Imagenes de San Carlos Minas en la inundacion de 1992 sacadas por el cura parroco Raul Martinez. |
Al ver que se venía el aluvión, Elba Moyano alcanzó a subir al techo de la confitería de la que era propietaria, en San Carlos Minas. A tres décadas de la tragedia, cuenta cómo hizo para salir adelante.
por Mariana Otero
Elba Moyano (70) es la dueña de la Confitería San Carlos, la más tradicional del pueblo, a la que el aluvión arrasó casi por completo. Sólo quedaron las paredes.
“Ese día estaba levantándome porque había trabajado mucho el día anterior y me preparaba porque tenía que ir al banco. Lo que me llamó la atención fueron las campanas de la iglesia y los gritos. Llovía muchísimo”, cuenta. Recuerda que se asomó para cerrar la puerta y en un segundo abandonó todo por el avance del agua.
Como la mayoría de los vecinos, Elba y su familia subieron a los techos. Una parte de la familia lo hizo por el asador; la suegra de Elba salió por una ventana gracias a la colaboración de un conocido, y su marido y uno de los hijos se treparon a la terraza de la cooperativa eléctrica después de intentar rescatar el auto, que ya flotaba como un corcho.
“Sentía los árboles y palos que chocaban contra las paredes. A las personas que se quedaron abajo se las llevó el agua. Toda nuestra familia se salvó”, recuerda Moyano. La fotografía de Elba en el techo de la confitería, con el agua rozando el cartel del ingreso, fue tapa de La Voz en 1992.
“Yo veo ahora el asador por donde subimos y digo: ‘¿Cómo hicimos?’. El miedo debió ser”, piensa.
Elba relata que en la azotea comenzó a rezar el rosario con una vecina. “No me va a creer, pero terminamos y le dije: ‘Me parece que está bajando’. Desde que nos subimos hasta que nos bajamos, pasaron dos horas. Arrasó con todo”, remarca.
Tras el aluvión, el marido de Elba fue internado en Córdoba por una enfermedad preexistente, agravada por el estrés del momento, y sus hijos también se trasladaron a la Capital hasta que todo volvió a la normalidad.
“Quedé sola. Al día siguiente, conseguí una pala y una carretilla, y empecé a sacar el barro. El agua llegó a dos metros de las paredes”, cuenta. “Fueron días dramáticos”.
De a poco, comenzó a levantar todo otra vez. Fue renaciendo. “Hubo que empezar de nuevo, sin ayuda de nadie. ¿Cómo lo hice? No sé, pero salimos adelante”, dice.
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Fuente:
Mariana Otero, La tragedia de San Carlos Minas, a 30 años: “Subimos al techo y rezamos hasta que bajó el agua”, 6 enero 2022, La Voz del Interior.
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