En la última campaña se sembraron 6 millones de hectáreas de
soja y maíz que son fumigadas con este herbicida. Un informe de la Red de Médicos de Pueblos
Fumigados advierte que en el país el consumo de agroquímicos aumentó un 858 % en
22 años, pese a que la superficie cultivada sólo creció en un 50 %.
por Lucía Maina
En la provincia de Córdoba se aplican más de 50 millones de
litros de glifosato por año. El dato sólo incluye la cantidad de herbicida
utilizado, en promedio, para fumigar las más de seis millones de hectáreas de
soja y maíz sembradas en la última campaña. En base a la misma estimación, en
el departamento Río Cuarto se aplican más de 6 millones de litros de este
agroquímico.
Esta realidad se encuentra en consonancia con lo que ocurre
a nivel nacional: “El consumo de agrotóxicos en Argentina aumenta
continuamente”, advierte un informe que analiza el mercado de los pesticidas en
el país elaborado por los Médicos de Pueblos Fumigados desde la Red Universitaria
de Ambiente y Salud (Reduas). Con cifras alarmantes, los profesionales subrayan
el impacto que esta situación provoca en la salud de la población.
En base a datos de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes
(Casafe), el informe revela que el consumo de pesticidas a nivel nacional
aumentó 858 % en los últimos 22 años, la superficie cultivada lo hizo en un 50 %,
mientras que el rendimiento de los cultivos solo creció un 30 %.
Según el documento, en la campaña 2012/2013 se aplicaron 317
millones de litros de pesticidas en los campos del país, de los cuales 200
millones corresponden a glifosato, el producto más utilizado en Argentina.
De esta manera, las ventas de agroquímicos se incrementan
año a año: en el último período este rubro alcanzó una facturación de 2.381
millones de dólares.
“La pujanza del negocio no nos preocuparía tanto si no se
fumigaran con esta enorme cantidad de veneno áreas de monocultivos intensivos
donde viven más de 12 millones de personas. Estos mismos ciudadanos son
expuestos todos los años, durante los mismos meses, a los mismos venenos, pero
todos los años se aumenta la dosis de los mismos y paulatinamente se los mezcla
con otros tóxicos más peligrosos aun”, expresan con preocupación desde la Red de Médicos de Pueblos
Fumigados.
Más dosis
La expansión de los cultivos transgénicos en las dos últimas
décadas en Argentina ha provocado una creciente aplicación de agroquímicos.
Pero, a su vez, los datos demuestran que el actual modelo productivo necesita
aplicar cada vez más cantidad de estos productos para cultivar una misma
superficie.
Mientras que en 1996 -momento en que comienza a sembrarse
soja transgénica en el país- se recomendaba aplicar hasta 3 litros de glifosato por
hectárea por año, según Reduas hoy en la misma hectárea se llegan a aplicar
hasta 12 litros
anualmente.
Este dato, afirman desde la red universitaria, “demuestra la
incapacidad del modelo de agricultura tóxica para enfrentar las respuestas
adaptativas de la naturaleza, como el surgimiento de resistencia en las
plantas. La única respuesta refleja es aumentar la dosis de venenos”,
cuestionan.
En tanto, diversos especialistas consultados por este diario
indicaron que, en promedio, actualmente se aplican 8 litros de glifosato por
hectárea por año. De este modo, en la provincia de Córdoba durante la última
campaña se aplicaron más de 50 millones de litros de este herbicida para cubrir
las 6.340.840
hectáreas de soja y maíz sembradas en 2012.
En el departamento Río Cuarto, los últimos datos disponibles
indican que en la campaña 2011/2012 la superficie cultivada con soja y maíz era
de 760.000 hectáreas .
Es decir que, por año, en la región se aplican más de 6 millones de litros del
herbicida Roundup.
Incluso, a esas cantidades se le suma la fumigación que se
realiza en otros cultivos antes de la siembra, y hasta en la jardinería
hogareña, aunque ambos usos representan un porcentaje mínimo en comparación con
las grandes cantidades que se utilizan en los campos de soja y maíz
transgénicos.
Estos dos cultivos concentran no sólo la principal demanda
de glifosato sino también del resto de los agroquímicos utilizados: de los 317
millones de litros de pesticidas aplicados en la última campaña en el país, 258
millones fueron utilizados en maíz y soja.
Un aumento desproporcionado
En 2012 el consumo total de plaguicidas había llegado a 335
millones de litros y venía aumentando continuamente, en base a datos de Casafe
retomados por los Médicos de Pueblos Fumigados. “En algunos años, por
cuestiones más que nada climáticas, disminuyeron levemente los volúmenes
fumigados, pero la serie extendida demuestra una consistente curva ascendente
en el consumo de agrotóxicos”, expresan en el informe.
