por Carlos Fresneda
La embocadura del Támesis siempre fue propicia para los
fuertes vientos. Allí se construyó hace cuatro años la granja eólica 'offshore'
Thamet, que ostentó durante un tiempo el título de la mayor del mundo. Y en
esto llega la London
Array , tres veces más grande, con 341 turbinas y una potencia
de 1.000 megavatios, capaz de abastecer el 25 % de los hogares de Londres.
La primera fase de London Array estará operativa a finales
de año. Gran Bretaña confirmará en ese momento el primado mundial de la eólica
'offshore', por delante de Alemana, China y Dinamarca. El auge de las turbinas
en la costas británicas contrasta sin embargo con el parón que se ha producido
en tierra, donde se enfrentan a una férrea oposición por motivos
'paisajísticos', auspiciada hasta hace poco por el propio Príncipe Carlos.
La 'ventaja' de London Array es que las turbinas están a más
de 20 kilómetros
y ni siquiera se ven desde tierra, aunque ocupan una 'mancha' de 230 kilómetros
cuadrados. El proyecto puso un especial énfasis en la evaluación del impacto
ambiental en las aves migratorias y en la fauna marina. Las principales
resistencias locales las han planteado los pescadores, pero el proceso de
construcción ha discurrido como una 'balsa', en contraste con las protestas
generadas por la eólica 'offshore' en lugares como España.
Obstáculos
Los principales obstáculos han sido si acaso los económicos.
Con una inversión total estimada en 3.000 millones de libras (unos 3.700
millones de euros), la crisis estuvo a punto de dejar el proyecto en el alero.
La retirada repentina de Shell fue cubierta sin embargo por el resto de los
socios extranjeros (Dong, Masdar y Siemens) y por la subsidiria E.ON UK. El
Gobierno británico dio el último impulso con el paquete 'extra' 700 millones de
euros de apoyo a las renovables, antes de la marcha atrás iniciada en el 2010.
Con algunos meses de retraso -la idea original era inaugurar
London Array para los Juegos Olímpicos-, la construcción de la primera fase ha
entrado ya en el tramo final, con la mayoría de las primeras 175 turbinas en
posición de espera.
"Nunca creí que acabaría trabajando en renovables, pero
me cayó esa responsabilidad", admite al Daily Telegraph el gerente de
London Array, Stephen Reynolds, abriéndose paso ente la neblina. Reynolds estaba
especializado en pozos petrolíferos marinos, hasta que dio el salto a las
energías limpias con la granja 'offshore' Thanet, 14 kilómetros hacia
el sur.
Un centenar de operarios se desplazan todos los días en
barco para completar la construcción, que ha sido posible gracias a un buque
especial, el MPI Adventure, capaz de instalarse sobre el lecho marino y
levantarse por encima de las olas como si fuera una plataforma, gracias a seis
'piernas hidráulicas' capaces de levantar su casco.
La construcción de las turbinas se realiza en tres fases:
primero se clavan en el fondo la columnas cilíndricas, sobre las que van luego
instaladas las piezas de transición. Una vez estabilizados los 'cimientos', al
cabo de una semana, otro barco transporta e instala las torres metálicas de 90 metros de altura,
acopla las palas y completa el cableado.
Sin apenas ruido, en todo caso un zumbido de fondo, London
Array se dispone a entrar en la historia de las renovables en apenas tres meses
y a relanzar a Gran Bretaña en momentos de gran incertidumbre para las energías
limpias. El avance en el eólica 'offshore' contrasta con las resistencias
feroces a las turbinas en tierra.
Por potencia total instalada en energía eólica, Gran Bretaña
ocupa el octavo lugar en el mundo con 6,5 gigavatios, muy lejos de Alemania
(29) y España (21). El viento, hoy por hoy, no supone aún más que el 4 % de la
tarta energética.
Fuente:
Carlos Fresneda, La mayor granja eólica 'offshore' del mundo abastecerá Londres, 06/10/12, El Mundo.
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