El
calentamiento global provocaría una pérdida total de la reducida
región en la que habitan estos anfibios. Se suma a la amenaza de una
predadora exótica e invasora: la trucha. Científicos proponen
acciones locales para mejorar su conservación.
por
Lucas Viano
La
crisis climática que está provocando el ser humano ya tiene en la
mira quizás a sus primeras víctimas cordobesas: un grupo de
anfibios que sólo viven en las zonas altas de las Sierras.
Un
estudio local prevé que para 2050 los cambios en el hábitat
provocados por el calentamiento global pondrían en riesgo a estos
sapos, ranas y escuerzos.
El
trabajo fue realizado por investigadores del Instituto de Diversidad
y Ecología Animal (Idea) del Conicet y del Centro de Zoología
Aplicada de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). En las Sierras
de Córdoba viven ocho anfibios endémicos, de los cuales tres
perderían su hábitat dentro de 30 años si el calentamiento global
continúa avanzando.
Para
el análisis se tuvieron en cuenta los 156 registros científicos de
los ocho anfibios endémicos de las Sierras de Córdoba. Se los
georreferenció para conocer su distribución.
“Generamos
modelos de distribución potencial en el presente y también en dos
escenarios futuros para 2050”, explica Maximiliano Cordier, autor
principal del trabajo que se publicó hace unos días en la revista
científica Amphibia-Reptilia, de la Sociedad Europea de
Herpetología.
“Estos
escenarios suponen que en un futuro los niveles de emisión
continuarían de acuerdo con los actuales. A nuestro criterio, son
escenarios balanceados que intentan reflejar de forma realista lo que
puede llegar a pasar sin ser muy conservador ni muy exagerado”,
explica Cordier.
El
biólogo aclara que no están estimando directamente la posibilidad
de extinción, sino que sirven para determinar qué sitios son
actualmente adecuados climáticamente y cómo cambiará eso con el
calentamiento global.
Por
especie
La
ranita de Achala (Pleurodema sp.) registraría una pérdida total de
su hábitat en los dos escenarios a 2050. Lo mismo ocurrirá para la
distribución del escuercito de Achala (Odontophrynus achalensis).
En
el caso del sapito de Achala (Rhinella achalensis), el estudio arroja
una pérdida total de su hábitat en un escenario futuro y una
reducción del 72,2 por ciento en el otro.
La
rana trepadora cordobesa (Boana cordobae, video de abajo) sufriría
una reducción de su hábitat de por lo menos el 61 por ciento. El
sapito de colores y otro del género Melanophryniscus también
registrarían una restricción del 56,3 por ciento.
El
escuercito de Córdoba sería el menos afectado porque incluso podría
ampliar su hábitat debido a un calentamiento global moderado como el
que estiman estos dos escenarios para 2050.
Impacto
trófico
Julián
Lescano, biólogo del Idea que colaboró en el trabajo, detalla el
impacto trófico de la potencial extinción de estas especies.
“Los
anfibios adultos son grandes consumidores de insectos y de otros
animales pequeños. Al mismo tiempo, forman parte de las cadenas
tróficas como presas. Hay algunas serpientes endémicas de las
Sierras que comen casi exclusivamente anfibios”, dice.
Además,
explica que las larvas de estos anfibios son grandes consumidoras de
algas y de materia orgánica en los cuerpos de agua.
“Cumplen
una función importante en estos ambientes. En los sectores más
altos de las Sierras, las larvas son prácticamente los únicos
vertebrados acuáticos herbívoros”, agrega.
Modelo
sencillo
El
biólogo Javier Nori, otro autor del trabajo, explica que el
calentamiento global hará que las condiciones habitables para estas
especies suban en el gradiente altitudinal.
“Por
este motivo, las condiciones habitables se achican o desaparecen para
las especies que habitan la cima de las Sierras”, asegura.
Nori
entiende que, si bien el trabajo se hizo con anfibios endémicos, es
esperable que la respuesta sea muy similar para otros grupos de
animales que sólo viven en las Sierras.
“Esperamos
achicamientos significativos de los espacios habitables para los
microendemismos de altura, especialmente aquellos que alcanzan las
mayores altitudes y poseen las distribuciones más restringidas”,
detalla.
Pero
aclara que se trata de un modelo sencillo, ya que no considera otros
factores que incidirían en la adaptación de estas especies, como
cuestiones fisiológicas o comportamentales.
Otras
amenazas
Sin
embargo, la crisis climática no es el único drama para estos
anfibios. También reciben la presión por la presencia de peces
exóticos, como la trucha, que se alimentan de sus larvas y por el
avance de enfermedades emergentes propias de sapos, de escuerzos y de
ranas.
“El
impacto de las truchas es contundente y muy significativo. Hoy es la
principal amenaza”, dice Lescano.
Y
agrega: “Ninguna de estas amenazas actúa por separado.
Eventualmente las especies pueden ser más susceptibles a un factor
que a otro e incluso pueden existir efectos sinérgicos entre el
cambio climático, las enfermedades y la invasión de exóticas”.
Más
allá de que la crisis climática reclama una solución global, Nori
detalla que existen acciones que se pueden realizar a escala local.
Algunos
ejemplos de acciones locales son:
Proteger las cabeceras de cuencas y sitios altos donde habitan los endemismos.
Controlar la invasión y evitar nuevas introducciones de peces exóticos.
Promover las actividades de educación ambiental para sensibilizar a la población local, a tomadores de decisiones y a turistas.
Fuente:
Lucas Viano, Crisis climática: tres especies de las Sierras de Córdoba están en riesgo de desaparecer, 14 enero 2020, La Voz del Interior. Consultado 14 enero 2020.
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