Cuando el reactor número 4 de la planta nuclear de Chernóbil explotó en abril de 1986 causando la mayor catástrofe nuclear de la historia, muchos lo identificaron erróneamente como un desastre "sin precedentes".
por
Lucía Blasco
Sin
embargo, hubo un accidente anterior que permaneció en secreto
durante dos décadas, gracias al estricto protocolo soviético de
ocultar la información perjudicial para el régimen.
Ocurrió
en septiembre de 1957, en una planta secreta de reprocesamiento de
combustible nuclear llamada Mayak (Mayak Production Association,
MPA), que la Unión Soviética tenía cerca de Kyshtym, en los montes
Urales, a unos 2.000 km al este de Moscú.
Una
enorme nube radioactiva se extendió cientos de kilómetros sobre el
país, afectando a unas 250.000 personas y provocando evacuaciones a
gran escala.
Aunque
docenas de trabajadores murieron y al menos dos centenares de
personas fallecieron por síndrome de irradiación aguda (una
reacción a las radiaciones ionizantes), el mundo permaneció ajeno a
aquella catástrofe durante años.
"La
Unión Soviética había vivido en 1957 el -hasta entonces- mayor
desastre nuclear que, a diferencia de Chernóbil, sí lograron
silenciar", le contó a BBC Mundo el periodista estadounidense
Adam Higginbotham, autor de Midnight in Chernobyl ("Medianoche
en Chernóbil", 2019), un libro que investiga los mitos y
secretismos de Chernóbil.
"Adoptaron
el mismo enfoque en Chernóbil. Pero en ese caso, a diferencia de en
Mayak, la planta estaba muy cerca de las fronteras de la URSS con
Occidente. Además, la contaminación que emanó de la explosión del
reactor número 4 fue mucho mayor".
El
historiador Serhii Plokhii, director del Instituto de Investigación
Ucraniano de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, le dijo a BBC Mundo
que, efectivamente, el desastre de Kyshtym fue "mucho más
pequeño" que Chernóbil, pero causó "gran contaminación".
Se
liberaron 20 millones de curies de material radiactivo a la
atmósfera, causando el tercer peor desastre nuclear de la historia
después de Chernóbil y Fukushima, en 2011 en Japón.
Aquel
29 de septiembre, los técnicos que trabajaban en Mayak comenzaron su
turno como de costumbre. Parecía un día normal.
Anna
Sharova, ingeniera química, recordó el día del accidente en un
documental que se publicaría años más tarde. "Teníamos un
turno de 13:00 a 19:00. Trabajábamos en el laboratorio y, como era
domingo, había menos trabajo", declaró.
"De
repente, escuchamos una especie de trueno. Las ventanas estallaron,
las puertas de cristal se quebraron. Miramos hacia afuera y vimos una
nube enorme".
Lo
que Anna escuchó fue la explosión causada por el sobrecalentamiento
de uno de los tanques, que contenía residuos nucleares altamente
concentrados. Pero el personal de la planta tenía prohibido hacer
preguntas impertinentes. "No podíamos mencionar a nadie el
accidente. Ni una sola palabra", dijo un colega de Sharova.
Pocos
escucharon la noticia fuera de aquellas paredes.
"Secretismo
total"
Según
Serhii Plokhii, "no había información por ningún lado sobre
lo ocurrido", pues guardar silencio era "un protocolo
normalizado en la Unión Soviética"
Además,
Mayak formaba parte del programa militar soviético: "Había una
conexión muy cercana entre la producción de las bombas atómicas y
la construcción de reactores para uso civil, fabricados por los
militares". De hecho, fue en Mayak donde se produjo la primera
bomba nuclear soviética.
"Y
era la Guerra Fría, por eso había un secretismo total".
La
planta de Mayak había comenzado a construirse en 1946 bajo un
estricto secretismo. Paralelamente, se crearía una ciudad para
albergar a sus trabajadores, que sería conocida como Chelyabinsk-40
(ciudad-40) y después recibiría el nombre de Ozersk, pero no
aparecía en los mapas de la URSS.
Cuando
ocurrió el accidente en 1957, la mayoría de la población soviética
nunca había oído hablar de Mayak ni de Ozersk, y a la URSS no le
interesaba que eso cambiara, especialmente estando a las puertas del
40 aniversario de la Revolución de Octubre y a cinco días del
lanzamiento del Sputnik, el primer satélite artificial de la
historia.
