sábado, 18 de mayo de 2019

Alerta por un gigantesco 'ataúd' nuclear ante el riesgo de vertido de residuos al Pacífico


El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha hecho un llamamiento para que se intervenga la cúpula Runit, un espacio que alberga residuos radiactivos y que se está resquebrajando.

En los años 40 y 50, Estados Unidos vivía una gran obsesión con las bombas nucleares y otras armas atómicas. Tras lo ocurrido durante la II Guerra Mundial quería mantenerse como el líder mundial en este tipo de armamento y la carrera para evitar que sus enemigos le adelantasen llevó al país a usar islas y atolones del Pacífico para probar sus inventos. La actividad nuclear acabó en los 70, pero su rastro no solo no se ha borrado sino que sigue generando problemas para el medio ambiente, como es el caso de la Cúpula Runit.

Esta especie de cementerio nuclear está situado en la isla Runit, en el atolón Enewetak, un territorio perteneciente a las Islas Marshall. Seguramente estos nombres no te suenen ni sepas ubicarlos en un mapa, pero bajo su techo de hormigón se encuentran unos 73.000 metros cúbicos de tierra contaminada y otros residuos nucleares que, si nadie lo remedia, pueden acabar filtrados al Océano Pacífico en los próximos años y llegar a afectar a zonas de China o Australia. Así al menos lo ha denunciado el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, de visita en esa zona.

Según ha explicado Guterres, el Gobierno de las Marshall está muy preocupado por la situación en la que se encuentra el "ataúd" (como ha denominado a esta instalación). El techo de hormigón de 45 centímetros de espesor se está llenando de grietas y ni siquiera se sabe si los residuos se están filtrando ya al océano, pues no todo el tanque tiene una capa de hormigón que lo separe de la tierra y del mar. Y es que, construido en la década de los 70, esta infraestructura se hizo como una medida temporal aprovechando el crater de una de las bombas nucleares y en medio del plan iniciado por Estados Unidos para intentar compensar y arreglar todos los problemas que generó su programa nuclear.

Pero, ¿qué hay en el interior? En este espacio se encuentran residuos generados por las 67 bombas que se lanzaron en la zona entre 1946 y 1958 con componentes como el plutonio-239, cesio 137 o estroncio 90. Fue en estos atolones donde se probó, por ejemplo, la bomba de hidrógeno 'Bravo' en 1954, la detonación más poderosa jamás realizada por por Estados Unidos (1.000 veces más potente que la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima) y junto al atolón de Bikini fueron los puntos que más sufrieron por la actividad nuclear.

En los 80, Estados Unidos declaró como lugar seguro el atolón de Enewetak y sus antiguos habitantes volvieron a la zona, pero islas como Runit siguen cerradas, pues la radiación aún es demasiado alta para los seres humanos. Además, la misma denuncia que realiza ahora la ONU ya se hizo en 1982 cuando expertos estadounidenses avisaron que un tifón o cualquier otro desastre nuclear podría destrozar la instalación y más tarde, en 2013 se volvió a hacer la misma observación con el añadido del tiempo transcurrido.

Habrá que ver si este nuevo llamamiento consigue que algo se mueva en las Islas Marshall o el desastre se acaba confirmando. Mientras tanto, los habitantes del lugar tendrán que seguir conviviendo con la radiación, sobreviviendo con el dinero que Estados Unidos les ofrece como compensación por haber contaminado sus tierras.

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