Un estudio de la
UNC investigó las napas subterráneas. Sólo en la zona de Río
Tercero, hay tanta agua como en 10 lagos San Roque.
por Fernando Colautti
El Ctalamochita -o Tercero- no es un río sino dos. Uno se ve
cortando el centro del mapa cordobés desde las Sierras hasta la unión con el
Carcarañá, en Santa Fe. El otro corre bajo tierra, oculto, pero lleva mucho más
caudal que el superficial. Tanto, que esas napas subterráneas se constituyen en
una de las principales reservas hídricas de Córdoba, ahora por primera vez
medidas (ver gráfico).
No es un dato menor para una provincia escasa en ese recurso
y que arrastra crecientes dificultades para abastecer de agua potable a varias
de sus regiones.
Un estudio que acaba de culminar el Centro de Vinculación de
Geología Aplicada, de la Universidad Nacional de Córdoba, confirma que al
menos en el sector que rodea a la ciudad de Río Tercero hay una enorme reserva
de agua subterránea.
“Sin dudas, la del Ctalamochita es la napa apta para agua
potable más importante de la provincia”, marcó Héctor Frontera, titular de la
cátedra de Hidrogeología en la UNC
y jefe de la investigación encargada por la Cooperativa de Obras y
Servicios de Río Tercero. Tras cinco años de trabajo, las conclusiones finales
fueron presentadas esta semana.
Frontera apuntó que, aunque no está suficientemente
estudiado, es casi seguro que una masa similar de agua a la que circula a la
altura de Río Tercero se repetiría en gran parte del recorrido del río.
Hasta Villa María, por lo menos, conservaría además su
calidad de potabilizable.
El estudio encargado por la cooperativa riotercerense es el
primero en su tipo y nivel de detalle para Córdoba.
“Pareciera que no se piensa en el agua subterránea, sólo se
ven los ríos y diques”, marcó Frontera. Actualmente, varios grupos
universitarios están desarrollando los primeros estudios generales de napas en
Córdoba, a partir de un proyecto del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Provincia.
Se sabe ya que desde el río Tercero hacia el sur y en gran
parte del este provincial (lo que representa casi dos tercios de la provincia)
las aguas subterráneas no son aptas para consumo humano por su elevado
contenido de arsénico.
Cuánto hay. El estudio presentado, en base a más de 300
perforaciones, concluye con un dato relevante: sólo en una zona de 45 mil
hectáreas alrededor de la ciudad de Río Tercero hay -siempre en lento
movimiento- unos cuatro mil hectómetros cúbicos de agua potabilizable. Para
comparar, el geólogo Frontera citó que esa cifra representa al menos 10 veces
la capacidad del lago San Roque y cuatro veces la suma de los cinco lagos que
embalsan el Ctalamochita.
Hace dos años, en un análisis preliminar, calcularon menos
de la mitad de ese volumen.
En rigor, hay dos ríos subterráneos porque -en el área
investigada- aparece una napa entre los 25 y 100 metros , y otra,
separada, entre los 110 y 250
metros , según las zonas. Ambas tienen similar capacidad.
En la zona estudiada, la primera napa presenta ya algunas
alteraciones, sobre todo debajo del área urbana, producto del impacto
industrial y poblacional. “Pero la segunda mantiene una muy alta calidad en
todas las mediciones”, acotó el geólogo. De allí que una sugerencia central es
que esa segunda napa sea preservada exclusivamente para consumo humano, algo
que hoy no ocurre.
La cantidad y calidad de agua decrece notoriamente a medida
que se toma distancia -apenas cuatro kilómetros- del río, que es la fuente de
recarga de las napas.
Una duda clave era si la capacidad de recarga de esas napas
sería superior o inferior al ritmo de extracción. El estudio cita que en la
zona ingresan unos 60 hectómetros cúbicos por año, cifra varias veces superior
a los 11 que demanda hoy la ciudad de Río Tercero para consumo humano e
industrial.
Resta profundizar sobre las recargas a las napas en todo el
recorrido del río, hasta Santa Fe, para determinar cuánto depende toda la
cuenca de un ingreso clave de agua hacia el subsuelo registrado entre
Almafuerte y Río Tercero. En esa zona -remarcó Frontera- será crucial no
generar impactos que alteren el agua.
Un tesoro bajo tierra para no dilapidar
El debate sobre el agua en Córdoba muestra diferentes
abordajes.
por Fernando Colautti
El debate sobre el agua en Córdoba muestra diferentes
abordajes. Los ingenieros suelen enfocarse sobre obras de infraestructura que
hay o faltan (diques, acueductos). Los geólogos concentran su mirada en suelos
y subsuelos, ojeando más el agua que hay debajo que la que ven arriba. Y los
biólogos aportan una visión ecosistémica, con foco en la preservación del
origen del agua (las Sierras) y en evitar la degradación ambiental del recurso.
El más común de los sentidos impone que un verdadero plan,
que pueda fijarse como política de Estado y dure más que un gobierno, integre
los tres abordajes. Córdoba no lo tiene y cada gestión ensaya sus salidas.