Además, citando a las cámaras del sector, explican que el
año pasado el volumen utilizado disminuyó levemente (un 5 %), debido a que se
vendieron preparados con mayor concentración de los principios activos.
De cualquier manera, el crecimiento en el uso de
agroquímicos durante las últimas décadas revela una gran desproporción respecto
al incremento de las superficies cultivadas en Argentina.
“En 20 años, de 1991 a 2012, la superficie cultivada de
cereales y oleaginosas aumentó un 50 %, de 20 a 30 millones de hectáreas, y el consumo de
agrotóxicos pasó de 39 millones a 335 millones de litros por año, un 858 % más
de volumen utilizado”, sintetizan en el documento.
Frente a estas cifras, el ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional
de Río Cuarto Claudio Sarmiento explicó que, aunque la superficie sembrada
crece año a año, la cantidad de agroquímicos necesarios es cada vez mayor
debido a las características del modelo productivo.
Por un lado, indicó, “algunas malezas están desarrollando
resistencia al herbicida glifosato y se están aplicando más litros cada año”.
De cualquier modo, subrayó que el consumo de fertilizantes es lo que más ha
aumentado debido a la pérdida de fertilidad del suelo y a que el sistema de
siembra directa no remueve el suelo como la labranza convencional, impidiendo
así que entre oxígeno y se liberen nutrientes de la materia orgánica.
A todo esto, el informe de Reduas agrega: “En insecticidas
la utilización de productos de reconocida toxicidad, como clorpirifós, también
acompaña este proceso de aumento progresivo y sistemático a lo largo de los dos
decenios”.
Por habitante
En base a las numerosas investigaciones científicas que en
los últimos años han revelado efectos tóxicos de los agroquímicos en la salud,
los Médicos de Pueblos Fumigados alertan en su informe las implicancias que las
cifras enumeradas pueden adquirir para la población.
“Los 315 millones de litros de venenos que se vierten en el
país, significan una dosis de 8
litros por habitante. Sin embargo, en las zonas agrarias
estas cifras son muy superiores”, aseguran.
Para ejemplificar uno de los impactos más preocupantes de
esta situación, Reduas retoma una investigación realizada por la Municipalidad de
Hernando que reveló que en esa ciudad, en los últimos diez años, los casos de
cáncer aumentaron un 258 %. “El vínculo con la elevada y progresiva exposición a
los agrotóxicos de reconocida potencialidad oncológica es muy fuerte”,
reflexionan.
Frente a este panorama, el informe concluye: “Herbicidas,
insecticidas, acaricidas, fungicidas, son todos venenos destinados a matar
seres vivos. Claramente son productos tóxicos, de uso agrario (de allí:
agrotóxicos), de distintas toxicidades, algunos más letales otros menos
agresivos, pero todos son venenos con impacto sobre la salud humana”.
Agroquímicos en el mundo
Desde la Red Universitaria de Ambiente y Salud, integrada por
diversos profesionales, docentes e investigadores, explican que el aumento del
consumo de agroquímicos es un fenómeno mundial. Sin embargo, Argentina y Brasil
son los casos más emblemáticos de esta problemática socio ambiental: nuestro
país se ha constituido en el tercer mayor consumidor de pesticidas.
El aumento explosivo del consumo de agroquímicos en Brasil
lo llevó a alcanzar el primer lugar como consumidor mundial de pesticidas, con
una demanda de 850 millones de litros por año.
En Estados Unidos, el segundo mayor consumidor, los
promedios de utilización son inferiores, reflejando mayores controles, pero
también tiende a un aumento constante.
“Pero el aumento de la contaminación con pesticidas no es un
destino inevitable -sostienen desde Reduas. Hay países (Holanda, Suecia,
Dinamarca, Bélgica) que buscan con políticas activas disminuir el consumo
nacional de venenos agrarios con metas específicas”.
Y continúan: “Para ello lo primero que hicieron fue declarar
a los productos como “tóxicos” y desaconsejar su utilización, después
elaboraron una serie de mecanismos para lograrlo, como disminuir retenciones y
facilitar créditos y comercialización a quienes certifican que usan “menos” o
nada de agrotóxicos en su producción”.
Fuente:
En la provincia se aplican más de 50 millones de litros de glifosato por año, 01/07/13, El Puntal de Río Cuarto. Consultado 01/07/13.
Agroquímicos en el mundo, 01/07/13, El Puntal de Río Cuarto. Consultado 01/07/13.
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