
Trabaja en Greenpeace hace seis años y meses atrás se
trasladó desde Buenos Aires a Córdoba para coordinar la comisión que trata la
problemática energética nacional. Entrevistado por La Mañana , Mauro Fernández
analizó el reciente cierre de la planta de producción de dióxido de uranio
Dioxitek en el barrio Alta Córdoba, y la renovación de la licencia en la Central Eléctrica
de Embalse.
Respecto a Dioxitek, señaló que el cierre fue solicitado
desde hace mucho tiempo en conjunto con los vecinos del barrio Alta Córdoba.
“Cuando nos enteramos de la decisión municipal, la consideramos tardía pero necesaria;
es buena la medida. Esperamos que se mantenga la firme decisión porque Dioxitek
no puede estar emplazada en esa zona. Incluso para Greenpeace, la solución no
es el traslado sino el cierre definitivo de la planta para no afectar a una
nueva comunidad, como hubiese ocurrido si se hubiera llevado a Despeñaderos,
cuando en 1998 esa comunidad le cerró las puertas, o a La Rioja , ahora con una
ordenanza sancionada hace unas semanas, que se le prohibió la entrada”.
- ¿Qué debería hacerse con el “Chichón” de Dioxitek que
integran desechos que quedaron del proceso de elaboración de dióxido de uranio?
- Son 57 mil toneladas y el saneamiento de ese pasivo
ambiental que ha quedado después de las actividades uraníferas en la provincia,
es un callejón sin salida. Las dos soluciones que se manejan, tanto la
remediación in situ como el traslado, tienen mucho potencial de afectar a la
comunidad. El traslado de material radiactivo es una de las actividades más
resistidas a nivel mundial, con lo cual eso no es una opción. Por otro lado, la
manipulación en el lugar pone en peligro a la comunidad cercana que ya ha
constatado pérdidas y fugas. Por supuesto hay que avanzar en una remediación,
pero ésta debe realizarse con amplia participación ciudadana. Si la gente de
Córdoba no forma parte de esa decisión, estaremos en el camino equivocado.
Exigimos a la
Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea) que comience con
esas actividades en lugar de estar planificando la expansión de la capacidad
nuclear.
- Últimamente trascendió que se reactivará el proyecto de
saneamiento de la ex mina de uranio en Los Gigantes. ¿Cuál es tu opinión al
respecto?
- En realidad, no hay una voluntad real de avanzar en el
saneamiento. Hace años, la Cnea
abrió un proceso participativo en Córdoba que fue el Foro Social para recibir
el crédito que le exigía el Banco Mundial, y en cuanto ese dinero se otorgó, el
Foro dejó de existir definitivamente y no por falta de voluntad de los actores
involucrados. De esos 30 millones de pesos que se otorgaron, se ejecutaron
menos de 3 millones. Eso demuestra que los esfuerzos del sector nuclear están
puestos en otra dirección y no en el saneamiento de los sitios anteriores.
Tiene que haber una redirección de los objetivos, los fondos y los esfuerzos
para remediar y cerrar, y no para seguir ampliando este enorme pasivo que no
lleva a nada más que a un callejón sin salida como demuestra el caso de
Dioxitek.
- Desde Greenpeace mostraron también su oposición a la
renovación de la licencia a la
Central de Embalse.
- Nosotros tenemos una propuesta desde Greenpeace de acá a
2050 de reducir emisiones para no seguir fomentando el cambio climático y poder
tener soberanía energética que sea limpia, segura y renovable, algo que ni los
hidrocarburos ni el paradigma nuclear han conseguido en el mundo. El futuro
está en las energías renovables con recursos que no tienen dueño como el viento
o el sol. Por eso planteamos un abandono tanto de las energías fósiles como
nucleares, con el reemplazo progresivo con fuentes renovables. Es cierto que la Central de Embalse tiene
su vida útil vencida de diseño. Por eso es la primera central que tendría que
salir de servicio en forma urgente por una cuestión de peligrosidad, y por el
contrario se le otorga una licencia extra basada en equis criterio que la
entidad reguladora nuclear mantiene como información reservada. Exigimos que el
reactor de Embalse se cierre definitivamente en este marco de apagón nuclear en
el país.
- Por último, ¿Greenpeace tiene opinión fijada respecto a
las luchas de los pueblos fumigados en Córdoba y la llegada de Monsanto en
Malvinas Argentinas?
- La posición de Greenpeace respecto a los transgénicos es
opuesta y creemos que se tiene que escuchar a la población en los reclamos que
hace. No se puede pasar por encima a la población de Malvinas Argentinas que se
está manifestando en contra de la instalación de la planta de Monsanto, sin
siquiera hacer un estudio de impacto ambiental o una audiencia antes de aprobar
el proyecto. Ésa es una condición sine qua non para cualquier proyecto que pueda
afectar al medioambiente. Y nuevamente traigo a referencia el tema de Embalse,
que es otro de los proyectos que no tiene un estudio de impacto ambiental ni
una consulta pública.
Fuente:
Greenpeace: La remediación de Dioxitek debe realizarse con participación ciudadana, 11/10/12, La Mañana de Córdoba.
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