Se realiza todos
los sábados frente al Parque de las Tejas, donde los feriantes
ofrecen una amplia variedad de frutas, verduras y alimentos
saludables y sustentables.
por Monica
Hernandez
En el año 2013
profesionales de la Facultad de Ciencias Agropecuarias, del Inta Pro
Huerta y de la Subsecretaría de Agricultura Familiar presentaron un
proyecto de convocatoria ante la Secretaría de Políticas
Universitarias de la UNC, el cual fue aprobado y subsidiado. “Ese
proyecto salió en diciembre de ese año pero como no sabíamos si
iba a ser aprobado, lo mismo comenzamos las actividades en noviembre.
El subsidio duró hasta 2015 y con una parte del mismo se pudieron
comprar los puestos. Hoy contamos con alrededor de 50 productores y
están yendo unos 35 cada sábado”, contó la agrónoma Carmen
Cabanillas, una de las integrantes del equipo.
Asimismo, la
parte organizativa funciona con comisiones: la de Admisión, la de
Fiscalización, la de Calidad Alimentaria, Recreación y la
Tesorería.
“Si un
productor quiere ingresar a la feria debe enviar un e-mail a
preadmisionferia@yahoo.com y entonces solicita que lo visiten y allí
muestra los productos que elabora. Los puestos están destinados para
productores de hortícolas, aromáticas, flores y huevos,
principalmente. En el correo deben detallar lo que producen y tiene
que constar que lo están haciendo sin productos químicos. Luego la
comisión lo visita y dice si entra o no a la feria. Esta comisión
está formada por ingenieros agrónomos y feriantes. Prácticamente
está autogestionada por los feriantes desde hace cuatro años y
levantamos los puestos en ese espacio que nos presta la UNC”,
agregó Cabanillas.
Al plantear
acerca de qué es la agroecología, las personas que participan de
este encuentro la definen como “una forma de producir, ofrecer y
consumir alimentos y otros productos realizados de manera saludable y
sustentable revalorizando los conocimientos ancestrales e
incorporando nuevos saberes”.
Por otra parte,
existe un Registro para la Agricultura Familiar de acuerdo a la ley
creada en 2014, aunque no fue reglamentada. Brasil, por ejemplo, ya
cuenta con la reglamentación para esa actividad, país donde hay
políticas públicas fuertes.
“Nos
diferenciamos de la parte orgánica porque esta tiene certificación.
A eso lo hacen empresas privadas, además que se pueden hacer
monocultivos. En cambio, en la agroecología planteamos la diversidad
biológica. Es decir que cuando producen hortalizas pueden asociar
con aromáticas, con flores, puede haber incorporados árboles,
especies de monte nativas, y a su vez producción de huevos, de
gallinas, de pollos, de cerdos, etcétera. Entonces, se debe tratar
de hacerlo diversificado. Con la producción orgánica puede haber un
monocultivo de olivo y certificarlo. Además, tener el control de las
empresas privadas es oneroso para el productor. Lo que nosotros
tratamos de trabajar es un sistema de garantía participativo, es
decir que tanto feriantes, profesionales y consumidores integran el
mismo. Ello significa que el campo tiene que ser visitado por un
equipo, porque primero debe tener una aprobación de los pares y a su
vez va acompañado por los profesionales. Por ejemplo, tenés
monocultivo de frutilla, se debe consignar cómo lo hiciste y cómo
lo plantaste, si usaste bioinsumos, qué trabajo se le hizo al
compost; o sea de qué manera se abonó ese suelo, durante cuánto
tiempo se estuvo haciendo el trabajo, si realizaste análisis de
suelo, con qué cultivo se asociaron esas frutillas, etcétera. En la
medida que diversificamos los cultivos, lo quiere decir que hay
aromáticas, flores, otros cultivos hortícolas, frutales… al haber
esa biodiverdad se van a necesitar menos bioinsumos”, sostuvo la
profesional.
