martes, 1 de marzo de 2022

Riesgo de dispersión de materiales radiactivos en Ucrania

La Planta Estatal Interregional Especializada de Gestión de Residuos Radiactivos de Kiev fue impactada por misiles rusos la noche del 26 de febrero de 2022. Imagen obtenida con Google Maps.

La invasión rusa a Ucrania desencadenó una guerra en un territorio con numerosas instalaciones nucleares, y aumentó el riesgo de dispersión de materiales radiactivos.

por Cristian Basualdo

VIENA, 24 febrero 2022.- El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) emitió su primer comunicado relacionado con la guerra en Ucrania, el director general del OIEA, Rafael Grossi, hizo “un llamamiento a la máxima prudencia para evitar cualquier acción que pueda poner en peligro las instalaciones nucleares del país”. En lo que respecta a la situación en la central nuclear de Chernóbil, el OIEA informó que “fuerzas armadas no identificadas” tomaron el control de todas las instalaciones de la empresa estatal ubicada en la zona de exclusión.

Dos días después, el organismo aclaró que fueron las fuerzas armadas rusas las que habían ocupado Chernóbil. La demora en la información y las medias verdades son evidentes en los comunicados del OIEA.

En una actualización del 25 de febrero, el OIEA se refirió a las informaciones publicadas sobre el aumento de los niveles de radiación en Chernóbil, que “pueden haberse debido a vehículos militares pesados que han removido suelo todavía contaminado por el accidente de 1986”, según declaró el regulador ucraniano. El OIEA estimó que las lecturas -de hasta 9,46 microsieverts por hora- “son bajas y se mantienen dentro del rango operacional medido en la zona de exclusión desde su establecimiento”, por lo que “no suponen ningún peligro para el público”.

Sin embargo, la Comisión de Investigación e Información Independiente sobre la Radiactividad (CRIIRAD), de Francia, señaló que muchos sensores de radiación habían mostrado valores claramente anormales. Estos sensores están ahora “inactivos”, por lo que es difícil determinar si la situación radiológica tiende a normalizarse en las proximidades de la central de Chernóbil o si se deteriora.

Para la CRIIRAD los riesgos radiológicos a escala regional, e incluso mucho más allá, no pueden evaluarse seriamente hasta que no se establezca con certeza el origen exacto de estos aumentos, y mientras no haya resultados de las mediciones de la actividad en el aire en la zona de exclusión alrededor de Chernóbil y sus alrededores. Actualmente no está claro qué equipos están presentes sobre el terreno para garantizar la seguridad de las instalaciones nucleares de la zona.

El 26 febrero, Grossi declaró que “bajo ningún concepto deben ponerse en peligro la seguridad tecnológica y la seguridad física de los emplazamientos y de los materiales nucleares en Ucrania”. Agregó que las centrales funcionaban con normalidad y su material nuclear permanecía bajo control, “es de suma importancia que esto siga siendo así y que el personal de las centrales pueda seguir realizando su trabajo esencial sin ninguna presión o estrés indebidos”, advirtió Grossi.

Sin embargo, las incertidumbres propias de una guerra son incompatibles con la seguridad que pide el director general del OIEA. Cerca de la ciudad nororiental de Kharkiv, la Inspección Estatal de Regulación Nuclear de Ucrania (SNRIU) dijo que un transformador eléctrico ubicado en un emplazamiento de disposición final de desechos radiactivos de baja actividad había resultado dañado, pero no se informó de emisiones de material radiactivo.

El 27 de febrero, la SNRIU informó al OIEA que durante la noche hubo impactos de misiles en el emplazamiento de una instalación de disposición de desechos radiactivos en Kiev. Se trata de la Planta Estatal Interregional Especializada de Gestión de Residuos Radiactivos (SISP) de Kiev, administrada por la empresa estatal UkrDO Radon, que recoge y deposita para su almacenamiento provisional “los residuos radiactivos procedentes del uso de fuentes de radiación en la medicina, la ciencia y las diferentes industrias de las regiones ucranianas”, según indica un documento oficial.

El personal de la instalación se vio obligado a refugiarse durante la noche y más tarde pudo evaluar la situación, “no hay informes de daños en el edificio ni indicios de emisión radiactiva”, dijo Grossi. La SNRIU comunicó al OIEA que durante la mañana se habían restablecido sus comunicaciones con la instalación y el sistema de monitorización radiológica en el emplazamiento, y que prevé recibir pronto los resultados de las actividades de monitorización de la radiactividad en el emplazamiento.

Grossi afirmó que si bien esos emplazamientos de disposición final no contienen desechos radiactivos de actividad alta, los desechos radiactivos almacenados y sometidos a disposición final aún pueden dar lugar a un suceso con un impacto radiológico grave, “estos dos incidentes ponen de relieve el riesgo muy real de que las instalaciones con material radiactivo sufran daños durante el conflicto, que podrían tener consecuencias severas para la salud humana y el medio ambiente”.

La CRIIRAD advirtió que las consecuencias podrían ser verdaderamente catastróficas en caso de un ataque grave contra alguno de los 15 reactores nucleares ucranianos (agrupados en 4 emplazamientos: Jmelnitski, Konstantinovka, Rivne y Zaporiyia) o en la zona de Chernóbil.


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