Los
espacios públicos usados como vaciaderos son tierra fértil para
contaminar el suelo, el agua y el aire, además de representar un
peligro de incendios por quemas sin control.
Los
basurales a cielo abierto en la provincia de Córdoba van ganando
terreno como resultado de la falta de planificación respecto del
sistema de higiene urbana.
Abundan
las denuncias sobre la proliferación de estos gigantescos depósitos
de desechos, que en muchos casos cuentan con la anuencia de las
autoridades en zonas que carecen de vertederos ajustados a las normas
sobre tratamiento y destino de los residuos sólidos urbanos.
El
problema sigue sin resolverse, pese a que se trata de focos
contaminantes que no sólo degradan la calidad del medio ambiente,
sino que ponen en riesgo la salud de los vecinos que habitan cerca.
A
menudo, las quejas se vinculan con los predios receptores de todo
tipo de escombros que crecen en la periferia de la ciudad de Córdoba.
Sin
embargo, el fenómeno se expande a casi todo el territorio
provincial.
En
el informe que publicamos el pasado domingo, referido al último
Diagnóstico Ambiental Provincial, se pone en evidencia que en el 66
por ciento de los municipios y de las comunas de Córdoba los
basurales a cielo abierto son los destinos principales de los
residuos sólidos urbanos.
A
ese cuadro preocupante se suma que sólo una mínima parte de esos
desechos es separada para su reciclado. Una lógica consecuencia de
la falta de gestión y de la informalidad con que se conduce un tema
sanitario que, para la propia Secretaria de Ambiente de la Provincia,
es el principal problema ambiental por combatir.
El
consentimiento de muchos intendentes y jefes comunales obedece a
cierta impotencia por no hallar otras fórmulas para sortear los
contratiempos.
En
efecto, para elaborar el referido diagnóstico ambiental,
respondieron 307 de las 427 localidades cordobesas. Y dos tercios de
ellas admitieron que buena parte de los residuos sólidos urbanos se
disponen en un basural a cielo abierto.
Estos
espacios públicos usados como vaciaderos (muchas veces con el aporte
de vecinos desaprensivos) son tierra fértil para contaminar el
suelo, el agua y el aire, además de representar un peligro de
incendios por quemas sin control.
Las
estadísticas son de enorme utilidad para conocer la magnitud de los
problemas, pero sólo una agenda global y coordinada entre la
Provincia y los municipios aportará a poner en orden tribulaciones
de vieja data.
Los
enterramientos sanitarios según los modelos de rigor no pueden
continuar atados a trabas burocráticas.
Los
cerca de cuatro millones de kilos de basura que generamos los
cordobeses por día en la provincia deben ser un llamado de atención
para cambiar viejos hábitos que sólo sirven para alimentar los
nocivos basurales al aire libre.
Fuente:
Focos contaminantes sin solución, 18 junio 2019, La Voz del Interior. Consultado 20 junio 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario