La campanada de alerta la volvió a hacer sonar el propio secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, mientras hablaba con un grupo de estudiantes en Fiyi.
"Acabo
de estar con la presidenta de las Islas Marshall (Hilda Heine), y
está muy preocupada por el riesgo de que se filtre el material
radioactivo contenido por una especie de ataúd que hay en el área",
dijo.
Guterres
estaba describiendo así al llamado "domo de Runit" o "domo
Cactus", una estructura de concreto construida en la isla del
mismo nombre para encapsular el material radioactivo dejado por las
pruebas nucleares realizadas por Estados Unidos en el área entre
1946 y 1958.
Las
67 explosiones nucleares en los atolones de Bikini y Enewetak -al que
pertenece Runit- incluyeron la detonación en 1954 de "Bravo",
una bomba de hidrógeno 1.000 veces más poderosa que la que cayó en
Hiroshima y el arma más poderosa jamás detonada por Estados Unidos.
Y
a finales de la década de 1970, más de 4.000 soldados
estadounidenses pasaron tres años recogiendo los restos radiactivos
depositados en seis de las islas del atolón de Enewetak para
colocarlos en el cráter dejado en Runit por la llamada prueba
"Cactus" -la explosión de una bomba de superficie de 18
kilotones-, el que fue recubierto por el domo de concreto.
En
total, se estima que la estructura que los locales llaman "la
Tumba", recubre al menos 73.000 metros cúbicos de material
radioactivo, incluyendo plutonio-239, una de las sustancias más
tóxicas del planeta.
Y
la cúpula de concreto de medio metro de grosor que sobresale entre
los arbustos y palmeras que renacieron en Runit no es el único
recuerdo de las brutales detonaciones.
4
de las 40 islas de Enewetak fueron completamente vaporizadas por las
pruebas, con cráteres de kilómetros de diámetro remplazando a
algunas de ellas.
Y
según la radiotelevisora pública australiana ABC, en la actualidad
únicamente tres de las islas del atolón son consideradas lo
suficientemente seguras para ser habitadas.
Secuelas
"Como
todos sabemos, el Pacífico ya fue victimizado antes", fue como
Guterres se refirió a lo ocurrido en el territorio de las Islas
Marshall, territorio que solo se independizó completamente de
Estados Unidos en diciembre de 1990.
"Y
las consecuencias (de las pruebas nucleares) han sido bastante
dramáticas, en relación con la salud, en relación con el
envenenamiento de las aguas en algunas áreas", reconoció en
declaraciones recogidas por la agencia AFP.
De
hecho, según ABC, el mismo departamento de Energía de Estados
Unidos ha prohibido las exportaciones de pescado y pulpa de coco
desde Enewetak, por causa de la contaminación.
Y
eso también ha forzado cambios en la dieta de los habitantes del
atolón, que ahora dependen casi exclusivamente de comida enlatada y
procesada "que han generado problemas de salud como la
diabetes".
Parte
del problema es que el domo de Runit -que fue concebido como una
solución temporal- ya presenta grietas en la superficie, y charcos
con líquidos salobres a menudo se forman en el anillo.
Pero
Estados Unidos también renunció a la idea de sellar el fondo del
domo con concreto antes de almacenar el material radioactivo, por
considerarlo demasiado costoso, lo que significa que la estructura
nunca ha sido realmente capaz de evitar filtraciones.
De
hecho, aunque un reporte elaborado en 2013 por el departamento de
Energía de Estados Unidos encontró que "existe la posibilidad
de que las aguas subterráneas contaminadas provenientes del Domo
Runit fluyan hacia el entorno marino subterráneo cercano".
También
concluyó que eso no necesariamente se traduciría en un aumento
significativo de los niveles de contaminación del área.
Pero
esto es porque el área circundante ya está bastante contaminado,
como producto de las filtraciones, y por el sencillo hecho de que la
operación de limpieza en Enewetak después de las pruebas nucleares
recogió menos del 1% del material radioactivo generado.
"El
inventario radiológico enterrado debajo del Domo Runit palidece en
comparación al inventario actual de radionúclidos en los atolones
de la laguna", se lee en el reporte.
Y
aunque el Secretario General de Naciones Unidas no entró a valorar
lo que se debe hacer con respecto al domo, Guterres reconoció en
Fiyi que la historia nuclear del Pacífico todavía necesita ser
debidamente abordada.
"Hay
mucho por hacer mucho en relación con las explosiones que tuvieron
lugar en la Polinesia Francesa y las Islas Marshall (…) con las
consecuencias para la salud, el impacto en las comunidades y otros
aspectos", dijo, sin descartar compensaciones monetarias y otros
"mecanismos para permitir que estos impactos se minimicen".
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Fuente:
El domo de Runit, el "ataúd nuclear" que gotea material radioactivo en un atolón del océano Pacífico, 18 mayo 2019, BBC Mundo. Consultado 20 mayo 2019.
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