por Patricia
Grogg
LA HABANA, 28 sep
2017 (IPS) - Cuando aún se carece de una evaluación oficial de los
daños causados en Cuba por el huracán Irma, pocos dudan de que el
costo de su impacto sobre 13 de las 15 provincias del país,
resultará considerable y repercutirá negativamente en los planes de
desarrollo del país.
Por ahora, el
economista cubano Pável Vidal, profesor de la Universidad Javeriana
de Cali, en Colombia, prefiere no arriesgar pronósticos. “Es muy
complicado sacar una estimación sobre el PIB (producto interno
bruto). Todavía el gobierno no ha dado una cifra aproximada del
valor de los daños”, dijo a IPS.
A diferencia de
otros huracanes que azotaron Cuba los últimos años, Irma y sus
poderosos vientos de hasta 240 kilómetros por hora cruzaron prácticamente por toda la costa norte de este país insular el 9 y
el 10 de septiembre, con un saldo de 10 víctimas fatales y graves
daños en viviendas, la agricultura y sectores claves de la economía.
Sandy, causó en
2012 en la oriental provincia de Santiago de Cuba perjuicios
oficialmente estimados en el equivalente a más de 270 millones de
dólares y Matthews, que impactó en 2016 a su vecina Guantánamo
supuso un costo de 97 millones de dólares.
Es de suponer que
la cuantía de Irma, que afectó a 90 por ciento del territorio
cubano, será muy superior, tendrá mayor repercusión económica y
acentuará brechas de desigualdad en vivienda y alimentación.
“Felizmente a
mi casa no le sucedió nada. Mi problema es conseguir comida”, dijo
a IPS una mujer que hacía fila para comprar pollo, en un ejemplo de
que el impacto para la población es general y no se limita a los
damnificados.
“Los costos de
los huracanes nunca se reponen completamente, lo que sucede es que el
fondo habitacional y el valor y calidad de la infraestructura del
país aceleran su proceso de deterioro”, afirmó Vidal desde Calí.
El experto agregó
que estos eventos extremos dejan en Cuba “una huella permanente en
los niveles de capital y la capacidad productiva de la economía”.
La economía
creció 1,1 en el primer semestre del año, un dato que expertos
consideraron alentador luego que 2016 finalizó con un decrecimiento
del PIB de – 0,9 por ciento.
Para Vidal, la
dinámica del sector de la construcción, el turismo y la evolución
de los vínculos con Venezuela serán claves para el resultado del
año.
El anunciado
aumento de las restricciones a viajeros estadounidenses amenazaba ya
a mediados de este año la aspiración de este país de 11,2 millones
de habitantes de superar con creces los cuatro millones de visitantes
en 2017.
El cerco de
Washington se cerró cuando el 8 de septiembre, a escasas horas de la
entrada al archipiélago caribeño de Irma, el presidente Donald
Trump firmó la Ley de comercio con el Enemigo, uno de los
principales instrumentos legales que sustentan el embargo económico
y comercial de su país a Cuba.
Resulta notorio
el mayor énfasis en la recuperación de la infraestructura
turística, cuyas autoridades insisten en que todo estará a punto
para el inicio, a mediados de noviembre de la temporada alta, cuando
se espera el arribo masivo de visitantes extranjeros a La Habana y
los principales balnearios del país.
El ministro cubano de Turismo, Manuel Marrero, aseguró el lunes 25 que el
impacto del huracán provocó un 50 por ciento menos de arribo de
visitantes en septiembre, pero que hasta el 22 de este mes se
habían recibido ya 3,6 millones de turistas.
Una evaluación
preliminar del Sistema de Naciones Unidas en Cuba indicó que Irma
causó daños en más de 104.000 viviendas, que se suman al déficit
habitacional del país estimado en 883 050 unidades habitacionales.
La organización presentó un plan de acción por más de 50 millones
de dólares en apoyo a la recuperación.
Irma también
perjudicó más de 2.100 centros de educación y 793 unidades de
salud, incluidos 61 hospitales, 117 policlínicos, 82 instituciones
sociales, 301 consultorios médicos de la familia y 104 farmacias.
Dañó además a 50.500 hectáreas de cultivos de plátano (banano
para cocinar), maíz y arroz, entre otros.
“El huracán
afectó seriamente grandes áreas de producción agropecuaria en
Cuba, llevándose techos de establecimientos avícolas y porcinos,
destruyendo casas de cultivos, sistemas de riego y grandes áreas de
cultivos”, advirtió Theodor Friedrich, representante en Cuba de la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO).
Friedrich explicó
a IPS que la respuesta de FAO se concentra en la recuperación con
premura de la producción de alimentos, reponiendo estructuras e
insumos que se perdieron, lo que es de “suma importancia para la
seguridad alimentaria”.
El representante
del organismo de las Naciones Unidas puso como ejemplo la
reactivación de la producción de huevos, prioritarios en la dieta
cubana.
Igualmente graves
y a tener en consideración en el impacto económico de Irma son los
daños causados a la infraestructura de los principales yacimientos
de la Empresa de Perforación y Extracción de Petróleo (EPET) de
Occidente.
Esa compañía
que aporta 50 por ciento de la producción petrolera del país y fue
“severamente golpeada” por el paso del huracán, según
directivos del sector.
Cuba produce unos
cuatro millones de toneladas de petróleo por año (cerca de 25
millones de barriles) y 1.100 millones de metros cúbicos de gas,
según datos oficiales.
El resto de sus
necesidades se cubren mediante convenios con Venezuela e
importaciones de otros abastecedores en los últimos dos años, por
la crisis profunda que vive esa nación sudamericana.
A causa de Irma,
el sistema electroenergético dejó de funcionar en todo el país y
millones de personas se quedaron varios días sin electricidad y por
consiguiente sin agua. El mayor impacto recayó sobre la central
“Antonio Guiteras” de la occidental provincia de Matanzas, en
cuya recuperación aún se trabajaba esta semana.
Sin embargo, “en
los momentos más críticos”, no se quedaron los hospitales y
lugares priorizados sin electricidad, pues hicieron uso de la
generación distribuida (mediante grupos electrógenos), aseguró
Luis Bérriz, presidente de Cubasolar, una organización no
gubernamental que promueve la energía renovable en el país.
El activista
resaltó a IPS que el colapso electroenergético permitió demostrar
la efectividad de las instalaciones fotovoltaicas o el uso del biogás
y cocinas de biomasa eficientes en la cocción de alimentos. “Estamos
en el camino correcto”, dijo sobre la política oficial de elevar
el uso de fuentes no convencionales y limpias de energía.
De las más de
700.000 hectáreas plantadas de caña de azúcar, el sector trataba
al finalizar septiembre de salvar lo que se pudiera de las 338.000
que sufrieron la furia de Irma. La última zafra, en los primeros
meses de este año, fue inferior en 300.000 toneladas a la anterior.
Eso se tradujo en
98 millones de dólares menos por las exportaciones del sector.
Aunque se
desconoce el plan de la próxima cosecha, se teme que también
resulte menor de lo esperado. Como único elemento favorable, Irma
marcó un pausa en la sequía que sufre Cuba desde hace tres años,
con sus lluvias asociadas que aumentaron considerablemente el agua
acumulada en las más de 200 presas del país.
Editado por
Estrella Gutiérrez
Fuente:
Patricia Grogg, Huracán Irma deja en Cuba un costo difícil de pagar, 28/09/17, Inter Press Service. Consultado 03/10/17.
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