Así surgió el anteproyecto de construir un costosísimo
acueducto de 400
kilómetros desde el río Paraná, para que abastezca sólo
la mitad del consumo de la
Capital , lo que la mayoría de los especialistas considera, al
menos por ahora, inviable o injustificado.
En una provincia que no logra reparar con su presupuesto un
canal ya existente (el de Los Molinos-Córdoba), que pierde el 40 % del
agua en el camino, suena a misión imposible que avance en una obra discutida y
100 veces más cara.
En este marco, sorprenden los escasos estudios existentes en
Córdoba sobre cantidad y calidad de reservas de agua subterránea. Recién ahora
se están encarando los primeros trabajos integrales con equipos de
investigación de varias universidades.
El estudio realizado en la zona de Río Tercero determinó que
la buena agua que allí se extrae del subsuelo tiene más de 60 años. Eso implica
que la que se tomará en el futuro será la que ahora se está infiltrando. Lo
mínimo es gestionar que no entre contaminada.
Guardarla sólo para consumo humano
La ciudad de Río Tercero y pueblos de la zona toman desde
hace décadas toda el agua que consumen de sus napas freáticas. Pero de la más
profunda, de alta calidad, se extrae hasta para uso industrial.
La ciudad de Río Tercero y pueblos de la zona toman desde
hace décadas toda el agua que consumen de sus napas freáticas. Pero de la más
profunda, de alta calidad, se extrae hasta para uso industrial.
Según el estudio presentado, por cada 464 litros que la
cooperativa riotercerense utiliza para abastecer a los 50 mil habitantes de su
ciudad, tres grandes empresas extraen para sus procesos industriales 800 litros .
Se indicó que habría ocho tomas de las empresas Atanor,
Petroquímica Río Tercero y Fábrica Militar sobre la segunda napa, la que el
informe sugiere conservar como reserva exclusiva para uso humano.
Roberto Aliciardi, gerente de la Cooperativa de Obras y
Servicios de Río Tercero, reclamó que “las industrias no compitan con la
población y dejen de usar esa reserva”. La entidad viene solicitando a Recursos
Hídricos de la Provincia
que exija a las empresas limitarse a la primera napa (ya con síntomas de
degradación para potabilizar).
Algunos proyectos para extraer agua de otros puntos
disponibles y a mano fueron anunciados por algunas de esas industrias, pero no
todos avanzaron. La
Provincia no lo asumió hasta ahora como exigencia.
Agua de 60 años
Otro punto abordado es la datación (antigüedad) del agua
subterránea. Aunque falta un análisis complementario, se concluyó que la que
hoy se extrae se infiltró “hace al menos 60 años”, y no se descarta que pueda
llegar a los 100.
Una cuenca que ya abastece al 30 % de la provincia
“La cuenca del río Ctalamochita, en lo superficial y
subterráneo, es como la columna vertebral hídrica de Córdoba”. Así la define el
titular de la cátedra de Hidrogeología de la UNC , Héctor Frontera.
Por su rol de reserva clave, adquiere aún más relevancia la
necesidad de su preservación, tanto para evitar usos injustificados como su
degradación por contaminación. Además, un impacto en un sector afecta con el
tiempo a toda la cuenca aguas abajo.
Desde las mismas napas bajo este río, pero a la altura de
Villa María, se extrae el agua que abastece a esa ciudad y, mediante
acueductos, a unas 35 localidades del este y sur provincial, entre ellas San
Francisco y Laboulaye.
En cambio, ya en Bell Ville, ubicada también sobre el río,
se extrae el agua para esa ciudad y unas 40 más del sudeste cordobés, pero del
cauce superficial del Ctalamochita. Las napas a esa altura presentan ya un alto
contenidos de arsénico, según confirmaron a este diario desde la Cooperativa del
Sudeste, a cargo del servicio.
En cuanto al impacto industrial, es clave el control sobre
las empresas químicas radicadas en Río Tercero, como en frigoríficos, lácteas y
otras fábricas, de diferentes localidades.
También, evitar los desechos cloacales sin tratamiento
adecuado. Recién en los últimos dos años las ciudades de Villa María y Bell
Ville dejaron de arrojar sus líquidos cloacales directamente al cauce, sin
tratamiento, y eso contribuyó a empezar a reducir el alto deterioro que
evidenciaba el río en esos tramos.
En cuanto a la extracción, Frontera sugirió también la
necesidad de regular la creciente demanda de agua para riego, con fines
agrícolas.
Otro punto clave es que la Provincia asegure un
caudal mínimo ecológico al río, aunque no acumule más en los lagos, para
garantizar el caudal suficiente para infiltrar a napas y sostener el equilibrio
biológico.
El estudio no contempla si la presencia de la Central Nuclear de
Embalse, aguas arriba, puede representar algún impacto.
Fuentes:
Fernando Colautti, El Ctalamochita esconde una gran reserva, 13/04/13, La Voz del Interior.
Fernando Colautti, Un tesoro bajo tierra para no dilapidar, 13/04/13, La Voz del Interior.
Guardarla sólo para consumo humano, 13/04/13, La Voz del Interior.
Una cuenca que ya abastece al 30% de la provincia, 13/04/13, La Voz del Interior.
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