Planta de reprocesamiento nuclear, La Hague, Francia. |
En nota anterior decíamos que los principales motivos para rechazar la Energía Nuclear eran cuatro: Impactos en la salud, residuos, seguridad, y vinculación con la actividad militar. Vimos en 5 notas los efectos sobre la salud. Hoy empezaremos con los residuos radiactivos.
Por Juan Vernieri
A los RESTOS de una actividad, se los denominan DESECHOS o BASURA cuando no está previsto ningún uso futuro y RESIDUOS cuando se pueden recuperar parte en otros usos.
Las centrales nucleares productoras de electricidad producen residuos (los combustibles gastados de los reactores de potencia), también los producen los laboratorios que usan material radiactivo, la medicina nuclear, las aplicaciones de materiales radiactivos, la fabricación de aparatos bélicos, la industria extractiva de petróleo y gas, etc.
Los hay de baja, media y alta radiactividad. Los riesgos que producen los desechos de baja radiactividad son de relativamente fácil solución y, en el mundo, están bien gestionados, podríamos decir que no generan problemas. En cambio, algunos de media y los de alta radiactividad se han convertido en un problema insoluble.
Residuos
Como la inmensa mayoría de la energía contenida en el combustible nuclear no es aprovechada, se insiste en que se deben procesar los combustibles gastados para obtener de ellos más combustibles, reduciendo así el volumen de los desperdicios.
Se llama reprocesamiento, al procedimiento que se utiliza para aprovechar los combustibles que pueden obtenerse de los combustibles nucleares gastados
Para justificar la inexistencia de una solución definitiva, muchos científicos argentinos insisten en que nuestros restos son residuos y que, en el futuro, se podrá de ellos obtener más combustibles. Esta postura no es admisible.
El mayor volumen de residuos lo constituyen los combustibles gastados que producen los reactores de potencia productores de electricidad. La cantidad total acumulados sin destino en el mundo supera las 250 mil toneladas y el país que más ha reprocesado residuos es Francia. La experiencia muestra claramente que el reprocesamiento como medio de resolver el problema de la acumulación de combustibles gastados es un verdadero fracaso.
Son pocos los países que han considerado la reutilización del U-235 remanente y del Pu-239 generado, para su uso en otro tipo de reactores diseñados específicamente, pero según el experto Jess Gehin, director de un laboratorio en Estados Unidos, al día de hoy solo Rusia y Francia tienen la capacidad de hacerlo a escala industrial.
El principal problema para implantar estas tecnologías a escala comercial es económico. La existencia de otras opciones no nucleares ha mantenido a raya el reprocesamiento. La energía nuclear es ya de por sí más cara que otras alternativas y usar combustible más caro no parece lógico.
Antiguamente se buscaba reprocesar porque se suponía que el uranio natural se agotaría rápidamente, hoy se sabe que hay inmensas cantidades y su precio se ha reducido.
El reprocesamiento consiste en la separación de tres materiales: el plutonio (entre el 1 y el 2%), el uranio reprocesado (entre el 95 y el 96%) y los residuos finales (entre el 3 y el 4%), éstos últimos clasificados como desechos de alta vida, que se vitrifican y deberá buscársele un destino definitivo.
El combustible reelaborado o reciclado se conoce como MOX, abreviatura de Mixed Oxide (Mezcla de Óxidos) consiste en una mezcla de óxido de uranio natural, uranio reprocesado o uranio empobrecido y óxido de plutonio. La proporción de plutonio en este combustible varía de un 3 % a un 10 %.
En Francia funciona la planta de La Hague, con dos unidades capaces de reprocesar 800 toneladas de combustible gastado al año; en el Reino Unido funcionaba otra planta en Sellafield, con capacidad análoga. La empresa Rosatom de Rusia también reprocesa. Japón, a su vez, está construyendo otra. Estas plantas ofrecen servicios de reprocesado a otros países, con la obligación de recibir en devolución los desechos no utilizados.
Otros países, incluidos Canadá y Corea del Sur, también están promoviendo la separación del plutonio como una “solución” a sus propios problemas de eliminación del combustible gastado. Estos esfuerzos no solo pasan por alto la larga historia de fallas de estas tecnologías nucleares; ni tienen en cuenta el riesgo de proliferación asociado con la separación del plutonio, un riesgo que la historia ha demostrado que es bastante real.
Como líder en el campo de reciclaje de combustible, la industria nuclear de Francia solo ha capturado una pequeña parte del mercado internacional para la recuperación.
Son tantos los combustibles gastados acumulados en el mundo que es imposible reprocesarlos a todos. Por lo pronto la inversión necesaria para construir una planta es monumental.
En nuestro país ya hay más de 5000 toneladas de combustibles gastados. Una planta como la de La Hague necesitaría más de 6 años de trabajo permanente para reprocesar los residuos nucleares argentinos acumulados.
Para reprocesar las 12.000 toneladas de combustibles gastados que se producen en el mundo cada año, se necesitan 15 plantas como la de La Hague y, supuestamente si se encarara el reprocesado de las 250.000 toneladas ya acumuladas, para hacerlo en 5 años, se necesitarían más de 60 plantas como la de La Hague.
La esperanza de reprocesar los combustibles es una utopía, se necesitaría inversiones descomunales en plantas. Entonces los residuos en realidad no son residuos sino desechos.
Decir que el reprocesamiento es una solución para los combustibles gastados es una mentira.
Además recordemos que del proceso restan también desechos radiactivos que son, precisamente, de más radiactividad y más perdurables.
La gran flota francesa de generación de energía nuclear consume solo 120 toneladas de Mox al año. Su planta que tiene pocos clientes además de Electricité de France, es suficiente para las necesidades nacionales. La producción de Mox en La Hague en 2021 fue de tan solo 51 toneladas.
En el mundo hay solo 22 reactores capaces de utilizar Mox. Por eso se está acumulando plutonio imposible de utilizar, en cantidades monstruosas. Queda como solución usar ese plutonio en la fabricación de bombas atómicas ¡Linda solución! No tiene sentido seguir reprocesando, el plutonio no hay en qué utilizarlo, por tanto ya es un desecho.
La planta del Reino Unido en Sellafield se cerró por tener plutonio acumulado como para fabricar veinte mil bombas.
Finalmente destacamos que la planta de La Hague ha descartado en forma líquida desechos nucleares en el Canal de la Mancha y la planta de Sellafield hizo lo propio en el mar de Irlanda.
En próxima nota seguiremos fundamentando nuestra oposición a la energía nuclear.
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