad total de la actual matriz energética chilena.
Dos familias emprendedoras campesinas
Fanny Lastra, de 55 años, nació en el municipio de Mulchén, a 550 kilómetros al sur de Santiago, situada en el centro del país, en la región de Bío Bío. Desde los 8 años, vive en el sector rural de Mirador del Bío Bío dentro de esa localidad.
“Nos ganamos una bonificación de 12 millones de pesos (12 600 dólares) para instalar un sistema fotovoltaico con aspersión para usar mejor la poca agua que tenemos en nuestro predio de cinco hectáreas y tener buenos cultivos de alfalfa para alimentar a los animales”, contó a IPS desde su localidad.
Apunta a los recursos que entregan a postulantes que seleccionan por sus antecedentes y la situación de sus explotaciones dos entidades gubernamentales, mayoritariamente a fondo pérdido: la Comisión Nacional de Riego (CNR) y el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap).
“Antes teníamos que regar toda la noche, no dormíamos y ahora podemos optimizar el riego. El panel nos da la energía para expulsar el agua con los aspersores. A futuro pensamos postular a otro fotovoltaico para sacar agua y llenar una piscina” de acopio, detalló Lastra.
Este año ha sido benigno con abundante lluvia en la zona, pero un estanque más grande permitiría acumular agua para épocas secas, cada vez más recurrentes en el área.
“Tenemos acciones (derechos) de agua, pero los agricultores pequeños somos tantos que debemos calendarizar. En mi caso, cada nueve días tengo 28 horas de agua. Por eso postulamos a otro proyecto”, indicó.
Lastra trabaja junto a sus hijos la parcela, dedicada principalmente a la ganadería, destaca un problema que afecta a su actividad.
La reconversión de tierras agrícolas como la suya en parcelas para segundas residencias de descanso, que prolifera en muchas regiones de Chile, también llegó a Bío Bío. El fenómeno trajo a Lastra problemas con la cantidad de perros que quedan abandonados por sus dueños y matan a sus corderos. Lastra perdió 50 en el último tiempo.
Por eso cambiará paulatinamente a criar ganado mayor para continuar con la Tradición de la Abuela, como bautizó su producción de quesos frescos, maduros y manjar, como se conoce localmente al dulce de leche.
Marisol Pérez, de 53 años, produce hortalizas en invernadero y al aire libre en su parcela de media hectárea en la localidad de San Ramón, dentro del municipio de Quillón, a 448 kilómetros al sur de Santiago, también en la región del Bío Bío.
En febrero del 2023 fue afectada por un gigantesco incendio. “Se nos quemaron dos invernaderos, una bodega con motocultivadores, fumigadoras y toda la maquinaria. Y un gallinero con 200 aves que costaban 4500 pesos (4,7 dólares) cada una. Gracias a Dios salvamos parte de la casa y el panel fotovoltaico”, contó a IPS desde su localidad.
Hace 11 años que Pérez trabaja la tierra junto a su hermana y a sus respectivos esposos.
“Empezamos con riego y un panel solar. Después del incendio volvimos a postular a la CNR. Como no se quemó el panel, nos ayudaron con el invernadero. El Estado nos da cierta cantidad y nosotros tenemos que poner al menos 10 %”, explicó.
El primer subsidio fue del equivalente a 1053 dólares y el segundo, tras el incendio, de 842 dólares. Con el primero repuso el agua con sistema de goteo y con el segundo volvió a construir el invernadero, ahora metálico.
“Tener un panel solar nos permite ahorrar mucho. Antes pagábamos casi 200 000 pesos (210 dólares) mensuales. Con lo que ahorramos con el panel llegamos a pagar 6000 pesos (6,3 dólares)”, detalló con satisfacción.
A su juicio, “el panel solar es algo muy bueno. Si no gasto agua para los invernaderos, la utilizo para mi casa”. “Nosotros vivimos de lo que cosechamos y plantamos. Esa es nuestra vida. Y soy feliz así”, relató.
Los casos de una cooperativa y dos municipios
La proliferación de paneles solares obedece también a la caída en su precio. Solarity, una empresa chilena de generación distribuida, informó que los precios están en mínimos históricos.
El 2021 su valor por cada kilovatio de potencia (kWp) fue 292 dólares. Aumentó hasta 300 en 2022, luego bajo a 202 y llegó a 128 dólares este 2024.
