por
Raquel Montón
Tal
y como explicaba en el primer artículo, los defensores de la energía
nuclear tratan de reconquistarla con un discurso que tiene muchas
fisuras. El anterior trataba sobre el mito de que “La energía
nuclear es una tecnología moderna y con visión de futuro» y,
concluía que, si la energía nuclear no ha cumplido sus promesas
durante un periodo de seis décadas ¿por qué debería hacerlo en el
futuro?. A continuación el segundo mito, “las nuevas tecnologías
nucleares producirán plantas de energía nuclear seguras y sin
residuos nucleares”.
Desde
la introducción de la energía nuclear en la década de 1950, se han
llevado a cabo investigaciones sobre nuevos conceptos de reactores,
de los que siempre se espera que eliminen todas las desventajas de
los sistemas existentes. Pero tanto las tecnologías de los reactores
de segunda generación, la que tienen la mayoría de los reactores
operativos del parque nuclear en España, como la tecnología de
reactores de tercera generación, no consiguen eliminar sus
problemas.
Nunca
se consiguen los avances anunciados
Una
y otra vez, y tras recibir las ayudas correspondientes, el avance
anunciado simplemente no se ha logrado. Algunos de estos proyectos
«innovadores» no son nuevos, por ejemplo, los reactores de torio,
para los cuales el concepto ha existido durante décadas, aunque
nunca se puso en marcha como explica el asesor principal de políticas
de la secretaría y vicesecretaria adjunta del Departamento de
Energía para la seguridad nacional y el medio ambiente de de Estados
Unidos 1993 a 1999 entre otros cargos.
La
investigación sobre los llamados reactores nucleares de cuarta
generación también se presenta regularmente como argumento para no
cerrar aún la puerta a la energía nuclear. Sirva como ejemplo uno
de estos conceptos, bueno mejor dicho el redescubrimiento del antiguo
concepto de reactores de neutrones rápidos, que requiere un amplio
reprocesamiento y la existencia de toda una industria de plutonio.
Estas son todas las cosas que acabamos de descartar en las últimas
décadas porque eran demasiado arriesgadas y demasiado caras.
Falsa
promesa de conseguir energía limpia
La
promesa de que esto producirá energía limpia, segura, confiable y
barata, que también resolverá el problema de los desechos
nucleares, es falsa. Por ejemplo, el reprocesamiento del combustible
nuclear gastado es una parte necesaria del proceso de partición y
transmutación (P&T) y también uno de los pasos más
contaminantes en la cadena nuclear. Si bien P&T puede convertir
algunos actínidos de larga duración con un tiempo de vida de
cientos de miles de años en elementos radiactivos de menor duración
con un periodo de vida de 1.000 años, esto no es cierto para otros
productos de fisión importantes (por ejemplo, yodo-129, con una vida
media de 15 millones de años), de modo que incluso con la tecnología
de IV generación, todavía será necesario un método para gestionar
los desechos nucleares a muy largo plazo.
Además,
esta tecnología no se aplica a los residuos nucleares de alto nivel
existentes y ya acondicionados, solo a los nuevos residuos que
generarían los reactores de IV generación. Y además de la gran
incertidumbre tecnológica en cuanto a si estos reactores de IV
generación pueden desarrollarse en absoluto, permanece la cuestión
del coste y la viabilidad económica. El hecho es que no se espera
que la viabilidad técnica se materialice hasta 2030-2050 y que el
objetivo de desarrollo industrial se alcanzará en algún momento
entre 2050-2150.
Mientras
tanto, también se ha sugerido durante décadas que la fusión
nuclear controlada nos liberará de todos los problemas energéticos.
A pesar de los inmensos subsidios para proyectos como ITER en
Cadarache (Francia), la única fusión nuclear creada por humanos ha
sido la explosión de una bomba atómica termonuclear. La UE habla de
un posible papel de la nuclear en la descarbonización para después
de 2050, y del desarrollo industrial de la fusión nuclear
controlada para la generación de energía, que solo se espera para
después de 2070.
Características
comunes de los proyectos nucleares innovadores
Todos
los llamados proyectos innovadores de energía nuclear tienen una
serie de cosas en común:
Parecen ser enormemente prometedores en términos de sostenibilidad y seguridad, pero en realidad, no cumplen con la mitad de esas promesas;
Se tragan una inmensa cantidad de dinero público;
Su viabilidad técnica a escala industrial y su viabilidad comercial no son una conclusión segura, y no depende de la tecnología.
El
mayor problema es que desvían los escasos recursos de inversión y
la atención de las soluciones verdaderamente sostenibles que ya
están disponibles en la actualidad y que pueden implementarse a
corto plazo.
La
próxima entrega de la serie Mitos Energéticos del Eco-Modernismo:
“La energía nuclear es absolutamente segura y los riesgos de la
radiación radioactiva son muy exagerados”.
Raquel Montón, Responsable de las campañas de Energía Nuclear y Movilidad en Greenpeace España
Entrada
relacionada:
Fuentes:
Raquel Montón, Los mitos energéticos del eco-modernismo (2 de 9), 4 noviembre 2019, EnergyNews.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "El Doctor Richter realiza sus experimentos en la isla Huemul" de Daniel Santoro. En junio de 1949 el gobierno argentino impulsó la construcción de un complejo de laboratorios en la isla Huemul, provincia de Río Negro, a cargo del físico austríaco Ronald Richter, que logró convencer al presidente Perón sobre la posibilidad de obtener energía por el proceso de fusión controlada.
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