Por Mario Mazzitelli
Tierras (a)
¿Incompetencia, miopía, ignorancia o mala fe?
Del DNU 70/2023: “…es menester derogar la Ley N° 26.737 que limita el derecho de propiedad sobre la tierra rural y las inversiones en el sector.”
La ley 26.737, se promulgó en 2011. Su objeto crear un “Régimen de Protección al Dominio Nacional sobre la Propiedad, Posesión o Tenencia de las Tierras Rurales”. Frente a la creciente extranjerización de nuestras tierras, inaccesibles para el pueblo, pero muy baratas para cualquier inversor extranjero, la ley estableció un límite. Por la anomia que nos caracteriza, su cumplimiento resultó fantasmagórico. Así y todo es correcto establecer límites al dominio extranjero sobre la propiedad o posesión de las tierras rurales. La propuesta del actual gobierno de derogar la ley por decreto (inconstitucional), con la finalidad de atraer inversiones, muestra una incompetencia, miopía, ignorancia o mala fe en el manejo del asunto, que merece el rechazo de plano.
Peligra nuestra integridad territorial.
La integridad territorial de nuestro país está en peligro. A las señales que durante años nos dio una derecha antinacional, subordinada a poderes extranjeros, capaz de desgajar a la Argentina para quedar bien con el amo occidental; se sumó un personaje místico, un tanto delirante, alineado sumisamente detrás de Estados Unidos, el Reino Unido e Israel. Todos Estados expansionistas.
Dentro de 35 años no seremos una potencia como promete. El país, en manos de estos capitalistas, quedará fragmentado en un conjunto de retazos funcionales a Estados o Corporaciones extranjeras. Fragmentación horizontal acompañada por una profunda división vertical. En la cúspide mil familias argentinas y mil corporaciones extranjeras; a continuación un trapecio que, con distinta gradación, daría un buen pasar al 25% siguiente de la sociedad; y por debajo otro trapecio conteniendo al 75% de la población sobrante. Personas innecesarias para el funcionamiento de este archipiélago. Un conjunto de islotes productivos o de servicios, vinculadas entre sí y subordinados económicamente al extranjero. Algunos lo llaman factoría colonial. Un paraíso para pocos y un infierno para muchos.
Los espejismos estadísticos.
Lo que diga el PBI per cápita dentro de 35 años, lo ignoramos. Pero, si se diera la ilusoria premonición del presidente, solo tendría validez estadística. Porque estaría reflejando una sociedad dual con una brecha cada vez más profunda. Claramente no es el proyecto con el que nació la Patria. Y no lo aceptará nuestro pueblo. Habrá lucha. En una semicolonia elegir de qué lado de la lucha estar es un desafío. Elegimos la unidad nacional (de las grandes mayorías) para construir una nación soberana, con bienestar general; dueña de sus bienes naturales y su destino común. Desde esa objetiva subjetividad es que escribimos.
Una regla para abordar el problema. (Aquí sintetizo lo que escribí en 2023)
“Una vez es casualidad. Dos veces es coincidencia. Tres veces es una acción del enemigo”. Ian Fleming, agente de los Servicios de Inteligencia Británicos, periodista y escritor. En términos vulgares: si tiene cuatro patas, mueve la cola y ladra, es un perro. O dicho en otros términos más contundentes: Si se transgrede una norma una vez puede ser casualidad. Dos veces una coincidencia. Tres veces muy sospechoso. Cuatro veces “es la acción del enemigo, estúpido”. Ahora, si son cinco, seis, siete,… no hay duda, es la acción del enemigo.
Una pregunta pertinente: ¿Tenemos enemigos?
La Argentina tiene una parte de su territorio invadido, dominado y explotado por una potencia colonial.
La superficie continental Argentina es de 2.791.810 km2. Si sumamos los archipiélagos y la Antártida Argentina, según el Instituto Geográfico Nacional, llegamos a los 3.761.274 km2. Hay que sumar una Zona Económica Exclusiva en el mar de 3.146.345 km2. (Lógicamente están incorporados los 11.410 km2 de Malvinas, los 3.850 de las Georgias del Sur, los 310 de las Sandwichs del Sur, los 3.687 de las Shetland del Sur, los 750 de las Orcadas y los 965.597 km2 de la Antártida)
Nos recuerda César Lerena que por otro lado el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (en adelante RU) además de los territorios insulares que domina por la fuerza, “ocupa 1.639.900 km2 de territorio marítimo, es decir el 52% de nuestra Zona Económica Exclusiva. Si a ello le sumamos que los británicos disputan 1.430.367 km2 de la plataforma continental del total de 1.782.000 km2 reivindicados por Argentina según lo previsto por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) y también disputan la Antártida…” observamos la magnitud de lo que está en litigio. Territorio, bienes naturales y porvenir que marcarán un futuro muy distinto para el pueblo argentino conforme se resuelva el conflicto colonial. Triste verdad inapelable: tenemos enemigos.
