La
tala del bosque de Hambach parecía ya no ser tema, pero la lucha del
grupo RWE contra los ambientalistas continúa. ¿Cúan en serio se
toma Alemania el cierre de las centrales de carbón y el uso de las
renovables?
por
Oliver Pieper
"Todo
está en tela de juicio. Solo vale la máxima de ‘en caso de duda,
a favor de la seguridad'”. Así justificó el 14 de marzo de 2011
la canciller alemana, Angela Merkel, tres días después del
accidente nuclear en la central atómica japonesa de Fukushima, la
decisión de abandonar la energía atómica en Alemania. A fines de
2022, es decir, 11 años más tarde, se apagarían las últimas
centrales nucleares alemanas, y la energía atómica pasaría a ser
un recuerdo.
Merkel
recibió mucho apoyo, aunque sus críticos le reprochan haberse
apresurado a tomar una decisión política sin pensar en las
consecuencias. Ocho años después, Alemania y su canciller se
enfrentan a otra decisión en política energética que podría tener
la misma repercusión: ¿cuánto tiempo más utilizará Alemania el
carbón como fuente de energía?
Comisión
recomienda dejar el carbón hasta 2038
La
Comisión alemana del Carbón, con representantes de la industria, la
economía y de asociaciones ambientalistas recomendó en enero de
2019 dejar de producir electricidad basada en el carbón hasta 2038.
En los próximos 20 años, Alemania, además, debería apagar todas
las centrales de lignito y de hulla. Solo así podría cumplir con
sus objetivos climáticos, que van muy rezagados. Sin embargo, cinco
meses después, la situación política ha cambiado mucho.
Los
Verdes dominaron las elecciones europeas con sus propuestas de
protección del clima, y las protestas de los jóvenes de Fridays for
Future cobran cada vez más fuerza. La protección del medioambiente
es prioritaria para la mayoría de los alemanes, según encuestas.
Por eso muchos, sobre todo los más jóvenes, exigen que Alemania
abandone el carbón antes de 2038.
"Alemania
se ha aferrado al carbón durante demasiado tiempo”
"Alemania
ha dudado y se ha aferrado al carbón durante demasiado tiempo”,
dice la economista experta en energía Claudia Kemfert a DW. Según
ella, es necesario un cambio rápido de mentalidad: "Lo que las
compañías de energía y los políticos no han entendido es que el
tiempo para actuar es cada vez menor y que se acaba definitivamente.
Este estado de cosas no puede seguir así más que por un máximo de
siete años”. Y añade que continuar apostando al carbón es lo que
impide el cambio energético en Alemania.
Kemfert
dirige el departamento de Energía, Transporte y Medio Ambiente en el
Instituto Alemán de Investigación Económica de Berlín y aboga
decididamente por un veloz abandono de la energía carbonífera. En
cuanto a la ampliación de las fuentes de energía renovable, le da
al Gobierno alemán la nota 2 ("bueno”, según la calificación
escolar alemana). Pero no un 1 ("muy bueno”), porque la
extensión de las renovables, dice, fue frenada masivamente en los
últimos años. Y para el abandono del carbón, un 5
("insuficiente”). De acuerdo a la experta, la economía
alemana no sufriría consecuencias graves si Alemania deja el carbón.
"Un abandono inteligente del carbón crea oportunidades
económicas, ya que se invierte en los mercados del futuro y se
libera a la economía de gastos medioambientales innecesarios”,
subraya.
¿Qué
hará ahora RWE?
El
grupo energético RWE se enfrenta ahora a esta pregunta: ¿qué hacer
con el bosque de Hambach? RWE apuesta al carbón y muy poco a las
energías renovables. El Gobierno regional, en ese entonces formado
por socialdemócratas y verdes, aprobó en 2016 que el grupo
abandonara la explotación carbonífera hasta 2040. En octubre de
2018, el tribunal superior administrativo de Münster dictaminó que
debía dejar de talar el bosque de Hambach. Luego de que la Comisión
para el Carbón declarara como "deseable” la conservación del
bosque de Hambach, RWE prometió, a pedido del gobierno regional, no
talar más árboles allí hasta 2020. ¿Y después? ¿Continuará
extrayendo carbón o archivará para siempre la tala?
Carl-Friedrich
Schleußner, de taller de ideas berlinés Climate Analytics, opina
que "como jefe de una empresa que está orientada hacia las
ganancias puedo entender tal vez la tala del bosque, pero como actor
social, que debe hacer un gran aporte al giro energético en
Alemania, lo veo como algo irresponsable. La revolución energética
en Alemania fue frenada y olvidada, tanto por los grupos empresarios
de energía como también por otros grandes grupos económicos
alemanes”.
Thilo
Schaefer, del Instituto Alemán de Economía, en Colonia, recuerda
que grupos como RWE siguen ganando dinero principalmente con las
grandes centrales eléctricas. Claudia Kemfert, por su parte,
aconseja a los directivos de RWE que, en lugar de seguir invirtiendo
en las energías tradicionales, lo hagan en energías renovables.
"Sobre todo, que traten todo para recuperar la confianza perdida
de las nuevas generaciones e incluirlas en el proceso, en lugar de
espantarlas. Ellos son los clientes del futuro”.
(cp/ers)
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