Era
mejor mantenerlo en secreto.
Pero
los soviéticos no fueron los únicos en guardar silencio.
"Los
estadounidenses encontraron algunas señales de que había habido una
explosión y contaminación en aquel primer desastre, pero no dijeron
nada porque ellos mismos estaban en el proceso de desarrollar grandes
planes nucleares, y no quisieron crear alarma", agregó Plokhii.
Hasta
que un disidente ruso decidió hablar.
El
científico que rompió el silencio
Zhores
Medvedev fue el primero en revelar oficialmente a la comunidad
internacional aquel grave accidente nuclear ocurrido en los Urales a
finales de los 50. Había estudiado con detalle las consecuencias de
aquella explosión.
Medvedev
habló con la BBC en septiembre de 2016.
El
bioquímico e historiador le contó a la periodista del programa
Witness de la BBC Dina Newman su versión sobre los hechos.
"No
existían suficientes regulaciones sobre la temperatura y, en un
momento dado, el sistema de regulación de uno de los tanques dejó
de operar. Cuando la temperatura llegó a ciertos niveles, el tanque
explotó", dijo sobre el accidente.
Se
calcula que al menos unas 200 personas murieron en 10 días y cientos
de miles fueron seriamente afectadas, explicó Newman. Pero no hay
cifras oficiales.
"No
sabemos cuánta gente sufrió, cuántos murieron, cuántos eran
soldados o criminales . Esas cifras no están disponibles", le
contó Medvedev.
El
científico supo de la historia porque trabajaba en un laboratorio de
investigación en Moscú, y fue uno de los pocos expertos soviéticos
encargado de monitorear la contaminación nuclear en la región. Era
una de las pocas personas en el mundo que sabía realmente lo que
ocurrió allí.
Medvedev
se convirtió en disidente, exiliándose en Londres, Reino Unido.
Casi 20 años más tarde, en 1976 publicó un artículo en el que
mencionaba el desastre de Kyshtym.
"El
elemento sorpresivo es que nadie en Occidente sabía sobre ello,
excepto algunas agencias de inteligencia, que tenían información
poco precisa", le contó el científico a la BBC.
Accidentes
nucleares: cronología
Planta nuclear de Mayak, URSS, 29 de septiembre de 1957
Incendio de Windscale, Reino Unido, 7 de octubre de 1957
Laboratorio Nacional de Idaho, EE.UU., 3 de enero de 1961
Central nuclear Three Mile Island, EE.UU., 29 de marzo de 1979
Central nuclear de Chernóbil, URSS, 26 de abril de 1986
Tomsk-7 (actualmente Seversk), Rusia, 6 de abril de 1993
Accidente de Tokaimura, Japón, 30 de septiembre de 1999
Central nuclear de Mihama, Japón, 9 de agosto de 2004
Central nuclear de Fukushima, Japón, 11 de marzo de 2011
Complejo nuclear de Marcoule, Francia, 12 de septiembre de 2011
John
Hill, presidente de la Autoridad para la Energía Atómica del Reino
Unido, negó la historia. Al país europeo no le interesaba mala
prensa sobre la energía nuclear.
Pero
Medvedev siguió adelante con su plan: "Decidí revelar
información más concreta sobre lo ocurrido y cómo había afectado
a la vida de animales y plantas en la zona, y lo que pasó con la
gente. Publiqué más documentos".
Después,
reuniría sus descubrimientos en un libro, Nuclear disaster in the
Urals ("Desastre nuclear en los Urales, 1980).
Hill
nunca aceptó que estaba equivocado. Pero, tras el desastre de
Chernóbil, la industria nuclear se abrió más a las críticas.
Medvedev
murió en noviembre de 2018. Opinaba que hasta que no se solucionaran
los problemas con los residuos nucleares, el mundo no estaría
preparado para seguir desarrollando este tipo de energía.
Hoy,
Mayak sigue siendo una de las principales centrales nucleares en
Rusia.
Fuente:
Lucía Blasco, El desastre de Kyshtym, el accidente nuclear previo a Chernobyl que la URSS mantuvo en secreto durante dos décadas, 2 junio 2019, BBC Mundo.
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