Naraha
(Japón) (AFP)
Para
ellos supone una "humillación": varios evacuados de la
región de Fukushima no ven con buenos ojos la iniciativa del
gobierno de convertir el lugar emblemático del accidente nuclear de
2011 en el mediático punto de salida de la llama olímpica.
"Fukushima
tiene otras preocupaciones diferentes a Tokio", resume uno de
los lemas en una manifestación de opositores a la iniciativa, cerca
del "J-Village".
Será
precisamente ese lugar el punto de partida de la llama de los Juegos
de Tokio, el próximo 26 de marzo.
El
"J-Village" es un lujoso centro de entrenamiento de fútbol
financiado por Tokio Electric Power (Tepco), e inaugurado en 1997 a
una veintena de kilómetros de la central atómica Fukushima Daiichi.
Eran
tiempos en los que la energía nuclear prometía "un futuro
radiante", como se podía leer a la entrada de la ciudad de
Futaba, vecina a la central.
La
llama recorrerá así esta zona desierta, después de que las
autoridades levantasen recientemente la orden de evacuación para una
parte de la aglomeración urbana.
-
"Símbolo de la reconstrucción" -
"Para
nosotros, habitantes de Fukushima, hacer partir la antorcha desde
aquí se percibe como la voluntad del gobierno de cerrar el asunto
del accidente nuclear: lo vivimos como una humillación",
declaró a la AFP Ruiko Muto, militante antinuclear residente en la
región de Fukushima.
"En
condiciones normales, habría sido un gusto que la región de
Fukushima estuviera en el centro de los focos a nivel internacional
gracias a la llama olímpica, pero nosotros aún sufrimos. ¿Y a
causa de quién? De Tepco", la compañía que explotaba la
central, prosigue Hiromu Murata, presidente de la asociación de
ayuda a los evacuados 'Hidanren'.
"Fukushima
no está en una situación propicia como para alegrarse por los JO",
insiste Miyako Kumamoto, ella también miembro de un grupo de apoyo a
los evacuados, a los que está costando volver a encontrar casa.
Tras
el desastre del 11 de marzo de 2011 causado por un gigantesco
tsunami, el "J-Village" fue transformado en un auténtico
cuartel general de los trabajadores encargados de asegurar y después
sanear el sitio: allí se cambiaban, descansaban y comían por
millares cada día, antes y después de haber trabajado en el
infierno del sitio nuclear.
El
lugar retomó con gran pompa sus actividades como centro deportivo en
abril de 2019.
"El
'J-Village' ha vuelto a ser lo que era, para nosotros es un símbolo,
es el punto de partida de la reconstrucción, de un proceso en curso.
Esperamos recibir un gran apoyo y una gran energía gracias a los
JO", consideró Masao Uchibori, el gobernador de la región.
Unas
41.000 personas todavía no han vuelto a sus hogares, según las
últimas cifras oficiales, que las asociaciones consideran muy por
debajo de la realidad.
-
Miedo de ser olvidados -
El
levantamiento progresivo de las prohibiciones de habitar zonas de la
región no es tampoco bien visto por una parte de los evacuados, que
siguen temiendo a la radiactividad.
"Una
parte de las personas que habitaban en una localidad considerada de
nuevo habitable es reticente a volver, pero el Estado y la prefectura
les cortan las ayudas para vivir en otro lugar. Y las que se fueron
por miedo a la radiación sin ser evacuadas por una orden específica,
están a veces aun peor", lamenta Kumamoto.
Y
cita el caso de algunos hogares pobres a los que el Estado suministró
un alojamiento público gratuitamente durante varios años, para
después pedir un alquiler, doblar luego el monto, y ahora quiere
expulsarlos si siguen sin pagar.
"Sólo
quedan cinco familias en esta situación: les ayudamos a encontrar un
alojamiento, pero nos cuesta contactar con ellos", responde un
funcionario de la prefectura encargado de la vivienda.
"Se
les ofrecen unos antros confiando esta misión a agencias sin
escrúpulos", afirma Kumamoto.
"Dejen
de facturarles un alquiler que no pueden pagar", pide. "Lo
haremos si el ministerio de Finanzas no dice que así lo quiere",
responde el funcionario.
En
este diálogo de sordos, Kumamoto se pregunta: "¿acaso el
Estado, que ha gastado más de un billón de yenes (cerca de 9.000
millones de euros) para los Juegos Olímpicos y que promete un plan
de reactivación de 13,2 billones de yenes (unos 108.000 millones de
euros) para dinamizar la economía y ayudar a la reconstrucción,
necesita 20.000 yenes (160 euros) de alquiler mensual para los
hogares afectados?
Muchos
habitantes de la región temen sobre todo que los olviden una vez se
apaguen las luces de los Juegos.
Fuentes:
En Fukushima, la llama olímpica no cobija a todos los corazones, 9 marzo 2020, France 24. Consultado 10 marzo 2020.
La obra de arte que acompaña a esta entrada es "Fukushima the day after" de Isabel Roelandts Fischer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario