Hay que mirar más
a las sierras y evitar la degradación del agua que necesitamos. Ahí
es donde "nace" y se guarda.
Quien haya
recorrido las zonas costeras del lago Los Molinos hace apenas 10 años
podría darse con la sorpresa de que le costaría reconocerlas hoy,
dada su notoria transformación. El cambio tiene una sola variante:
la creciente urbanización, sobre todo en el área oeste, cercana a
Potrero de Garay.
La zona se ha
urbanizado, pero con una carencia que se mantiene y pasa factura: la
ausencia de tratamiento cloacal.
Con las cloacas
sin control, el impacto sobre el embalse está garantizado. No es la
única causa que aporta al deterioro ambiental, pero sí la
principal, según coinciden todos los diagnósticos desde hace años.
Asoma una
paradoja para esta Córdoba en la que la mitad de la población aún
carece de redes cloacales. Es en los valles serranos, que representan
el “tanque” donde nace y se acumula el agua que usa y necesita la
provincia, donde menos se ha avanzado por décadas en materia de
tratamiento cloacal. En las cuencas hídricas que rodean a los
principales embalses, hay aún nulos o escasos servicios de
tratamiento cloacal.
En los últimos
meses, se han acumulado anuncios y se avanzó en licitaciones para
dotar de más cloacas al mapa cordobés. Si esas obras se culminan,
en algunos años crecerá notoriamente la cobertura de ese servicio
en una provincia que registra un marcado atraso en ese rubro, clave
para el saneamiento ambiental.
Falta hace. Pero
hay que mirar más a las sierras, para evitar la degradación del
agua, justo allí donde se “fabrica” y se guarda.
¿Algas o
cianobacterias?
“En términos
estrictos, a las cianobacterias se las llamaba también algas
verdeazuladas (por su coloración). Hoy se conoce que son bacterias,
y no se las considera un ‘alga’, pero estamos hablando de lo
mismo”, aclaró la investigadora Rocío Luz Fernández.
En aguas con
mucha concentración de nutrientes las bacterias se reproducen en
exceso. En altos niveles, pueden resultar tóxicas en caso de ser
bebidas sin potabilizar. Por eso se aconseja no bañarse en esas
aguas cuando hay proliferaciones excesivas.
El uso de
agroquímicos en la cuenca hídrica también suele ser citado entre
los impactos. Hace una década, la Provincia prohibió en esa zona el
cultivo de papas, que requiere un uso intensivo de pesticidas. Luego
de esa medida, muchos marcan que por algunos años la situación
mejoró.
Otro punto de
discusión son las balsas, para las que se reclama un mayor control.
Fuentes:
Fernando Colautti, Sin cloacas, los embalses pasan factura, 13/11/17, La Voz del Interior. Consultado 13/11/17.
¿Algas o cianobacterias?, 13/11/17, La Voz del Interior. Consultado 13/11/17.
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