Desde
1974, existe en la comuna de La Reina un reactor nuclear cuyo foco
está en investigación y medicina. Su uso para generar electricidad
está en discusión hace décadas, pero los costos y riesgos aún se
consideran muy altos.
por
Mónica Garrido
Subiendo
por Avenida Nueva Bilbao, donde las canchas de fútbol terminan y los
pequeños pasajes residenciales desaparecen, se alza una suerte de
ciudadela de edificios blancos rodeados por muros de ladrillo rojo.
Una
inscripción de madera reza en letras doradas “Centro de estudios
nucleares La Reina”. Tomar fotos no es opción entre letreros que
califican de “Recinto militar” aquella construcción que prohíbe
las fotografías. Por fuera, solo es posible ver el acceso vehicular
resguardado por un vigía desde su caseta.
Inevitablemente
evoca a una ciudad lejana que volvió a ser mencionada masivamente
hace un mes, cuando HBO estrenó su miniserie Chernobyl. Pero la
catástrofe ocurrida en 1986 en Prípiat, cuando Ucrania aún era
parte de la Unión Soviética, en nada se relaciona con las
actividades que se realizan en el sector oriente de Santiago.
Las
principales causas de la tragedia en Chernóbil
Según
explica a Culto el Profesor Hugo Arellano, académico del
Departamento de Física de la Universidad de Chile, fueron varios los
factores que provocaron el denominado “accidente”.
“Una
de ellas fue llevar el reactor a un régimen de funcionamiento
inestable, ignorando e incluso desactivando alarmas de advertencia de
los mismos dispositivos de seguridad del reactor”, afirma Arellano,
docente de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas.
El
físico dice, en términos simples, que fue un sobrecalentamiento de
las zonas más activas del reactor nuclear lo que provocó la
explosión de hidrógeno que causó muertes, heridos y la evacuación
de una ciudad.
“Fue
resultado de una liberación descontrolada de energía del mismo
reactor. Tal explosión destruyó la estructura del reactor,
esparciendo material radiactivo a la atmósfera y contaminando su
entorno”.
La
segunda condición grave que menciona el profesor de la Universidad
de Chile, es que el reactor no tenía una estructura de contención
externa de hormigón. De hecho, actualmente todos los reactores
nucleares cuentan con una contención mínima y, en el caso de los
países que arriesgan movimientos telúricos como Chile y Japón, una
estructura antisísmica.
Marcelo
Loewe, Profesor de la Facultad de Física de la Universidad Católica,
resume las causas del accidente de Chernóbil en cuatro puntos clave:
“Una pésima mantención, medidas de seguridad muy básicas y no
actualizadas, tecnología obsoleta (en general) y una enorme desidia
por las autoridades centrales del partido comunista respecto a este
tema”.
¿Existe
riesgo de una accidente de estas características en Santiago?
Desde
1974 que los terrenos ubicados en Nueva Bilbao -limitando con Aguas
de San Ramón- alberga el Centro de estudios nucleares La Reina, el
cual abre al público para visitas solo dos veces al año y se
desempeña principalmente en investigación.
De
acuerdo a lo explicado por la Comisión Chilena de Energía Nuclear
(CCHEN) a Qué Pasa en enero de 2019, en el reactor de La Reina se
dedican a la preparación para emergencias radiológicas, servicios
de calibración de equipos emisores de radiaciones ionizantes,
producción de radiofármacos y radioisótopos, servicio de
irradiación, servicios de análisis radiológico, Red Nacional de
Vigilancia Radiológica Ambiental, servicios de Vigilancia
Radiológica Individual, Gestión de Desechos Radiactivos y análisis
al litio extraído, derivados o compuestos.
“No
creo que en Chile, en estos momentos, pudiera ocurrir nada parecido,
ni remotamente, al desastre de Chernóbil”, asegura Loewe, lo que
se condice con lo planteado por Arellano, quien dice: “La cantidad
de combustible nuclear es muy pequeño, el reactor cuenta con una
estructura de hormigón armado de contención, y además el reactor
es fiscalizado regularmente”.
