sábado, 20 de enero de 2024

Es el saqueo a la Argentina, así de sencillo (33)

Por Mario Mazzitelli

Argentina debe competir.

Estoy de acuerdo que, en el concierto de naciones, nuestro país tiene que tener un papel relevante, notable, destacado. Como es lógico tiene que competir. Como en cualquier disciplina hay que seleccionar los componentes, organizarse, observar fortalezas y debilidades, estudiar a los otros, desplegar una estrategia, etc.

Esto hace, por ejemplo, el director técnico de la selección nacional de futbol.

Ahora los invito a imaginar un diálogo absurdo, ilógico e inadmisible, entre el entrenador francés Didier Deschamps (DD) y el argentino Lionel Scaloni (LS) previo a la final del mundo 2022.

DD: “el 10 de ustedes, Messi, es demasiado bueno; lo queremos en nuestro equipo”.

LS: “no hay problema, le damos a Messi.”

DD: “Dí María es capaz de hacernos un gol en la final, ya se lo hizo a Brasil en la Copa América, también lo quiero.”

LS: “no hay problema, le damos a Di María.”

DD: “estamos preocupados por el despliegue del medio campo, nos interesan Rodrigo De Paul, Enzo Fernández y Alexis Mac Allister.”

LS: “no hay problema, les pasamos los tres.”

DD: “por último, corremos el riesgo de llegar a los penales, en ese caso el arquero de ustedes es el mejor, quiero sumar al Dibu Martínez.”

LS: “no hay problema, le damos al Dibu.”

Volvemos del absurdo, ilógico e inadmisible diálogo; y pregunto ¿Cómo creen que hubiera terminado esa final? Sí. Fácil. Habría ganado Francia.

Seguimos. Ahora un nuevo viaje a lo absurdo, ilógico e inadmisible. Un diálogo entre los señores XX y JM.

XX: “ustedes tienen litio en gran cantidad, es una ventaja inaceptable, quiero el litio de Argentina.”

JM: “no hay problema, le damos el litio”.

XX: “también han desarrollado la extracción de gas y petróleo en Vaca Muerta, obteniendo una fuente enorme de energía y dinero; quiero esas reservas.”

JM: “no hay problema, le damos el gas, el petróleo, Enarsa y también YPF.”

XX: “no creemos que sea conveniente que tengan una empresa de vanguardia tecnológica (ARSAT), tampoco una con ganancia asegurada por llevar agua a los hogares (AySA) y una línea aérea de bandera (AA), quiero las tres”

JM: “no hay problema, le damos la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales, Aguas, Aerolíneas Argentinas y otras treinta empresas más.”

XX: “sí, todas. Pero no me quiero olvidar del Banco Nación que es el más grande de Argentina, quitándonos una herramienta en el manejo de las finanzas, lo deseo; además tengo interés por la Casa de la Moneda.”

JM: “no hay problema, tiene el Banco Nación y la Casa de la Moneda.”

Regresemos de lo absurdo, ilógico e inadmisible. Pregunto: ¿Este segundo diálogo es tan falso y alejado de la realidad como el primero? ¿Quién cree usted que ganaría XX o JM?

Últimas preguntas al lector: ¿Por qué lo que observa absurdo, ilógico e inadmisible para el futbol, lo ve natural en torno a las riquezas argentinas, que nos dan una verdadera ventaja competitiva? ¿Usted no quiere competir? Quiero creer que sí, que quiere competir. Lo vi en las calles cuando ganamos la Copa del Mundo en diciembre de 2022.

¿Compiten los jugadores de a uno o los equipos? ¿Compiten las empresas de a una o los Estados Nación?

En su inteligente prédica librecambista los ingleses trataban de hacer intercambios comerciales entre productos industriales con alto valor agregado contra productos primarios, como granos o materias primas. Era un librecambio comercial donde el Imperio Británico (supuestamente) nada tenía que ver. Eran principios de la ciencia económica, no intereses imperiales.