El 2021 la Cooperativa Intercomunal Peumo (Coopeumo) puso en marcha la primera planta fotovoltaica comunitaria en Chile. Hoy tiene 54,2 kWp instalados en dos plantas que, con unos 120 paneles en total.
La energía generada se utiliza en algunas de sus propias dependencias y el excedente se inyecta a la Compañía General de Electricidad (CGE), una distribuidora privada, que le paga su aporte cada mes.
Ese monto contribuye a mejorar el apoyo a sus 350 socios, todos campesinos de la zona, entre las cuales destaan la asistencia técnica, la venta de insumos agrícolas, la comercialización de granos y la asesoría tributaria, entre otras.
Coopeumo también incluye entre sus metas disminuir el dióxido de carbono (C02) hacia la atmósfera y beneficiar a sus socios.
También beneficia a los municipios de Pichidegua y Las Cabras, situados a 167 y 152 kilómetros al sur de Santiago, así como a establecimientos escolares, de salud y vecinales.
“El ahorro de energía en un mes tipo, como agosto del 2024, fue de 492 266 pesos (unos 518 dólares)” contó a IPS Ignacio Mena, un ingeniero informático de 37 años, que ejerce como administrador de redes de Coopeumo, establecida en el municipio de Peumo, en la región de O’Higgins, colindante al sur con la Región Metropolitana de Santiago.
Entrevistado por IPS en su oficina en Pichidegua, dijo que la construcción de la primera planta costó el equivalente a 42 105 dólares, aportados a partes iguales por Coopeumo y la fundación privada Agencia de Sostenibilidad Energética.
Constanza López, una ingeniera de prevención de riesgos de 35 años y encargada de la Unidad de Medio Ambiente de la Municipalidad de Las Cabras, valora el aporte de los paneles instalados en el techo del edificio municipal. Su potencia es de 54 kilovatios y funcionan desde el 2023.
“Los adjudicamos a través de la Agencia de Sostenibilidad Energética. Ellos financiaron 30 % y nosotros lo restante”, dijo a IPS en las oficinas municipales. “Este año es el primero en que el programa funcionan plenamente y deberíamos llegar al máximo de producción”, contó.
En el caso de la Municipalidad de Las Cabras el ahorro anual estimado es de unos 10 605 dólares.
Paneles y agricultura familiar, relación virtuosa
Hay una relación virtuosa ente utilización de paneles y ahorro para pequeños agricultores. El Ministerio de Energía situó a IPS este ahorro en aproximadamente 15 % para las pequeñas explotaciones.
“El uso de tecnología solar para el autoconsumo es una alternativa viable para los usuarios del sector agrícola. Cada vez se instalan más sistemas, los cuales permiten bajar la cuenta de la luz de los clientes”, dijo en una respuesta escrita el ministerio.
Desde el 2015 los sucesivos gobiernos promovieron dentro el sector agrícola el uso de energías renovables, particularmente sistemas fotovoltaicos para autoconsumo.
“Se ha observado un crecimiento sostenido en el número de proyectos que utilizan energías renovables para autoconsumo. En total, se han llevado a cabo 1741 proyectos de riego con una capacidad de 13 852 kW y una inversión total de 59 951 millones de pesos (63,1 millones de dólares)”, indicó el ministerio.
La CNR informó a IPS que en lo que va de 2024 bonificó más de 1000 proyectos, presentados por agricultores de todo Chile.
“Esto representa una inversión cercana a los 78 000 millones de pesos (82,1 millones de dólares), considerando bonificaciones por cerca de 62 000 millones (65,2 millones de dólares) más el aporte de las y los regantes”, detalló.
Añadió que de estos proyectos, al menos 270 incorporan energías renovables no convencionales, “como sistemas fotovoltaicos asociados a obras de riego”.
Según el Coordinador Eléctrico Nacional, organismo técnico autónomo que coordina todo el sistema eléctrico chileno, entre septiembre del 2023 y agosto del 2024 la generación eólica y solar conjunta ascendió en Chile a 28 489 gigavatios hora.
En el primer trimestre del 2024, las energías renovables no convencionales, como la solar y la eólica entre otras, representaron 41% de la generación eléctrica en Chile, según cifras del mismo Coordinador.
ED: EG
Fuente:
Orlando Milesi, Energía solar beneficia cada vez más a pequeños agricultores chilenos, 25 octubre 2024, Inter Press Service.
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