En septiembre de 1957, la Unión Soviética se enfrentó a la primera gran emergencia radioactiva de la historia y la tercera más peligrosa después de Chernóbil y Fukushima. Además de aunar esfuerzos por contener el accidente y evacuar ciudades, la URSS trabajó para mantenerlo como un secreto. Si Ozyorsk no existe, tampoco había una tragedia que informar.
por
Mónica Garrido
Si
se busca el nombre Ozyorsk en google maps, el navegador dirigirá a
una localidad ubicada en el centro sur de Rusia. Pero cuando se
dependía de mapas impresos para conocer el mundo, Ozyorsk no
existía.
Demoraron
décadas en incluir la ciudad en la geografía oficial rusa. La Unión
Soviética se empecinó en mantenerla oculta. Si bien, para entonces,
la carrera espacial no era lo único que enfrentaba a los de Europa
del este con Estados Unidos, su origen comenzó aproximadamente una
década antes.
Cuando
Estados Unidos lanzó las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki
en la Segunda Guerra Mundial, dejó en claro al resto del mundo que
tenían en sus manos armas de alta destrucción, lo que despertó en
la URSS la necesidad de desarrollar con urgencia armamento de igual
potencia.
Mientras
en Washington establecieron Hanford Site como complejo para la
producción nuclear -parte del Proyecto Manhattan-, en Rusia
construyeron la planta nuclear Mayak.
Entre
1945 y 1948 los soviéticos construyeron la ciudad de Ozyorsk o
“Chelyábinsk-40” (traducido como ciudad 40), asentamiento que no
figuraba en ningún mapa. Aquella ciudad creada para la producción
de plutonio para armas nucleares, debía conservarse como secreto de
Estado.
“Atención,
la entrada de ciudadanos extranjeros está estrictamente prohibida
sin permisos especiales”, dice un gran letrero al interior del
recinto. Hasta hoy, tanto la entrada como la salida de Ozyorsk
permanece controlada, según cuenta el documental City 40 disponible
en Netflix.
Aquella
ciudad registrada por Samira Goetschel por medio de cámaras ocultas
-ingresadas de contrabando con ayuda de los residente-, fue
protagonista del primer gran desastre nuclear de la historia.
El
accidente de Kyshtym
“Teníamos
un turno de 13:00 a 19:00 horas. Trabajábamos en el laboratorio y,
como era domingo, había menos que hacer. De repente, escuchamos una
especie de trueno. Las ventanas estallaron, las puertas de cristal se
quebraron. Miramos hacia afuera y vimos una nube enorme”, recordó
Anna Sharova, ingeniera química, en un documental -según consigna
BBC.
Conocido
como “El accidente de Kyshtym”, obtuvo su nombre a partir de
pueblo más cercano a la planta de Mayak, y actualmente ocupa el
tercer puesto en peligrosidad después de Chernóbil y Fukushima.
Todo
comenzó con un sistema de enfriamiento que falló y nunca fue
reparado.
Uno
de los tanques que contenía entre 70 y 80 toneladas de residuos
radiactivos, se vio afectado por la falta de temperaturas lo
suficientemente bajas, lo que provocó una alza de calor que
desembocó en una explosión química de nitrato de amonio y
acetatos.
La
“nube enorme” vista por Sharova contenía componentes
radioactivos que se expandieron por cientos de kilómetros por medio
de la nube que se desplazó hacia el noreste de Europa.
El
río Techa y el Lago Karachay fueron las primeras víctimas directas
de la contaminación, la que dejó un rastro de cesio-137 y
estroncio-90 conocido como Rastro Radiactivo de los Urales del Este
(EURT).
En
septiembre de 2016, el bioquímico e historiador Zhores Medvedev fue
invitado al programa Witness de BBC, instancia en la que rompió el
silencio respecto a la misteriosa Ciudad 40.
“No
existían suficientes regulaciones sobre la temperatura y, en un
momento dado, el sistema de regulación de uno de los tanques dejó
de operar. Cuando la temperatura llegó a ciertos niveles, el tanque
explotó”, dijo Medvedev.
Los
primeros 10 días murieron al menos 200 personas y los afectados
ascendieron a cientos de miles, según cifras no oficiales. Haber
mantenido oculta el accidente durante dos décadas, dificulta acceder
a datos precisos.
“Las
lagunas en el conocimiento sobre física nuclear de los científicos
soviéticos hicieron que se tomasen decisiones poco prudentes sobre
seguridad”, escribió Andrea Pelleschi en su libro Rusia (2013).
Fueron
22 las poblaciones cercanas a Ozyorsk que fueron expuestas a la
radiación provocada por la explosión y, en consecuencia, 10 mil
personas fueron evacuadas. Eso sí, el proceso de traslado no se
completó hasta dos años después de ocurrida la tragedia.
Entradas
relacionadas:
No hay comentarios:
Publicar un comentario