Los norteamericanos, que nunca fueron zonzos, rápidamente contestaron esa prédica sosteniendo que también ellos iban a ser librecambistas, cuando su desarrollo así lo indicara y lo hiciera conveniente. Ahí estuvieron los Estados Unidos como adalides del librecambio durante mucho tiempo. Hasta que aparecieron los chinos en el mercado mundial durante las últimas décadas. Ahí los norteamericanos descubrieron que “la empresa privada Huawei es el brazo tecnológico del régimen chino y su jefe, Xi Jinping”. ¿Cómo? ¿Puede haber un Estado Nación detrás de una empresa privada? ¿Puede estar detrás de muchas empresas?

Para que nadie se ruborice tomo una anécdota de hace 70 años. Para muestra basta un botón. En 1953 el presidente estadounidense, Dwight Eisenhower, nombró al presidente de General Motors (la automotriz más grande del mundo en aquellos tiempos) Charles E. Wilson, como secretario de Defensa. Un día le preguntaron a Wilson si como hombre de Estado ¿podría tomar decisiones contrarias a los intereses de General Motros? Su respuesta fue contundente y brillante: durante años pensé que lo que era bueno para el país era bueno para General Motors, y viceversa; lo que era bueno para General Motors también lo era para el país. Simbiosis que explica muchas cosas. Una, que las multinacionales primariamente son empresas nacionales, es decir son oriundas de un Estado Nación. Dos, explica porque en 2009 (en momentos en que la empresa GM se hundía irremediablemente) el Tesoro de los Estados Unidos corrió a su salvataje (que más tarde iba a devenir en la recuperación integral de la empresa, con lo cual se demostró que dicha intervención fue correcta) Tres, que no hay grandes empresas donde no hay grandes Estados. Cuatro, que quienes realmente compiten (a través de sus jugadores o sus empresas) son los Estados Nación.

Desmembrar el Estado argentino es la obsesión de los enemigos geopolíticos de nuestro país con la finalidad de acceder a nuestros bienes y capacidades al más bajo costo. Además de eliminar un competidor. El desmantelamiento del Estado para transformarnos en una factoría colonial, con beneficios solo para un cuarto (25%) de los habitantes, es un proyecto pésimo. Es devolvernos al atraso del siglo XIX.

La prédica constante a través de los medios de comunicación, las universidades privadas, etc. han logrado que economistas, políticos, empresarios, intelectuales, etc. (ensobrados o no, con intereses particulares o no, conscientes o no) actúen como Caballos de Troya, convenciendo a un sector de la sociedad. Propuestas como entregar bienes estratégicos a los extranjeros, que ni se podrían insinuar en los países del primer mundo, se han vuelto moneda corriente entre nosotros.

El Movimiento Nacional debe pensar en relanzar el Estado. Su papel es irremplazable para desplegar y aprovechar las capacidades y potencialidades de todos y cada uno de nuestros habitantes*. Un país en el que la realización de cada uno es la condición para la realización de todos. Eso es lo más importante. Con esos talentos en marcha, hay que organizar y desplegar las fuerzas productivas. No de cualquier manera. Armonizando lo colectivo y lo individual, lo extractivo y lo ambiental, lo eficaz y lo bello. Articulando el plan estratégico del Estado, con los movimientos tácticos del mercado y la nueva economía social (cooperativa o colaborativa) fundada en la moderna Revolución tecnológica. Todo para alcanzar el desarrollo integral del país. Justo, próspero y moderno.

Los que bregamos por un futuro con soberanía política, justicia social y amistad con todos los pueblos del mundo, tenemos que defender el Estado y reformarlo hasta ponerlo a la altura del desafío histórico. Difícil, complejo, peliagudo. Justamente por eso es un desafío. Pero es preferible asumirlo en plenitud, a dejarnos ganar por el derrotismo, la desidia o la resignación. La Nación nos reclama el ejercicio intenso de nuestra voluntad soberana. Sepamos honrarla.


*(El desarrollo de las máximas potencialidades de cada jugador es una condición ineludible para formar una buena selección. Pero una buena selección requiere de otros atributos para ser competitiva. Y, como en el futbol la tarea le corresponde al Equipo Técnico, en el país le corresponde al Estado)


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