por
Pablo Correa
BOGOTÁ,
15 jun 2020 (IPS) - La pérdida mundial de bosques primarios aumentó
2,8 por ciento en 2019 en comparación con el año anterior, lo que
significa que se dejaron de absorber al menos 1,8 gigatoneladas de
emisiones de dióxido de carbono, equivalentes a las emisiones
anuales de 400 millones de automóviles.
Según
la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO), el bosque primario es aquel regenerado de manera
natural, compuesto de especies nativas en el que no existen indicios
evidentes de actividades humanas y donde los procesos ecológicos no
han sido perturbados de manera significativa.
Los
bosques primarios ubicados en los trópicos son especialmente
importantes por su biodiversidad y su almacenamiento de carbono.
Un
informe presentado por Global Forest Watch el 3 de junio advierte que
a pesar de los esfuerzos por detener la deforestación y “los
éxitos aparentes de algunos países en la reducción de la pérdida
de bosques, los datos de 2019 subrayan un hecho: la lucha para frenar
la pérdida de bosques tropicales está lejos de haber terminado».
Más
aún, aunque la tasa de pérdida registrada en 2019 no alcanzó las
cifras récord de 2016 y 2017, sigue siendo la tercera más alta
desde el cambio de siglo.
Según
el reporte, el año pasado los trópicos perdieron 11,9 millones de
hectáreas de cubierta arbórea, que no es lo mismo que deforestación
sino la desaparición del dosel de los árboles por causas naturales
y humanas, incluidos los incendios.
Casi
un tercio de esa pérdida, 3,8 millones de hectáreas, ocurrió en
los bosques primarios tropicales húmedos. Ello equivale a perder un
bosque primario del tamaño de un campo de fútbol cada 6 segundos, o
a perder un área equivalente al tamaño de Suiza cada año.
Brasil
fue el país con la mayor disminución de bosques primarios: 1 361
000 hectáreas -más de un tercio de la pérdida total de bosques
primarios tropicales húmedos en todo el mundo-, seguido de la
República Democrática del Congo (RDC), con 475 000 hectáreas, e
Indonesia, con 324 000 hectáreas que, no obstante, disminuyó un
cinco por ciento su tasa de pérdida en 2019 en comparación al año
anterior.
«Aparte
de 2016 y 2017, que enfrentaron pérdidas generalizadas debido a
incendios en el sotobosque (área de bosque que crece más cerca del
suelo), 2019 fue el peor año de Brasil para bosques primarios en 13
años», señaló por correo electrónico a SciDev.Net Mikaela
Weisse, una de las autoras.
En
el caso de la RDC, la mayor parte de las pérdidas parece estar
relacionada con zonas agrícolas, pero están surgiendo pruebas de
que algunas pueden estar vinculadas a la tala comercial en gran
escala, la minería y las plantaciones, señala el informe.
Por
el contrario, Ghana y Costa de Marfil, en el África occidental,
redujeron su pérdida de bosques primarios en más del 50 por ciento
en 2019 en comparación con el año anterior.
La
lista de los diez países más afectados se completa con Bolivia (290
000 hectáreas perdidas), Perú (162 000), Malasia (120 000),
Colombia (115 000), Laos (72 000), México (66 000) y Camboya (63
000).
Creado
en 2014 por el Instituto de Recursos Mundiales, Google y más de 40
colaboradores, Global Forest Watch produce mapas digitales de alta
resolución actualizados por Google y científicos de la
estadounidense Universidad de Maryland, utilizando imágenes
satelitales de la NASA.
Pérdida
de la cuenca Amazónica a un ritmo elevado
De
acuerdo con los datos, una forma particular de pérdida de bosques
-la deforestación por tala rasa para fines agrícolas y otros
nuevos usos de la tierra- ha aumentado aceleradamente en la
Amazonia brasileña durante el último año.
«Varias
cosas indican que hay un cambio profundo en las políticas de
protección de los bosques en Brasil», dijo en entrevista telefónica
con SciDev.Net Paulo Moutinho, investigador principal del Instituto
de Investigación Ambiental de la Amazonia, quien no fue parte del
estudio.
«Las
agencias gubernamentales dedicadas a la protección de los bosques
están siendo desmanteladas, destrozadas. El presidente (Jair
Bolsonaro, de tendencia ultra conservadora) dice que tenemos que
talar los bosques para asegurar el progreso del país. La visión es
la misma que teníamos hace 30 años. Hay un gran retroceso en las
políticas de protección», señala.
Los
investigadores también detectaron nuevos y preocupantes focos de
deforestación en los territorios indígenas de la Amazonía como
resultado de la apropiación ilegal de tierras.
Bolivia,
vecino de Brasil, también experimentó una pérdida de cubierta
forestal sin precedentes. La pérdida total de la cubierta arbórea
del país en 2019 fue más de 80 por ciento que en 2018.
Los
investigadores atribuyen ese aumento a una combinación de
condiciones climáticas que favorecieron la propagación de los
incendios y la actividad humana, especialmente la agricultura a gran
escala.
Entre
los países de la cuenca amazónica, Colombia mostró signos de
frenar la pérdida de bosques después del rápido aumento en la
deforestación experimentada luego de la firma del acuerdo de paz
(2016) entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC), debido a que con el apaciguamiento de la guerra,
muchos colonos comenzaron a acaparar tierras.
Las
acciones del gobierno colombiano parecen estar teniendo un impacto
positivo en la reducción del desbroce de tierras para la
colonización y la ganadería. Consisten en un programa de incentivos
a la conservación (Vision Amazonia), que cuenta con el apoyo
financiero de países europeos, aunada a una estrategia militar
centrada en los puntos de mayor deforestación.
Según
Ederson Cabrera, encargado del sistema nacional de vigilancia de la
deforestación en el Instituto de Hidrología, Meteorología y
Estudios Ambientales (Ideam) de Colombia, los datos de Global Forest
Watch son muy valiosos y precisos en lo que respecta a las
tendencias, pero no tanto para los valores absolutos de cada país.
En
el caso de Colombia la diferencia de estimación puede ser de
alrededor de 20.000 hectáreas por debajo de las cifras oficiales,
señaló vía telefónica.
Pablo
Negret, investigador de la Escuela de Ciencias de la Tierra y del
Medio Ambiente de la Universidad de Queensland, Australia, concuerda
con Cabrera.
«Los
datos de Global Forest Watch son muy útiles ya que están
disponibles de forma gratuita. Sin embargo, a menudo son imprecisos.
Recomendaría usar información nacional, si está disponible, cuando
se hacen análisis a esta escala o menos. Sin embargo, a nivel global
o continental es una buena herramienta», dijo por correo electrónico
a SciDev.Net.
Para
Paulo Moutinho, a pesar de las malas noticias sobre su país, hay
razones para ser optimista: «Ya redujimos la deforestación hasta en
un 80 por ciento entre 2005 y 2012. Conocemos los elementos que se
necesitan para que desaparezca”, señala.
Weisse
también es optimista. «Aunque la tendencia general de la pérdida
de bosques primarios en los trópicos es preocupante, algunos países
han demostrado que es posible reducir la pérdida de bosques mediante
una acción sostenida”, comentó.
Este
artículo fue publicado originalmente por SciDev.net.
RV:
EG
Fuente:
Pablo Correa, El mundo pierde sus bosques aceleradamente, 15 junio 2020, Inter Press Service. Consultado 15 junio 2020.
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