De
hecho, más que similitudes entre el reactor nuclear de La Reina y el
de Chernóbil, existen diferencias.
“Los
reactores de La Reina y de Lo Aguirre no son reactores de potencia.
Son reactores muy pequeños cuyo propósito apunta al desarrollo de
investigación en distintas áreas”, como lo son la salud y la
preservación y limpieza de alimentos, precisó el docente de la
Universidad Católica.
“El
material nuclear de Chernóbil era acorde a la generación de energía
eléctrica y contaba con cuatro reactores, cada uno de 1000
megawatts. El reactor RECH1 de La Reina, en tanto, es de
investigación, opera dos veces a la semana y tiene una liberación
de 5 megawatts de energía”, detalla el profesor Hugo Arellano.
Por
otro lado, la alta actividad sísmica en Chile, punto preocupante
considerando que las instalaciones en La Reina están ubicadas sobre
la falla de San Ramón, no debería ser detonante de una emergencia.
En
marzo de 2011, un terremoto 9.1 azotó las costas de Japón
provocando -entre la destrucción propia del movimiento tectónico y
el posterior maremoto- el accidente de Fukushima.
La
planta nuclear nipona vio fallar sus sistemas de refrigeración
-debido al colapso eléctrico- que mantenían el núcleo a una
temperatura adecuada. La estructura de contención fue hecha para
soportar un sismo de hasta 7.5 grados, en cambio el reactor nuclear
de La Reina fue construido para aguantar un terremoto de 10 grados.
“Como
Chile sufrió el terremoto de Valdivia, que fue 9.5, pusieron un
estándar mucho más alto para este reactor”, dijo Rafael Videla,
académico del Diplomado en Prevención de Riesgos Ocupacionales y
Enfermedades Profesionales de la Universidad Católica de Chile, a
Culto en marzo de 2011.
“Tendría
que ser algo muy catastrófico, y en ese caso, gran parte de Stgo se
vendría abajo”, asegura Arellano tras recordar que las
instalaciones de La Reina ya pasaron por el terremoto de 1985, el del
27 de febrero de 2010 y posteriormente el de Coquimbo en 2015.
Viabilidad
de la energía nuclear de potencia en Chile
Durante
2018, se dieron a conocer tres estudios -solicitados durante el
gobierno de Michelle Bachelet- que revelaban punto por punto la
viabilidad de utilizar energía nuclear de potencia.
Realizados
por la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), estos señalan:
“Actualmente no existen impedimentos en el marco regulatorio que
restrinjan el desarrollo de un Programa Nuclear de Potencia (PNP)”,
consignó Qué Pasa en enero de este año.
Sin
embargo, la Ministra de Energía, Susana Jiménez, dijo al mismo
medio que “el desarrollo de será impulsado por energías como la
solar o eólica en el futuro”, sin considerar a corto o largo plazo
la energía nuclear por un tema de costos y riesgos.
“El
impulso de la energía nuclear de potencia es totalmente impopular y
nadie que calcule su capital político está abierto a ello. Menos en
estos tiempos. Al final las soluciones energéticas se irán dando al
transformar el uso de recursos fósiles -de uso mayoritario en Chile-
a nuevas tecnologías que nos lleguen del hemisferio norte”,
analiza Hugo Arellano para Culto.
Marcelo
Loewe, en tanto, considera que no es una buena alternativa para
Chile, no porque no sea factible, sino por el cuidado y dedicación
que requiere en sus procedimientos. “Creo que no es aconsejable.
Por temas como vivir en un territorio altamente sísmico,
conveniencia económica y, sobre todo, por nuestra mentalidad. Dudo
que se sigan protocolos rigurosos y modernos de seguridad”,
concluye el docente.
Fuente:
Mónica Garrido, Energía nuclear en Chile, ¿qué podría salir mal?, 6 junio 2019, La Tercera. Consultado 27 junio 2019.
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