por
Raquel Montón
La
energía nuclear se muestra en los últimos tiempos como uno de los
baluartes del eco-modernismo, presentando como modernas e innovadoras
algunas tecnologías antiguas que ya han demostrado en el pasado su
bancarrota varias veces, o innovaciones futuristas que, si alguna vez
se pueden desarrollar, en el mejor de los casos solo estarán
disponibles en unas pocas décadas.
Mitos
energéticos del eco-modernismo
Según
sus planteamientos, sólo es necesario romper algunos de los tabúes
impuestos por el movimiento ambiental tradicional, como la energía
nuclear entre otros. Estos mitos energéticos del eco-modernismo son
los siguientes: la energía nuclear es moderna, es segura y sin
residuos, los riesgos de la radiación son muy exagerados, los
residuos son manejables, el IPCC y la UE están a favor, se debe
mantener abierto el actual parque nuclear, es la forma más barata de
reducir las emisiones de CO2, las renovables son prohibitivas y poco
fiables, lo de Alemania ha sido un fracaso.
En
este artículo abordaré el primero de ellos. «La energía nuclear
es una tecnología moderna y con visión de futuro».
Pues
bien, la energía nuclear fue una consecuencia del desarrollo de la
bomba atómica. La primera generación de reactores nucleares se
desarrolló a principios de la década de 1950 para impulsar
submarinos militares. En 1953, durante un discurso ante la ONU, el
presidente Eisenhower lanzó el programa nuclear ‘civil’, que dio
como resultado los actuales reactores nucleares (de segunda
generación). En otras palabras, las centrales nucleares instaladas
en España se diseñaron en base a la tecnología de los años
cincuenta a los setenta. Fueron construidos de acuerdo con el
conocimiento y las ideas de la década de 1980. La energía nuclear
es en realidad la última fase de la tecnología de calderas de
vapor, donde se quemaron combustibles fósiles, o el uranio se
dividió para generar calor para producir vapor y conducir una
turbina. Es muy impreciso afirmar que las centrales nucleares
actuales son tecnología moderna.
Después
del desastre de Chernobyl en 1986, se mantuvo la promesa de una nueva
generación de reactores nucleares «más seguros». Más de 30 años
después, solo dos de estos reactores de tercera generación están
en construcción en Europa, uno en Francia y uno en Finlandia. Como
resultado de los crecientes problemas técnicos, el cronograma de
construcción original está muy retrasado y los costes (unos 12.500
millones de euros por reactor) se están disparando. Esto tampoco
parece muy prometedor para el futuro, y así lo podemos comprobar con
la cancelación de 3 nuevos proyectos de construcción en el Reino
Unido en los últimos meses, que representan 8 grandes reactores (en
conjunto, 9 GW), debido a los costos excesivos.
La
nuclear no ha cumplido sus promesas
La
energía nuclear ha tenido más de 60 años para evolucionar hacia
una tecnología madura, pero ha fallado dramáticamente. Actualmente,
sólo 31 países utilizan energía nuclear comercial para generar
parte de su electricidad. Solo tres países generan la mitad o más
de su electricidad utilizando energía nuclear. Nueve de estos 31
países, incluidas algunas de las economías más grandes del mundo
(Brasil, China, Alemania, India, Japón, México, los Países Bajos,
el Reino Unido y España) producen más electricidad a partir de
fuentes renovables que a partir de energía nuclear. A pesar de las
campañas promocionales a gran escala de agencias internacionales
(OIEA, Euratom, NEA / OCDE), el apoyo masivo de algunos gobiernos y
la responsabilidad limitada en caso de accidentes, la energía
nuclear no ha cumplido sus promesas durante un período de seis
décadas. ¿Por qué debería hacerlo en el futuro?
El
próximo artículo de la serie de Raquel Montón se titulará “Las
nuevas tecnologías producirán plantas de energía nuclear seguras y
sin residuos nucleares”.
Raquel Montón, Responsable de las campañas de Energía Nuclear y Movilidad en Greenpeace España
Fuente:
Raquel Montón, Los mitos energéticos del eco-modernismo (1 de 9), 28 octubre 2019, EnergyNews.
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