Por Cristian Basualdo
Según Jóvenes Por El Clima Argentina, el suelo y la biodiversidad son factores para defender la energía nuclear desde una visión ecologista, porque “las centrales nucleares generan mucha energía en poca superficie”, y “producir más energía en poco espacio permite liberar miles de hectáreas para recuperar ecosistemas”, señala el posteo titulado: Energía nuclear: ¿incompatible con el ambiente?
Para chequear estas afirmaciones, hay que considerar que el funcionamiento de las centrales nucleares depende de una actividad primaria como la minería. Una de las mineras que operan en nuestro país, la canadiense Blue Sky Uranium, “mantiene más de 400.000 hectáreas de propiedades potenciales en Argentina”, según su última presentación. La empresa denominó Amarillo Grande a su proyecto principal. Se trata de un corredor de 145 kilómetros de largo y unos 15 kilómetros de ancho, que se extiende entre las localidades de Valcheta y Villa Regina, provincia de Río Negro. El proyecto Amarillo Grande está conformado por 3 propiedades mineras principales: Santa Bárbara (30.000 hectáreas), Anit (24.000 hectáreas), e Ivana (118.000 hectáreas).
En junio, Corredor Americano, la empresa de servicios petroleros del Grupo Corporación América, llegó a un acuerdo preliminar con la Blue Sky Uranium para desarrollar Ivana. Las instalaciones de la mina ocuparán unas 700 hectáreas, una superficie equivalente al área urbana de Valcheta. La operación de la mina requerirá excavar más de 13.000 toneladas de materiales por día. Las colas de relaves (desechos de minería) del circuito de lixiviado serán bombeadas a una instalación de gestión de relaves, que a partir del cuarto año ocupará una superficie final de 100 hectáreas.
En cuanto a la biodiversidad, Amarillo Grande se extiende sobre dos cuencas endorreicas denominadas Bajo de Santa Rosa y Bajo de Trapalcó. El bioma presente en este paisaje patagónico es el monte, y su formación típica es el matorral o estepa arbustiva. Las nacientes del arroyo Valcheta conforman un microecosistema con vertientes que mantienen la temperatura constante durante casi todo el año, con especies endémicas tales como la “mojarra desnuda”, o la “ranita de Somuncurá”.
Entonces resulta que las afirmaciones de Jóvenes Por El Clima Argentina relacionadas con el uso del suelo de la energía nuclear y los supuestos beneficios para la biodiversidad son engañosas. En notas anteriores verificamos las afirmaciones de la organización juvenil relacionadas con las emisiones de la energía nuclear, y con los residuos nucleares, que también son engañosas.
La ilustración que encabeza esta nota es del tipo expectativa vs. realidad de la energía nuclear. En primer plano el flyer del posteo de Jóvenes Por El Clima Argentina, que muestra unas torres de refrigeración de una central nuclear emergiendo de un campo de flores. En segundo plano, una máquina perforadora de la Blue Sky Uranium. Las actividades de exploración suponen un peligro para los acuíferos y las aguas superficiales, y pueden afectar la salud de los habitantes de la zona.
El ambientalismo es antinuclear o es una farsa.
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