Hace 29 años nuestro barco Rainbow Warrior se hundía en el puerto de Auckland, Nueva Zelanda, después de sufrir un bombardeo por parte de agentes de los servicios secretos de Francia, por entonces bajo el gobierno de François Mitterand. El atentado mató al fotógrafo brasileño Fernando Pereira. Hoy, el Director Ejecutivo de Greenpeace en Grecia, Nikos Charalambides, escribe un post para recordar aquel evento que marcó, a su criterio, el "fin de los días de inocencia":
"Un día como hoy, hace 29 años, el Rainbow Warrior estaba tocando fondo en el puerto de Auckland después de sufrir un bombardeo por parte de agentes de los servicios secretos franceses. Ese atentado se llevó al fotógrafo Fernando Pereira. Nunca nos vamos a olvidar de eso.
Yo era joven en ese momento y no estaba allí, pero recuerdo el shock. Fue el día en que todos nos dimos cuenta de que el trabajo de Greenpeace toca nervios sensibles. Es que cuando se cuestionan el poder y la autoridad las reacciones pueden ser violentas e inesperadas. En cierto modo, el día del atentado señaló el final de los días de inocencia.
El bombardeo del Rainbow Warrior, así como el juicio a los agentes secretos son ahora parte de la historia, al igual que la memoria del barco, lleno de actividades; acciones innovadoras; trabajando contra creencias que hoy siguen siendo actuales como “destruir el medio ambiente está muy bien si eso trae crecimiento económico y progreso”; dando testimonio sobre delitos ambientales en todo el mundo; promoviendo la paz; capacitando a las personas a tomar medidas para el futuro del planeta y por el bien de las generaciones futuras. Los océanos del mundo, las ballenas, los delfines y millones de personas mantienen al Rainbow Warrior en sus corazones. Es un mito viviente.
Su sucesor no es menos mítico. El Rainbow Warrior II, ha escrito su propia página en la historia de la organización. Desafió con éxito el sistema legal, enfrentó los delitos ambientales en todo los océanos del mundo, jugó un papel clave en el empoderamiento de los movimientos y las comunidades locales para luchar por su entorno y por la justicia, detuvo residuos nucleares y desechos tóxicos, hizo frente a los balleneros, luchó contra las energías sucias y por la protección del clima. Después de 21 años con Greenpeace se retiró el 16 de agosto 2011 y siguió sirviendo al alivio del dolor humano.
Por cierto, también fue bombardeado, incautado, embestido y atacado.
Ahora, el nuevo Rainbow Warrior sigue navegando por los océanos. Y estamos orgullosos de que siga adelante en su nueva encarnación por primera vez a través del Mediterráneo. La lucha para frenar el cambio climático, para poner presión sobre los gobiernos y las corporaciones, para detener nuestra dependencia a los combustibles fósiles (o bombas nucleares) ya encontró un nuevo símbolo en sus impresionantes velas. Y el Rainbow Warrior ya empezó a “mostrar los dientes”.
En este momento está participando en campañas en todo el Mediterráneo para proteger nuestro mar de la extracción de petróleo. Hay empresas que ven en la crisis económica en el sur de Europa una oportunidad para fortalecer aún más la dependencia energética del petróleo bombeado desde el fondo del frágil ecosistema marino del Mediterráneo.
Primero fue “El petróleo y el agua no se mezclan” (slogans de banderas utilizadas en el pasado en varias acciones). Ahora nos encontramos con la necesidad de una revolución energética donde el petróleo y el carbón y las armas nucleares y otros no tienen cabida. Y esto es real. Y es tan desafiante como lo fue cada viaje con los Guerreros del Arco Iris.
No estamos limitados por la historia. Pero no sería inteligente no ser inspirados y orgullosos por ella”.
Fuente:
A 29 años, Greenpeace recuerda el hundimiento del Rainbow Warrior y al fotógrafo brasileño fallecido en el atentado, 10/07//14, Greenpeace Blog.
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