La central quiere retirar el combustible gastado antes de
que lo grave un nuevo impuesto. Que la parada sea definitiva depende de lo que
pase con la Ley
de Sostenibilidad Energética el jueves.
por Pedro San Juan
La central nuclear de Garoña se desconectó ayer de la red
eléctrica a las 23:30 de la noche, culminando así una parada progresiva que
comenzó cinco horas antes. La empresa que gestiona la planta, Nuclenor,
insistió en que la parada es "definitiva" y se debe a que el impacto de una
nueva tasa sobre el combustible haría inviable económicamente la central más
antigua de España, al suponer un pago anual de 153 millones de euros.
Pero al mismo tiempo dejó una puerta abierta a una posible
reapertura en caso de que ese impuesto no salga aprobado el próximo jueves en
el Congreso, donde se debatirá como parte de las medidas recogidas en la futura
Ley de Sostenibilidad Energética.
El cierre anunciado de Garoña, participada al 50 % por
Iberdrola y Endesa, presiona al Gobierno del PP, con mayoría absoluta en la Cámara Baja , para que
reconsidere esta norma de manera que la explotación eléctrica pueda reabrirse
sin que Nuclenor tenga que hacer frente a la mencionada fiscalidad.
En este sentido, el presidente del comité de empresa,
Alberto César González, aseguró ayer que el cierre de la planta es "técnicamente reversible". Después de la parada del reactor, los operarios
extraerán el combustible, un proceso que se completará en una semana. Luego se
llevará a la piscina de almacenamiento y quedará allí depositado.
El representante de los trabajadores explicó que se trata de
una operación similar a la que se ha realizado cada vez que la central ha
sufrido una parada programada para recarga de combustible, por lo que "si
alguien en algún momento decidiera que la planta vuelva a funcionar, el
combustible que no se ha gastado se puede llevar de nuevo al reactor y volver a
producir energía".
"Puede y debe evitarse"
El presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, fue
más allá y afirmó que el cierre de Garoña sería "un gran error y un enorme
perjuicio social y económico", que "puede y debe evitarse". Tras recordar los
argumentos de Nuclenor sobre las dificultades para la rentabilidad de la planta
por los nuevos tributos sobre la generación eléctrica y los residuos, pidió al
Gobierno, de su mismo partido, que estudie esta argumentación para "desmentirla
con firmeza si no es cierta". A su juicio, la central "podría perfectamente
continuar al menos hasta el final de esta década, a condición de ejecutar un
muy exigente e innegociable programa de inversiones".
La decisión queda en manos ahora de la mayoría del PP en el
Congreso y de los movimientos que haga Nuclenor, que ha puntualizado que "el
cese definitivo de la explotación podría revertirse si no se promulga la ley o
si las condiciones varían sustancialmente". La compañía podría incluso seguir
operando Garoña hasta el año 2019; eso sí, antes debería hacer frente a una
inversión de 140 millones de euros adicionales, que servirían para financiar
las nuevas mejoras exigidas por el Consejo de Seguridad Nuclear después del
accidente de Fukushima.
Fuente:
Pedro San Juan, Garoña se paró ayer, quizás para siempre, 17/12/12, diariovasco.com.
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