jueves, 16 de junio de 2022

Asombrosa inconsciencia de la humanidad (XXII)

Ante complejos e impredecibles riesgos globales de seguridad, el Instituto Internacional de Estudios para la Paz (SIPRI) advierte que la política no se prepara lo suficiente para la “nueva era”.

por Juan Vernieri

Nos encontramos en “una emergencia planetaria”. Las crisis medioambientales y de seguridad que se agudizan, se refuerzan mutuamente de una manera peligrosa. La tala de bosques, el deshielo de glaciares y la contaminación de los océanos con plástico, se unen al aumento del gasto militar, de la cifra de personas que sufren hambre y de las muertes en guerras y conflictos armados. Las pandemias, como la del coronavirus, provocan nuevos peligros.

En Somalía, país del este de África, la sequía constante, combinada con la pobreza, la falta de cuidados y un Gobierno débil llevaron a la gente a los brazos de organizaciones extremistas.

En América Central, las malas cosechas producto del cambio climático, la violencia y la corrupción, desencadenaron movimientos migratorios hacia Estados Unidos.

El mundo está “tropezando” con nuevos y más complejos peligros, y falta un plan más allá de las fronteras nacionales. “La naturaleza y la paz están tan estrechamente unidas que el daño a una de ellas perjudica a la otra, mientras el fomento de una de ellas fortalece a la otra. Es posible negociar. Y el momento de negociar es ahora”, advierte el director del SIPRI, Dan Smith.

El instituto sueco para la paz en su último informe llama la atención de políticos y responsables de las tomas de decisiones. Algunos Gobiernos no han reconocido la gravedad de la crisis, han mirado para otro lado, e incluso han alimentado la incertidumbre, critica el SIPRI.

Puede que la sociedad humana sea más rica de lo que solía ser, pero es mucho más insegura”.

Los desastres meteorológicos causados por el cambio climático y la pandemia del coronavirus amenazan las cadenas de suministro globales. La violencia y los desastres en las cosechas provocan migraciones. Los que pagan las consecuencias son, “a menudo, países que ya sufren de pobreza y mala gobernabilidad”.

El número de refugiados y desplazados en la última década se duplicó, llegando a más de 80 millones de personas. En 2021, el gasto militar mundial superó los 2 billones de dólares, por primera vez en la historia.

Alrededor de una cuarta parte de todas las especies están en peligro de extinción. La población de insectos polinizadores está disminuyendo rápidamente. La calidad del suelo se deteriora, “mientras la explotación de recursos naturales, como los bosques y los peces, continúa a un nivel insostenible”. El cambio climático está provocando fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes e intensos.

Para salir de la crisis sucintamente expuesta, se requiere que los países actúen con visión de futuro, pero también lleven a cabo urgentes acciones a corto plazo. La nueva era de riesgos exige una nueva forma de trabajar en conjunto, para enfrentar amenazas comunes.

Es difícil pensar en una nueva y mejor calidad de cooperación internacional, ante la incertidumbre que nace de la invasión rusa a Ucrania.

Los jefes de Estado y de Gobierno de todos los países deben actuar ahora en interés propio: “Saben que la degradación ambiental genera más inseguridad. Como necesitan seguridad, tienen que luchar contra la degradación ambiental. Solo pueden hacerlo juntos”, insiste el director del SIPRI Dan Smith. (Fuente DW)


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