Bayer
y Monsanto, condenadas por envenenar. Un
tribunal estadounidense falló contra la multinacional por los
efectos nocivos del glifosato. Es la cuarta condena en un año.
por
Darío Aranda
La
empresa Monsanto-Bayer fue otra vez condenada por los efectos nocivos
del glifosato, agrotóxico estrella de la compañía, el más
utilizado por el agronegocio transgénico. Tribunales de Estados
Unidos determinaron que la multinacional debe pagar 2000 millones de
dólares a un matrimonio que utilizó el químico (bajo la marca
comercial Roundup). La sentencia, la cuarta en menos de un año,
también afirma que la empresa actuó con “negligencia”, al
ocultar las consecuencias del veneno. A pesar de los fallos
judiciales, de más de 830 trabajos científicos que confirman su
nocividad y de las denuncias de decenas de pueblos fumigados, en
Argentina aún es defendido su uso por funcionarios, empresarios del
agro y medios de comunicación. Chubut es la primera provincia en
prohibir la venta y el uso de glifosato.
“Agricultura
sustentable”, era uno de los eslogan de Monsanto. “Si es Bayer,
es bueno”, la publicidad más famosa de la multinacional alemana.
Ambas afirmaciones son refutadas desde hace años por campesinos,
académicos críticos y poblaciones afectadas por los agrotóxicos, y
esta semana tuvieron otra estocada, cuando otro fallo judicial
(tribunales de California) condenaron a Monsanto-Bayer a pagar una
cifra histórica (2000 millones de dólares) a Alva y Alberta
Pilliod, por el cáncer que sufren al haber manipulado el herbicida
glifosato.
El
jurado del estado de California determinó que el “diseño” del
Roundup (marca comercial de Monsanto) fue la causa principal del
daño, confirmó que el químico representa “un peligro importante”
para las personas que lo utilizan, afirmó que Monsanto “no
proporcionó una advertencia adecuada sobre los riesgos potenciales”
y esto representó un factor importante para provocar el daño en la
salud de los Pilliod.
El
jurado de Estados Unidos determinó que Monsanto diseño, fabricó y
distribuyó Roundup de “forma negligente”, afirmó que la
compañía sabía (o debía saber) que Roundup era peligroso o que
podría provocar daños y no advirtió de forma apropiada. El otro
punto clave, que elevó la condena de 2000 millones de dólares, el
fallo confirma que Monsanto actuó con “vicio, dolo o mala fe” al
poner su herbicida en el mercado y no advertir sobre los riesgos que
implicaba.
La
primera condena para Monsanto-Bayer sucedió en agosto de 2018, en
California. Dewayne Johnson fue indemnizado con 78 millones de
dólares por contraer cáncer en su trabajo como jardinero. El 27 de
marzo pasado, un jurado de California condenó a Monsanto-Bayer a
pagar 80 millones de dólares por “negligencia”, al haber
ocultado los riesgos de su herbicida Roundup. La demanda fue
presentada por Edwin Hardeman, un jubilado de la ciudad de Sonoma.
Fue la segunda parte del juicio. En la primera, diez días antes, se
había concluido que el agrotóxico fue un “factor determinante”
en el Linfoma No Hodgkin (cáncer) que se le diagnosticó a Hardeman
en 2015.
“El
jurado responsabilizó a Monsanto por sus 40 años de conducta
delictiva corporativa”, explicaron las abogados del demandante,
Jennifer Moore y Aimee Wagstaff en un comunicado a la prensa.
Monsanto acumula, sólo en Estados Unidos, más de 13.000 demandas.
La
alemana Bayer, que compró Monsanto en 2018, defiende al glifosato (y
otros agrotóxicos que vende) de la misma manera que la compañía
estadounidense: niega los cientos de estudios independientes que
confirman los efectos en la salud.
El
medio alemán Deutsche Welle (DW) tituló: “¿Hasta cuándo
aguantará la empresa”. Alertó, con una simple cuenta matemática,
que el progreso de los juicios llevará a la quiebra a Bayer, empresa
de 150 años de historia.
En
2018, al momento de comprar a Monsanto, el directorio de Bayer
recibió el apoyo del 97 por ciento de los accionistas. En abril
pasado, en una nueva junta de accionistas, el 55 por ciento de los
votos rechazó las propuestas de los ejecutivos de la compañía,
liderados por el CEO Werner Baumann. Una muestra de la crisis de la
compañía, que perdió casi el 40 por ciento de su valor bursátil
desde que adquirió a Monsanto.
En
Argentina se aplica glifosato en 28 millones de hectáreas, más de
200 millones de litros cada año. Los campos de soja, maíz y algodón
son rociados con el herbicida para que nada crezca, salvo los
transgénicos. También se utiliza en cítricos, frutales de pepita
(manzana, pera, membrillo), vid, yerba mate, girasol, pasturas, pinos
y trigo. A partir del avance transgénico, aumentó geométricamente
el uso del glifosato.
El
miércoles 15 de mayo, el Superior Tribunal de Justicia de Entre
Ríos, máximo tribunal provincial, declaró la inconstitucionalidad
del decreto del Gobernador (Gustavo Bordet), que permitía fumigar a
solo 100 metros de las escuelas rurales. De esta forma, continua
vigente el amparo ambiental que aleja las fumigaciones terrestres a
1000 metros de las escuelas (3000 si son aéreas). El jueves 16 de
mayo, la legislatura de Chubut sancionó una ley por la cual prohíbe
la producción, venta y uso del glifosato. Es la primera provincia
del país en prohibirlo. El diputado José Grazzini, autor del
proyecto, destacó que la ley se basa en estudios médicos y
científicos.
Entre
las empresas que comercializan glifosato en Argentina figuran
Monsanto-Bayer, Syngenta-ChemChina, Red Surcos, Atanor, Asociación
de Cooperativas Argentinas, Nufram, Agrofina, Nidera, DuPont, YPF y
Dow. Las compañías, y sus lobbistas mediáticos, observan con
atención los juicios en Estados Unidos. Temen que pueda iniciarse
una oleada similar en Argentina.
Bayer
argumenta
“No
hay pruebas científicas para concluir que el herbicida glifosato fue
el factor determinante (del cáncer)”, argumentó Bayer en un
comunicado de prensa y anunció que apelará el fallo de Estados
Unidos. En 2015, la Agencia Internacional para la Investigación
sobre el Cáncer (IARC, ámbito especializado de la Organizaciones
Mundial de la Salud) ubicó al glifosato en segundo nivel de
peligrosidad (de una escala de cinco). “Probablemente cancerígeno
para los seres humanos”, determinó. La investigación “Antología
toxicológica del glifosato”, realizada por Eduardo Rossi de la
Campaña Paren de Fumigar Santa Fe, dio cuenta de la existencia de al
menos 830 trabajos científicos que confirman los efectos en la salud
y el ambiente. Más de 100 de esos papers académicos corresponden a
universidades públicas de Argentina.
Fuentes:
Darío Aranda, Dos mil millones a indemnizar, 20 mayo 2019, Página/12. Consultado 20 mayo 2019.
Bayer argumenta, 20 mayo 2019, Página/12. Consultado 20 mayo 2019.
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