Cada
día aparecen fuegos en esos lugares a cielo abierto en toda la
provincia. Contaminación y riesgos de incendios rurales. Bomberos,
cansados de apagarlos una y otra vez.
por
Andrés Ferreras y Fernando Colautti
“Parece
que los bomberos fuimos creados para apagar los fuegos que una y otra
vez se encienden en los basurales a cielo abierto, que los municipios
no controlan. En ciertas épocas del año, los apagamos y al día
siguiente quizá hay que volver por otro”. El reclamo es de un jefe
de un cuartel de bomberos voluntarios de una localidad del centro
cordobés, que prefiere no ser citado “para evitar conflictos”.
Pero podría ser el de muchos otros.
Los
basurales que se queman son una constante desde hace muchos años. La
contaminación del aire que generan es de las más complejas. Los
riesgos son mayores para los muchos que están cerca de zonas
urbanas. Además, son frecuente fuente de inicios de incendios
rurales y forestales, que después demandan enormes esfuerzos y
costos millonarios para ser sofocados.
“Se
consumen agua, tiempo, personal, recursos, para llegar a nada.
Ocurren una y otra vez. Y estamos convencidos de que son
intencionales”, aseguró Henry Madaio, jefe de bomberos de Villa
Nueva, ciudad donde en los últimos días se quemó varias veces.
En un
viejo basural municipal de Villa Nueva todavía se acumulan toneladas
de basura que varias veces al mes se prenden fuego. Los bomberos ya
rompieron un camión de tanto ir al lugar. Cada vez que hay un
incendio, deben acudir a regadores municipales para que los
abastezcan y palas mecánicas para que remuevan los residuos desde
abajo. “A la noche dejamos todo apagado, y al otro día nos llaman
porque se prendió en otro lado. Es imposible que eso ocurra solo.
Alguien los prende, pero nadie es”, se quejó Madaio.
El
relato podría ser copiado y pegado con el de cientos de localidades,
como Villa Carlos Paz, donde ayer volvió a encenderse el viejo
basural.
Una
semana prendido
Bell
Ville es la octava ciudad cordobesa en población y sus vecinos
llevan años reclamando por el frecuente humo que emana de su basura
acumulada. En noviembre se dio una situación muy complicada, por un
incendio que duró una semana. “El humo cubría toda la ciudad. Era
irrespirable”, contó Cristian Gallo, jefe de bomberos.
La
cabecera del departamento Unión tiene hacia el norte el predio donde
deposita los residuos sólidos urbanos, y hacia el sur un terreno en
el que acumula los restos de podas. Ambos lugares están bajo
permanente amenaza de fuego, y, según de dónde provenga el viento,
la ciudad sufre el humo de un lado o del otro.
La
falta de contención rápida del fuego hizo que el basural se
incendiara casi por completo.
A
pedido de Bomberos, el municipio comenzó a abrir calles que hacen de
cortafuego y dividen el basural en parcelas para que las llamas no se
propaguen tan rápido. Además se instaló un equipo de acción
rápida en caso de principio de incendio.
Isla
Verde es otro municipio del sudeste que a mediados de noviembre
sufrió un incendio de tres días en su basural.
La
problemática se repite en muchas ciudades y pueblos de Córdoba.
“Hay pueblos donde la basura se quema, pero como está lejos y no
se ve tanto, dejan que se queme”, apuntó una fuente.
La
situación se torna más grave en las localidades que aún tienen
basurales a cielo abierto, sin siquiera un precario enterramiento.
Son la mayoría de las 427 comunas y municipios cordobeses.
Un
kilo por día
Por
día, unas 1.300 toneladas de residuos domiciliarios van a los
basurales a cielo abierto de Córdoba, sin ningún tratamiento. Es el
40 por ciento del total que se genera en la provincia, y son
producidos por el 73 por ciento de las localidades que admiten no
tener otro modo de disposición final.
Los
datos se desprenden del reciente Diagnóstico Ambiental de la
Provincia, realizado por un equipo de varias universidades a pedido
del Gobierno de Córdoba, en cumplimiento de una ley reciente que
obliga a que se presente un informe por año.
Los
cordobeses generamos algo más de un kilo de residuos domiciliarios
por día, por persona. El volumen crece más en las ciudades más
grandes. En total, más de 3.500 toneladas diarias.
No se
reportan problemas con la recolección -que en casi todas las
localidades resulta ya satisfactoria-, sino con la disposición
final.
Plantas
de tratamiento tienen pocas ciudades. Las de las tres mayores
(Capital, Río Cuarto y Villa María) apenas cumplen criterios
básicos de enterramiento. De las demás, la gran mayoría presenta
atrasos significativos para un tratamiento adecuado.
De la
recolección diferenciada y la separación de residuos (el modo más
eficiente de reducir el volumen por enterrar o mantener en
basurales), mejor ni hablar: es mínimo lo que se hace en Córdoba en
esa materia. Un reciente informe de este diario concluyó que, de los
2,2 millones de habitantes de las 20 mayores ciudades de la
provincia, no más de 100 mil tienen recolección diferenciada y
organizada para optimizar la clasificación y el reciclaje. Si se
suma el resto del mapa, el porcentaje baja aún más: menos del cinco
por ciento de la población cordobesa separa sus desechos en
domicilio.
Vertederos
regionales: ¿Son la salida?
Se
pensaron para mejorar el tratamiento por zonas.
Hoy
tienen plantas de ese tipo seis de los 26 departamentos (San Javier,
San Alberto, Calamuchita, General Roca, Roque Sáenz Peña y una
parte de Río Cuarto). No en todos los casos funcionan como se había
planificado ni separan los desechos para reducir volumen. El
gravitante Gran Córdoba, así como las ciudades de Villa María y de
Río Cuarto, tienen hoy enterramientos que distan tanto de los
basurales a cielo abierto como de los modelos a los que se debiera
aspirar.
El
gran resto deambula entre el nulo tratamiento y los anuncios de
proyectos por venir. Entre los próximos, se iniciaron recientes
obras para una planta de tratamiento para Villa Carlos Paz (con
fondos nacionales) y un vertedero regional en Río Tercero (con
fondos provinciales). Mientras, el proyecto del predio del ente
Cormecor sigue frenado.
Fuente:
Andrés Ferreras, Fernando Colautti, Los basurales no paran de quemarse y de contaminar, 31/12/17, La Voz del Interior.
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