viernes, 11 de enero de 2019

Argentina y la matanza silenciada



"En el país del nomeacuerdo" compila quince años de trabajo de doce investigadores sobre genocidio y política indígena. Las omisiones históricas, la complicidad civil, el discurso de odio, y la avanzada de un Estado que se forjó sobre un exterminio que sigue hasta nuestros días.

Redacción Canal Abierto | “La Argentina es un país que niega haber cometido un genocidio, no es parte de la historia oficial. En realidad niega ser un país indígena. Es un país pluricultural, plurinacional, y sin embargo hemos aprendido a lo largo de nuestras vidas que la Argentina era un país europeo, o casi”. La afirmación de la antropóloga Diana Lenton describe un discurso que se impuso como constitutivo de la identidad argentina y que ha logrado su cometido: invisibilizar a los pueblos originarios y las matanzas y vejámenes que el Estado les ha infringido por siglos.

Sobre ese tema ahonda En el país del nomeacuerdo, el libro que compila quince años de trabajo de la Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena. Doce autores que abordan siete investigaciones sobre los procesos de sometimiento e incorporación de los pueblos originarios de las regiones patagónica, pampeana y chaqueña por parte del Estado argentino.

Si bien todos los procesos actuales no pueden ser calificados como genocidio, no pueden ser entendidos sin ese genocidio del que hablamos en En el país del nomeacuerdo: los campos de concentración, la distribución de niños, el reparto de prisioneros, el cambio de nombres”, explica el historiador Mariano Nagy, coautor del libro, en diálogo con Canal Abierto.

Esta política de exterminio tampoco puede escindirse de la disputa por la tierra. “La cuestión territorial es crucial para entender la relación entre pueblos originarios y Estado -sostiene Marcelo Musante, sociólogo e investigador de la Red-. Los indígenas habían sido corridos hacia fronteras que no les interesaban a los poderes terratenientes y sin embargo, con las nuevas plantaciones de soja que casi no requieren agua, estos poderes empezaron a necesitar ocupar esas tierras que les habían dado a los pueblos originarios sin títulos de propiedad. Y la manera que tiene el Estado de sacar a sus pueblos originarios es discursivamente empezar a considerarlos un enemigo que está ocupando territorios y ahí empiezan a aparecer los discursos de malón”.

La investigación, que apunta a recuperar una parte de la memoria social silenciada por el discurso oficial, también analiza el rol de la sociedad civil en estas matanzas y en su legitimación. “Cuando hay un reclamo territorial en Patagonia, por ejemplo, lo que se suele hacer mediáticamente es quitarle cualquier grado de politicidad a las organizaciones indígenas y se las marca como extranjeras, terroristas, ideologizadas. Esta idea de que es de afuera lo que está viniendo”, relata Alexis Papazian, historiador y parte de la Red.

Para Lenton, “lo que hacen los medios es generar esta idea de ‘nosotros-ellos’, invisibilizando lo que tenemos en común”. “Hay una idea que está en la base de todos los genocidios, que es muy claro en el caso de los nazis, de que hay un sector de los habitantes de un país que son sacrificables en pos del bien común. La matanza o el genocidio a cuentagotas, porque no hay un ejército como el de Roca recorriendo el país, se naturaliza”, resume.

Los silencios y complicidades del relato histórico oficial con las matanzas, la relación entre el Estado argentino y el mercado, el macrismo en el recrudecimiento del discurso de odio y el recuerdo de Osvaldo Bayer, en esta entrevista.

Fuente:
Argentina y la matanza silenciada, 09/01/19, Canal Abierto. Consultado 11/01/19.

No hay comentarios:

Publicar un comentario