Los bioinsumos se
preparan en los mismos campos, los cuales son muy utilizados en base
a paraísos u ortigas, este último para pulgones. Se hacen
maceraciones con ortigas (que también utiliza como fertilizante; se
la deja alrededor de 15 días en agua y se va aireando, genera un
olor fuerte y se puede aplicar el producto luego de filtrarlo), como
asimismo preparados con ajenjo, o a partir de madera de roble para
pulgones, destinados a determinadas plagas, los cuales se utilizan
para pulverizar. Se hace este procedimiento y el principio activo del
paraíso está en los frutitos, más específicamente en el carocito,
al cual hay que machacarlo y dejarlo en agua varios días en
determinada proporción porque es muy fuerte. Se aplican con mochila.
Las dos variedades de paraíso son de amplio espectro para pulgones,
orugas y gorgojos, y, además, se han hecho estudios para hacer
preparados con las hojas.
En tanto, algunos
productores obtienen semillas en sus propios campos. Eso es
importante porque la semilla viene curada. Entonces si se hacen
brotes de allí para vender, por ejemplo de alfalfa, de lentejas,
tiene que ser de origen agroecológico u orgánico que también se
puede utilizar. Algunos hablan de poner tabaco, pero la ley no
permite su uso porque es bastante tóxico.
Hay feriantes que
producen y venden los bioinsumos. Es decir que si uno de ellos no
puede hacerlo en su campo, lo puede adquirir en la feria.
En cuanto a la
producción, existe una ley para productos orgánicos, ecológicos o
biológicos. Esa norma hace varios años que fue aprobada y permite
la exportación. Todo lo orgánico tiene ese destino: a Estados Unidos,
Europa, Asia, etcétera. Existe la normativa para estos productos
pero no para los agroecológicos. “Como tiene una serie de anexos y
hay determinados productos que se pueden poner, tratamos de seguir
los lineamientos de la producción orgánica”, sostuvo la
profesional.
Además, en la
Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNC desde hace algunos años
se dicta la Claysa (Cátedra Libre de Agroecología y Soberanía
Alimentaria), creada por una resolución durante el rectorado de
Francisco Tamarit para toda la universidad, de esta manera se puede
interactuar con otras carreras, lo que lo hace más dinámico. Se han
organizado charlas para profesionales y estudiantes de otras áreas y
de otras universidades del país, constituyendo de esta manera un
espacio interesante y una forma de vincular la información.
La mencionada
cátedra dicta diversos cursos sobre insectos, compost, etcétera,
los cuales son abiertos al público, a productores y profesionales en
general. En estos tiempos en los que se está hablando más de los
productos saludables, desde este espacio se brinda un servicio a la
comunidad en lo referente a precios y a calidad nutritiva.
Los dueños de
los puestos son productores, principalmente, del cinturón verde
(caminos a 60 Cuadras y a San Carlos, y Av. Valparaíso); Sierras
Chicas (Río Ceballos, Villa Silvina y Salsipuedes); de Alta Gracia,
Villa Ciudad de América; de Colonia Tirolesa y José de la Quintana,
entre otros.
A su vez, los
productos de panadería son elaborados con harinas integrales y de
mandioca, con azúcar mascabada o moscabada, que resulta de la caña
integral no refinada, o con sal agroecológica, que es aquella sin
aditivos químicos.
El 11 de
noviembre la feria cumple su cuarto aniversario, el cual será
celebrado con una comida, actividades artísticas y charlas para el
público en general.
Ejes principales
de la feria
Una de las formas
de ver la agroecología se asienta en tres pilares:
- Conciencia por la tierra.
- Solidaridad.
- Comercio justo.
Productos que se
comercializan:
- Verduras, frutas, huevos, miel, plantas, dulces, mermeladas, panes, fideos, galletas, frutos secos, cereales, semillas, cosméticos, lombricompuesto, tierra fértil, aceites de oliva extravirgen, etcétera.
Horarios y
contactos:
Todos los sábados de 09.00 a 13.30, en El Bosquecito de Facultad de Comunicación Social de la UNC, avenida Los Nogales (frente al Parque de Las Tejas).
Contactos:
e-mail: feriaagroecologicacba@gmail.com
Facebook: Feria Agroecológica de Córdoba.
Fuente:
Monica Hernandez, La Feria Agroecológica y sus cuatro años en El Bosquecito de la FCC, 23/10/17, La Nueva Mañana. Consultado 24/10/17.
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