El clorpirifós
se utiliza en agricultura y jardinería desde 1965, y hasta ahora
existían sospechas de sus efectos neurológicos incluso en humanos.
por Joaquim
Elcacho
El uso
generalizado de pesticidas en agricultura y jardinería no solo
afecta a los insectos y hierbas que se pretende controlar sino que,
con frecuencia, contamina los hábitats naturales y diversos
organismos que no son el objetivo de los tratamientos.
Los insecticidas
y herbicidas pueden afectar de manera involuntaria a diversas
especies, especialmente en ambientes acuáticos, incluso con niveles
de concentración muy bajos o exposición indirecta (por ejemplo,
animales que se alimentan de plantas contaminadas).
Una investigación
liderada por científicos de la Universidad Duquesne (Estados Unidos)
ha descubierto ahora que la exposición a bajas dosis del insecticida
clorpirifós (uno de los más utilizados en agricultura en las
últimas décadas) afecta negativamente en el desarrollo cerebral de
las ranas. Los resultados de este estudio hacen crecer las sospechas
sobre el riesgo neurológico (también en humanos) asociado a este
tipo de productos organofosforados.
La nueva
investigación se ha llevado a cabo con renacuajos y ejemplares
adultos de rana leopardo (Lithobates pipiens) y los resultados han
sido publicados en la revista científica común pueden dañar a la
rana leopardo del norte al inhibir su desarrollo cerebral.
Los autores
indican que los daños se han observado incluso en situaciones en las
que el pesticida no causó una disminución en la fuente de alimentos
de los anfibios.
”Los
plaguicidas organofosforados contaminan las aguas superficiales en
todo Estados Unidos, exponiendo tanto animales como humanos a estos
químicos, a menudo a niveles muy bajos, presumiblemente inocuos. Sin
embargo, este estudio demuestra que la exposición a estos
contaminantes, incluso en estas bajas concentraciones, afecta el
neurodesarrollo de vertebrados”, ha destacado la autora principal
del estudio, la profesora Sara McClelland.
La rana leopardo
es una especie de anfibio anuro de la familia Ranidae. Su hátitat
natural se extiende desde el sur de Canadá hasta el norte-este de
México; además de estar presente en muchas otras partes del planeta
por introducción humana o expansión accidental.
Clorpirifós es
un insecticida organofosforado cristalino comercializado en todo el
mundo desde 1965 que inhibe la acetilcolinesterasa causando
envenenamiento por colapso del sistema nervioso del insecto. La
exposición crónica a esta substancia comercializada con
denominaciones como Brodan, Detmol UA, Dowco 179, Dursban, Empire,
Eradex, Inaclor, Lorsban, Paqeant, Piridane y Scout, se ha
relacionado con efectos neurológicos en humanso, trastornos del
desarrollo y trastornos autoinmunes, pese a lo cual ha sido
ampliamente utilizado en agricultura y jardinería.
Artículo
científico de referencia:
Insecticide‐induced changes in amphibian brains: How sublethal concentrations of chlorpyrifos directly affect neurodevelopment. Sara J. McClelland Randall J. Bendis Rick A. Relyea Sarah K. Woodley. Environmental Toxicology and Chemistry 05 September 2018 https://doi.org/10.1002/etc.4240
Fuente:
Joaquim Elcacho, Un insecticida de uso común limita el crecimiento del cerebro de las ranas, 08/09/18, La Vanguardia. Consultado 11/09/18.
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