sábado, 8 de diciembre de 2018

El precio del futuro del planeta: ¿un impuesto al CO2 para frenar el cambio climático?

Muchos de los productos que utilizamos a diario causan enormes daños medioambientales, que además cuestan dinero. ¿Se puede saber exactamente cuánto? Y ¿qué podemos hacer para reducir esos daños?

por Gero Rueter

Los gases de efecto invernadero y otras sustancias contaminantes dañan nuestra salud, destruyen los ecosistemas y producen calentamiento climático. En todo el mundo aumentan los fenómenos metereológicos extremos, causando inundaciones, sequías, destrucción y mucho sufrimiento humano. Según el Índice de Riesgo Climático, 11.500 personas perdieron la vida debido a fenómenos meteorológicos extremos el pasado año. Los daños materiales ascendieron a más de 375 mil millones de dólares. Hasta ahora, quienes causan los daños climáticos, medioambientales y humanos no pagan nada. A menudo, los afectados no reciben apenas ayudas. Y, si la reciben, proviene del Estado.

Los daños medioambientales, en euros

"Tenemos que lograr que los precios de nuestros productos digan la verdad ecológica”, comenta Astrid Mattey, de la Oficina alemana de Medioambiente (UBA, por sus siglas en alemán). Matthey y sus colegas se dedican a estimar con métodos científicos los daños que diversos productos provocan en las personas. "Se trata de daños a la salud, a los edificios y a la infraestructura. Y si traducimos estos daños al ecosistema a términos económicos y los expresamos en euros, es más fácil que todo el mundo entienda de qué se trata”, dice.

Matthey acaba de publicar, junto con sus colegas, las cifras correspondientes a Alemania. Con este informe, puede saberse, por ejemplo, hasta cuánto ascienden los daños medioambientales de la electricidad procedente del carbón o de la energía eólica. O cuánto le cuesta al planeta que nos calentemos con petróleo, gas o energía solar, así como que viajemos en autobús, tren, auto o avión.

Información importante a la hora de tomar una decisión

Así, según los cálculos de la UBA, la producción de una tonelada de CO2 produce daños que costarán alrededor de 640 euros en los próximos 100 años. "La cifra de 640 euros por cada tonelada de CO2 pondera los daños que sufrirán las generaciones futuras de igual manera que los perjuicios que sufre la generación actual”, explica la experta de la UBA.

En cuanto a los costos de los daños al ecosistema en euros que produce el transporte, según la UBA, un trayecto aéreo corto de 1.000 kilómetros deja, por pasajero, daños medioambientales de alrededor de 235 euros. Por su parte, los costos medioambientales de un viaje en autobús son de 26 euros y los de un tren eléctrico en Alemania, de 46 euros.

Viajar en el propio auto es muy dañino para el medioambiente. Un trayecto de 1.000 kilómetros causa daños que ascienden hasta los 193 euros si se conduce un auto diésel, 189 con uno de gasolina y 152 con un auto eléctrico. El próximo año, la UBA quiere publicar por primera vez un informe similar aplicado a la producción agraria. Para el cálculo de los daños, la UBA recomienda, sin embargo, un costo de 180 euros por tonelada de CO2, ya que el valor del año será considerado, en el futuro, menor que el actual.

Impuestos inteligentes para proteger el clima

Muchos economistas climáticos proponen reformas globales con el objetivo de fijar un impuesto al CO2 ligado a la bajada de otros impuestos. De esta manera, podrían hacerse devoluciones a empresas y particulares que inviertan en infraestructura ecológica. "La recaudación por el impuesto al CO2 debería servir para bajar otros impuestos o para invertir en bienes públicos necesarios”, dice Matthias Kalkuhl, de MCC (Mercator Research Institute on Global Commons and Climate Change) . "Para evitar que una reforma de ese tipo suponga una carga para los hogares con menos recursos, una parte del impuesto al CO2 debería ser devuelta, tal y como ya ocurre en países como Suiza”.

"Solo las reformas socialmente equilibradas encuentran aceptación”, dice Christian Hochfelder, del think tank Agora Verkehrswende, refiriéndose a la protesta de los "chalecos amarillos" en Francia, desatada por la prevista subida al impuesto sobre los carburantes. Pero, según Hochfelder, "es necesario llevar una reforma impositiva en el ámbito de los transportes si se quieren tomar en serio los objetivos de protección del clima".

Una reforma justa

Los reputados científicos climáticos Hans-Joachim Schellnhuber y Claus Leggewie, entre otros, abogan por una reforma medioambiental socialmente justa. En un informe que ya han publicado, ambos recomiendan crear un fondo a futuro que propicie y financie una transformación ecológica y social. Además de un impuesto a las emisiones de CO2, recomiendan un impuesto a la herencia de grandes fortunas. En países escandinavos, así como en Francia, Reino Unido y Suiza, los impuestos al CO2 van ganando cada vez más peso. Por el contrario, en Alemania no hay todavía un amplio debate sobre cómo el Estado, a través de un apolítica de impuestos y de estímulos, puede arrinconar los productos dañinos para el medioambiente e impulsar tecnologías futuras para que el calentamiento global no sobrepase los 1,5 grados.

La diputada verde alemana Lisa Badum dice que, de momento, el Gobierno alemán "está cerrado a este debate y no contempla un impuesto al CO2”. "Pero, además de un impuesto eficaz al CO2, necesitamos también otras políticas climáticas. Entre otras, acabar con la energía procedente del carbón hasta 2030, la ampliación hasta el cien por cien de energías limpias, como la solar y la eólica, y una ofensiva inversora para vivir en casas eficientes y ecológicas”, apunta Badum.

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