Frente a esta realidad reunimos estas afirmaciones (que tienen estado público) de personas que coparon el gobierno de JM.
1.- Patricia Bullrich: “Pfizer no pidió ni cambió de ley. Solo pidió un seguro de caución como a todos los países del mundo (sic), que es algo razonable. No pidió los hielos continentales, ni las Islas Malvinas, bueno, las Islas Malvinas se las podríamos haber dado”, así se expresó la ex ministra de Seguridad en una entrevista por LN+ el 27 de abril de 2021.
2.- Mauricio Macri, del 18 de enero de 1997 a Página 12: “La verdad es que los temas de las soberanías con un país tan grande como el que tenemos nunca los entiendo. Nosotros no tenemos un problema como los israelíes, que tienen problema de espacio. Acá lo nuestro es casi un amor propio. Es más, creo que las islas Malvinas serían un fuerte déficit adicional para la Argentina.”
3.- Fernando Iglesias, de su columna en La Nación del 13 de marzo de 2013: “¿por qué las Malvinas? ¿De dónde nace la inacabable vocación por la “recuperación” de unas islas que nunca formaron parte de la República Argentina? (Sic) “… si alguna vez dejamos de ser los verdaderos kelpers de la Argentina, acaso comprenderemos la enormidad que implica la idea de que las Malvinas sean argentinas...”
4.- Lucas Llach en 2017, siendo vicepresidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA) escribió: “Yo entregaría no sólo las Falklands sino todo Tierra del Fuego a England, así nos sacamos ese apéndice que le encarece la vida al pueblo”.
5.- Sabrina Ajmechet, Diputada Nacional de Juntos por el Cambio (Según los medios responde políticamente a Patrica Bullrich): “Las Malvinas no existen. Las falkland islands son de los kelpers”; “la creencia en que las Malvinas son argentinas es irracional, es sentimental”, julio de 2021.
6.- La entrega del oro a la Corona Británica.
En septiembre de 2017 (durante la presidencia de Mauricio Macri, con el Ministerio de Seguridad a cargo de Patricia Bullrich y el Banco Central en manos de Federico Sturzenegger) se enviaron a Londres US$ 462 millones en lingotes de oro? O sea 11.000 kilos de oro que formaban parte de las reservas.
7.- Durmiendo con el enemigo.
Lewis es la Corona Británica. Adquirió dos grandes predios que le estaban vedados por la ley, además se adueñó del Lago Escondido. Impidiendo el libre acceso a todo turista que quiera disfrutar de sus costas y sus aguas. Violentando la legislación nacional que garantiza el libre acceso a las costas de lagos, ríos, etc. y además desconociendo los fallos de tribunales argentinos.
¿Cuál fue la actitud del ex presidente Mauricio Macri frente a tamaña maniobra? Defender a Joe Lewis.
8.- El Emir de Qatar
Vale la pena recordar que otro amigo del ex presidente Macri, el Emir de Qatar Tamim bin Hamad Al Thani, parece haber adquirido grandes extensiones de tierra, en las que se encuentra la naciente del río Chubut, y las quiere alambrar segregando a las comunidades que las habitan ―en armonía con la naturaleza y toda la comunidad― desde tiempos inmemoriales.
La extranjerización/entrega de nuestros extensos territorios parece tener eficaces gestores políticos. Hay más. Pero juzgo suficiente los ejemplos dados que nos conducen al desmembramiento territorial y no al surgimiento de una potencia, como cree el improvisado presidente de la Nación.
Ahora un par de ejemplos históricos.
Alaska.
El 30 de marzo de 1867, Estados Unidos compró Alaska al Imperio ruso por 7.200.000 dólares. Con una superficie de 1.717.856 km² pagó U$S 4,19 (Cuatro dólares con 19 centavos) el km². O U$S 0,0416 la hectárea. Aunque resulta difícil calcular una operación inmobiliaria realizada hace 157 años (la BBC News dice que fue una ganga: Si se toma en cuenta la inflación, los US$ 7,2 millones pagados por Estados Unidos en 1867… por Alaska son equivalentes a algo más de US$100 millones de hoy. Una cifra inauditamente barata para haber comprado el que es hoy el más extenso de sus estados)
Podemos observar que fue un gran negocio para el comprador por las siguientes razones. Primero, porque de aquellos dólares pagados al zar ruso Alexander II no debe quedar nada, mientras que esa porción de territorio (es el Estado n° 49 de los Estados Unidos) permanecerá por mucho tiempo (por no decir para siempre) Segundo, porque el descubrimiento de petróleo ya pagó con creces aquella vieja inversión y todos los adelantos en infraestructura, servicios, etc. que ocurrieron sobre ese territorio. Tercero, porque con menos de 1 millón de habitantes tiene un PBI de 44.000 millones de dólares. A todas luces, los imperios expanden y unen su territorio.
