por Thalif Deen
NACIONES UNIDAS,
10 sep 2018 (IPS) - Luego de varios años de debates, la Organización
de las Naciones Unidas (ONU) comenzó su primera ronda de
negociaciones intergubernamentales para elaborar un borrador de
tratado vinculante que proteja y regule la “alta mar” que, por
definición, va más allá de las 200 millas náuticas (unos 370
kilómetros) de la costa, a partir de donde se consideran “aguas
internacionales” compartidas.
“La alta mar
cubre la mitad de nuestro planeta y es vital para el funcionamiento
de todo el océano y de la vida en la Tierra”, explicó Peggy
Kalas, coordinadora de la Alianza de Alta Mar, que reúne a más de
40 organizaciones no gubernamentales y a la Unión Internacional para
la Conservación de la Naturaleza (UICN).
“El actual
sistema de gobernanza de la alta mar es frágil, fragmentado e
inadecuado para hacer frente a las amenazas que se ciernen sobreellal
en el siglo XXI, como el cambio climático, la pesca ilegal y la
sobrepesca, la contaminación con plásticos y la pérdida de
hábitats”, explicó.
“Es una
oportunidad histórica para proteger la biodiversidad y las funciones
de la alta mar a través de compromisos vinculantes”, añadió.
La Conferencia
Intergubernamental de dos semanas, que concluirá el 17 de
septiembre, es la primera de cuatro instancias de negociación, que
se espera continúen hasta 2020.
Sobre los asuntos
controvertidos para los negociadores, la asesora política de
Greenpeace, Veronica Frank, dijo a IPS: “aunque todavía es
temprano, podemos esperar que algunos de los posible asuntos que
requerirán atención abarquen la relación entre el nuevo Tratado
Global de Océanos y los instrumentos y órganos legales existentes”.
Entre ellos, los
que regulan actividades como la pesca y la minería, y qué papel
desempeñarán esas organizaciones en la gestión de las actividades
que puedan impactar en el ambiente marino en los futuros santuarios
marinos en alta mar.
“También es
delicada la cuestión de los recursos genéticos marinos, en especial
cómo garantizar el acceso y compartir los beneficios de su uso”,
apuntó Frank.
Respecto de la
diferencia entre el tratado propuesto y la histórica Convención de
las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CDM), de 1994, Essam
Yassin, investigador principal en Economía Ambiental y Océanos, del
Instituto Internacional para el Ambiente y el Desarrollo (IIED), dijo
a IPS: “Este nuevo tratado es particularmente significativo porque
es la primera vez que se gobernará la alta mar”.
“Estas
negociaciones son una oportunidad, no solo para proteger la salud de
los océanos, sino para asegurarnos de que todos los países, no solo
los pocos que son ricos, se puedan beneficiar de los recursos de los
océanos de forma sostenible”, precisó.
“A pesar de la
importancia del Derecho del Mar, solo cubre la franja de agua a 200
millas de la costa. No el uso ni la gestión sostenible de la
biodiversidad en áreas fuera de la jurisdicción nacional”, añadió
Yassin.
Era un documento
aceptable en una época en que las capacidades tecnológicas para ir
más allá de esa distancia eran limitadas, pero la rápida
innovación y los avances tecnológicos cambiaron eso.
Cada vez hay más
actividades económicas en alta mar, observó.
La mayoría no
están reguladas y suponen una gran amenaza para la biodiversidad
marina. Es más urgente que nunca llenar los vacíos en materia de
gobernanza y monitorear y regular cualquier actividad en alta mar y
asegurarse de que beneficien a todos, en particular a los países
pobres, arguyó.
Según la Alianza
de Alta Mar, el papel clave de los océanos en la mitigación del
cambio climático, que incluye absorber 90 por ciento del calor
adicional y 26 por ciento del exceso de dióxido de carbono, creado
por la actividad de los seres humanos, tuvo efectos devastadores en
los propios océanos.
Gestionando la
multitud de factores antropogénicos estresantes que inciden en ellos
aumentará su resiliencia al cambio climático, a la acidificación
de los océanos y a proteger los ecosistemas marinos únicos, muchos
de los cuales están sin explorar y sin descubrir.
Debido a que son
aguas internacionales, las medidas de conservación necesarias solo
pueden implementarse mediante un tratado global, indicó la Alianza.
El nuevo pacto
debe crear un proceso global para la designación y la implementación
efectiva de santuarios muy protegidos en áreas fuera de los límites
nacionales, observó Frank.
Un proceso global
como ese debe incluir: (a) un objetivo claro y el deber de cooperar
para proteger, mantener y recuperar la resiliencia y la salud de los
océanos a través de una red global de áreas marinas protegidas, en
particular reservas marinas altamente protegidas; y (b) la
identificación de posibles áreas que cumplen el objetivo de
conservación.
Yassin señaló
que la CDM, que es la Constitución del océano, fija el marco
jurisdiccional, es decir derechos y obligaciones generales de las
Partes en diferentes zonas marinas, incluidas algunas obligaciones
generales para cooperar y proteger la vida marina y los recursos
vivientes que también se aplican a las aguas más allá de las
fronteras nacionales.
Pero la
Convención no detalla las implicancias de las obligaciones en la
práctica y pone mucho más énfasis en las libertades tradicionales
para usar las aguas internacionales.
La convención ni
siquiera menciona el término biodiversidad, indicó Frank, señalando
que el tratado negociado será el tercer “Acuerdo de
Implementación” en el marco de la CDM, tras el acuerdo para la
implementación de la Parte XI sobre minerales del lecho marino y uno
sobre las reservas de peces, e implementará, especificará y
operativizará las disposiciones ambientales de la convención en
relación con la protección de los océanos globales.
Frank dijo que es
la primera vez en la historia que los gobiernos negocian normas que
acercarán a la CDM a los principios modernos de gobernanza ambiental
y ofrecerá una protección efectiva de los océanos.
Traducción:
Verónica Firme
Fuente:
Thalif Deen, ONU comienza negociaciones para primer tratado de alta mar, 10/09/18, Inter Press Service.
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