Muchos de los
productos que utilizamos a diario causan enormes daños
medioambientales, que además cuestan dinero. ¿Se puede saber
exactamente cuánto? Y ¿qué podemos hacer para reducir esos daños?
por Gero Rueter
Los gases de
efecto invernadero y otras sustancias contaminantes dañan nuestra
salud, destruyen los ecosistemas y producen calentamiento climático.
En todo el mundo aumentan los fenómenos metereológicos extremos,
causando inundaciones, sequías, destrucción y mucho sufrimiento
humano. Según el Índice de Riesgo Climático, 11.500 personas
perdieron la vida debido a fenómenos meteorológicos extremos el
pasado año. Los daños materiales ascendieron a más de 375 mil
millones de dólares. Hasta ahora, quienes causan los daños
climáticos, medioambientales y humanos no pagan nada. A menudo, los
afectados no reciben apenas ayudas. Y, si la reciben, proviene del
Estado.
Los daños
medioambientales, en euros
"Tenemos que
lograr que los precios de nuestros productos digan la verdad
ecológica”, comenta Astrid Mattey, de la Oficina alemana de
Medioambiente (UBA, por sus siglas en alemán). Matthey y sus colegas
se dedican a estimar con métodos científicos los daños que
diversos productos provocan en las personas. "Se trata de daños
a la salud, a los edificios y a la infraestructura. Y si traducimos
estos daños al ecosistema a términos económicos y los expresamos
en euros, es más fácil que todo el mundo entienda de qué se
trata”, dice.
Matthey acaba de
publicar, junto con sus colegas, las cifras correspondientes a
Alemania. Con este informe, puede saberse, por ejemplo, hasta cuánto
ascienden los daños medioambientales de la electricidad procedente
del carbón o de la energía eólica. O cuánto le cuesta al planeta
que nos calentemos con petróleo, gas o energía solar, así como que
viajemos en autobús, tren, auto o avión.
Información
importante a la hora de tomar una decisión
Así, según los
cálculos de la UBA, la producción de una tonelada de CO2 produce
daños que costarán alrededor de 640 euros en los próximos 100
años. "La cifra de 640 euros por cada tonelada de CO2 pondera
los daños que sufrirán las generaciones futuras de igual manera que
los perjuicios que sufre la generación actual”, explica la experta
de la UBA.
En cuanto a los
costos de los daños al ecosistema en euros que produce el
transporte, según la UBA, un trayecto aéreo corto de 1.000
kilómetros deja, por pasajero, daños medioambientales de alrededor
de 235 euros. Por su parte, los costos medioambientales de un viaje
en autobús son de 26 euros y los de un tren eléctrico en Alemania,
de 46 euros.
Viajar en el
propio auto es muy dañino para el medioambiente. Un trayecto de
1.000 kilómetros causa daños que ascienden hasta los 193 euros si
se conduce un auto diésel, 189 con uno de gasolina y 152 con un auto
eléctrico. El próximo año, la UBA quiere publicar por primera vez
un informe similar aplicado a la producción agraria. Para el cálculo
de los daños, la UBA recomienda, sin embargo, un costo de 180 euros
por tonelada de CO2, ya que el valor del año será considerado, en
el futuro, menor que el actual.
Impuestos
inteligentes para proteger el clima
Muchos
economistas climáticos proponen reformas globales con el objetivo de
fijar un impuesto al CO2 ligado a la bajada de otros impuestos. De
esta manera, podrían hacerse devoluciones a empresas y particulares
que inviertan en infraestructura ecológica. "La recaudación
por el impuesto al CO2 debería servir para bajar otros impuestos o
para invertir en bienes públicos necesarios”, dice Matthias
Kalkuhl, de MCC (Mercator Research Institute on Global Commons and
Climate Change) . "Para evitar que una reforma de ese tipo
suponga una carga para los hogares con menos recursos, una parte del
impuesto al CO2 debería ser devuelta, tal y como ya ocurre en países
como Suiza”.
"Solo las
reformas socialmente equilibradas encuentran aceptación”, dice
Christian Hochfelder, del think tank Agora Verkehrswende,
refiriéndose a la protesta de los "chalecos amarillos" en
Francia, desatada por la prevista subida al impuesto sobre los
carburantes. Pero, según Hochfelder, "es necesario llevar una
reforma impositiva en el ámbito de los transportes si se quieren
tomar en serio los objetivos de protección del clima".
Una reforma justa
Los reputados
científicos climáticos Hans-Joachim Schellnhuber y Claus Leggewie,
entre otros, abogan por una reforma medioambiental socialmente justa.
En un informe que ya han publicado, ambos recomiendan crear un fondo
a futuro que propicie y financie una transformación ecológica y
social. Además de un impuesto a las emisiones de CO2, recomiendan un
impuesto a la herencia de grandes fortunas. En países escandinavos,
así como en Francia, Reino Unido y Suiza, los impuestos al CO2 van
ganando cada vez más peso. Por el contrario, en Alemania no hay
todavía un amplio debate sobre cómo el Estado, a través de un
apolítica de impuestos y de estímulos, puede arrinconar los
productos dañinos para el medioambiente e impulsar tecnologías
futuras para que el calentamiento global no sobrepase los 1,5 grados.
La diputada verde
alemana Lisa Badum dice que, de momento, el Gobierno alemán "está
cerrado a este debate y no contempla un impuesto al CO2”. "Pero,
además de un impuesto eficaz al CO2, necesitamos también otras
políticas climáticas. Entre otras, acabar con la energía
procedente del carbón hasta 2030, la ampliación hasta el cien por
cien de energías limpias, como la solar y la eólica, y una ofensiva
inversora para vivir en casas eficientes y ecológicas”, apunta
Badum.
Deutsche Welle es
la emisora internacional de Alemania y produce periodismo
independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube
|
Fuente:
Gero Rueter, El precio del futuro del planeta: ¿un impuesto al CO2 para frenar el cambio climático?, 07/12/18, Deutsche Welle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario