viernes, 28 de junio de 2019

Kyshtym: el otro Chernóbil silenciado por Rusia


En septiembre de 1957, la Unión Soviética se enfrentó a la primera gran emergencia radioactiva de la historia y la tercera más peligrosa después de Chernóbil y Fukushima. Además de aunar esfuerzos por contener el accidente y evacuar ciudades, la URSS trabajó para mantenerlo como un secreto. Si Ozyorsk no existe, tampoco había una tragedia que informar.

por Mónica Garrido

Si se busca el nombre Ozyorsk en google maps, el navegador dirigirá a una localidad ubicada en el centro sur de Rusia. Pero cuando se dependía de mapas impresos para conocer el mundo, Ozyorsk no existía.

Demoraron décadas en incluir la ciudad en la geografía oficial rusa. La Unión Soviética se empecinó en mantenerla oculta. Si bien, para entonces, la carrera espacial no era lo único que enfrentaba a los de Europa del este con Estados Unidos, su origen comenzó aproximadamente una década antes.

Cuando Estados Unidos lanzó las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki en la Segunda Guerra Mundial, dejó en claro al resto del mundo que tenían en sus manos armas de alta destrucción, lo que despertó en la URSS la necesidad de desarrollar con urgencia armamento de igual potencia.

Mientras en Washington establecieron Hanford Site como complejo para la producción nuclear -parte del Proyecto Manhattan-, en Rusia construyeron la planta nuclear Mayak.

Entre 1945 y 1948 los soviéticos construyeron la ciudad de Ozyorsk o “Chelyábinsk-40” (traducido como ciudad 40), asentamiento que no figuraba en ningún mapa. Aquella ciudad creada para la producción de plutonio para armas nucleares, debía conservarse como secreto de Estado.

Atención, la entrada de ciudadanos extranjeros está estrictamente prohibida sin permisos especiales”, dice un gran letrero al interior del recinto. Hasta hoy, tanto la entrada como la salida de Ozyorsk permanece controlada, según cuenta el documental City 40 disponible en Netflix.

Aquella ciudad registrada por Samira Goetschel por medio de cámaras ocultas -ingresadas de contrabando con ayuda de los residente-, fue protagonista del primer gran desastre nuclear de la historia.

El accidente de Kyshtym

Teníamos un turno de 13:00 a 19:00 horas. Trabajábamos en el laboratorio y, como era domingo, había menos que hacer. De repente, escuchamos una especie de trueno. Las ventanas estallaron, las puertas de cristal se quebraron. Miramos hacia afuera y vimos una nube enorme”, recordó Anna Sharova, ingeniera química, en un documental -según consigna BBC.

Conocido como “El accidente de Kyshtym”, obtuvo su nombre a partir de pueblo más cercano a la planta de Mayak, y actualmente ocupa el tercer puesto en peligrosidad después de Chernóbil y Fukushima.

Todo comenzó con un sistema de enfriamiento que falló y nunca fue reparado.

Uno de los tanques que contenía entre 70 y 80 toneladas de residuos radiactivos, se vio afectado por la falta de temperaturas lo suficientemente bajas, lo que provocó una alza de calor que desembocó en una explosión química de nitrato de amonio y acetatos.

La “nube enorme” vista por Sharova contenía componentes radioactivos que se expandieron por cientos de kilómetros por medio de la nube que se desplazó hacia el noreste de Europa.

El río Techa y el Lago Karachay fueron las primeras víctimas directas de la contaminación, la que dejó un rastro de cesio-137 y estroncio-90 conocido como Rastro Radiactivo de los Urales del Este (EURT).

En septiembre de 2016, el bioquímico e historiador Zhores Medvedev fue invitado al programa Witness de BBC, instancia en la que rompió el silencio respecto a la misteriosa Ciudad 40.

No existían suficientes regulaciones sobre la temperatura y, en un momento dado, el sistema de regulación de uno de los tanques dejó de operar. Cuando la temperatura llegó a ciertos niveles, el tanque explotó”, dijo Medvedev.

Los primeros 10 días murieron al menos 200 personas y los afectados ascendieron a cientos de miles, según cifras no oficiales. Haber mantenido oculta el accidente durante dos décadas, dificulta acceder a datos precisos.

Las lagunas en el conocimiento sobre física nuclear de los científicos soviéticos hicieron que se tomasen decisiones poco prudentes sobre seguridad”, escribió Andrea Pelleschi en su libro Rusia (2013).

Fueron 22 las poblaciones cercanas a Ozyorsk que fueron expuestas a la radiación provocada por la explosión y, en consecuencia, 10 mil personas fueron evacuadas. Eso sí, el proceso de traslado no se completó hasta dos años después de ocurrida la tragedia.

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Fuente:
Mónica Garrido, Kyshtym: el otro Chernóbil silenciado por Rusia, 6 junio 2019, La Tercera.

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