¿Por qué otro imperio de dimensiones continentales como el Ruso se desprendería de semejante porción de tierra? En principio Alaska es parte del continente americano. Su control obligaba a cruzar Asia y el estrecho de Bering, distante más de 6000 km al este de Moscú. Parece que el zar Alexander II “temía que Gran Bretaña, en ese entonces la gran superpotencia mundial y la nación que controlaba el oeste de Canadá, pudiese tener designios expansionistas sobre Rusia que harían de Alaska una presa atractiva.” Este zar parece no haber tenido grandes luces. Por un lado no previó la decadencia del Imperio Británico, tampoco la revolución en los medios de comunicación y transporte que hubieran permitido un dominio del centro político del imperio sobre los extremos más recóndito, etc. Es un dato.
Santa Cruz.
¿En qué está pensando el gobierno con su DNU? ¿Podríamos vender las tierras rurales de Santa Cruz para atraer inversiones? ¿Cuánto cuesta la tierra rural? Al solo efecto de tener una idea e ir aproximándonos al fondo del tema, tomo esta cotización que está publicada en Mercado Libre el 5/01/24: Venta Calafate Santa Cruz Campo 10.040 hectáreas U$S 1.400.000. Es un campo para ganadería, el acceso es de tierra, está a 20 km del asfalto, su superficie es irregular y cuenta con un casco de 1000 m2 con 5 habitaciones.
La superficie total de nuestra provincia de Santa Cruz es 243.943 km². Grosso modo, excluidas las tierras urbanas, redondeemos en 240.000 km² las tierras rurales. O en 24.000.000 has (24 millones de hectáreas) Si las pusiéramos en venta al precio del ejemplo, nos da una cifra de U$S 3.360.000.000 (Tres mil trecientos sesenta millones de dólares) Siguiendo con nuestro ejercicio imaginario pensemos en el dinero físico. Si un millón de dólares, en billetes de 100, pesa 10 kg; luego tendremos 33.600 kg de dólares. Digamos un camión lleno de papel pintado ¿Venderíamos ese territorio por ese valor con el que no podríamos pagar ni el 1% de la ilegal deuda externa armada por nuestros enemigos con la complicidad de las mil familias más ricas del país? ¿Repetiríamos la experiencia del zar Alexander II? Aunque supusiéramos un valor superior de la tierra, aunque tomáramos otras provincias con tierras más costosas, la cuestión no cambiaría en su esencia. Liberalizar la venta de tierras de una Nación lleva a la desintegración territorial.
Texas.
Sabido es que las 13 colonias que se independizaron del Reino Unido y constituyeron los Estados Unidos de Norteamérica, anexaron territorios que otrora pertenecieron a la Corona española y fueron heredados, en el caso del Virreinato de Nueva España, mayoritariamente por México.
Texas (al igual que California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah, y parte de Colorado y Wyoming) quedó como parte constitutiva de México. “El gobierno mexicano, en su deseo de poblar y desarrollar Texas, otorgó tierras gratuitas y exenciones de impuestos a los colonos anglosajones. Como resultado, entre 1821 y 1835, la población de Texas pasó de 3.500 a 30.000, de los cuales alrededor del 80 por ciento eran anglosajones”. México no se preguntó ¿Por quién querrían ser gobernados estos colonos anglosajones? ¿Con quién tenían mayor afinidad? ¿Qué papel jugaba el “otro” gobierno (anglosajón) en este proceso de ocupación del territorio mexicano? ¿Cuál era el mejor modo de defender su integridad territorial? México perdió más de la mitad de su territorio. Hubo un error estratégico del Estado recientemente constituido. Fue minimizar las derivaciones de fomentar la colonización anglosajona.
Los ejemplos sobre las colonizaciones son múltiples. Nada tienen que ver con la libertad. Sí con la geopolítica. Medio Oriente podría ser un buen ejemplo acerca del papel del asentamiento de colonos en tierras ajenas y su indebida apropiación por fuera del derecho internacional. (Está circulando un video de Artem Reshetnyak, amigo de Javier Milei, con acento extranjero, donde plantea comprar tierra en un lugar estratégico ―en la costa norte del Río Negro, provincia de Buenos Aires, a unos 30 km de Viedma y Carmen de Patagones― con la finalidad de construir una zona de libre comercio capitalista, tendiente a ser una ciudad o una nación dentro del territorio nacional argentino)
Ni venta, ni colonización en el marco del libertinaje.
Propuestas a mansalva en el marco del libertinaje actual, sin planificación estratégica, son suicidas. Preservar la integridad territorial de nuestra Nación para la ejecución de un gran proyecto de desarrollo económico, social, cultural, humanista y emancipador, es una tarea de todos. Y, en particular, de las instituciones constituidas para la defensa nacional.
La seguimos.
Entradas relacionadas:
¿Estamos en tránsito a una autocracia?
No hay comentarios:
Publicar un comentario