Por Cristian Basualdo
Según Jóvenes Por El Clima Argentina, la gestión de los residuos nucleares “es algo que se toma con mucha seriedad en todo el mundo”, y en Argentina, “se almacenan en forma segura a través del Programa de Gestión de Residuos Radiactivos de la Comisión Nacional de Energía Atómica”, señala el posteo titulado: Energía nuclear: ¿incompatible con el ambiente?
Para chequear estas afirmaciones, corresponde remitirse al Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), en su informe Calentamiento Global de 1,5 °C, dice que: “el almacenamiento a largo plazo de los residuos nucleares es un tema políticamente complejo. Globalmente, no existe ningún almacenamiento a largo plazo y a gran escala”. Los residuos nucleares y los reactores abandonados implican un “legacy cost”, es decir, una carga histórica o costes heredados que se trasladan a las generaciones futuras sin que ellos hayan causado el problema.
En Argentina, el combustible nuclear gastado se acumula junto a las barrancas del río Paraná, en el sitio Atucha, y a la vera del lago Embalse, en el sitio del mismo nombre. Se trata de almacenamientos temporarios, una parte en piletas y la otra en silos secos, cuya vida útil se mide en décadas, mientras que el combustible nuclear gastado que almacenan en su interior será peligroso durante miles de años.
En 2022, una misión del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) recomendó al gobierno Argentino: “crear un fondo fiduciario para la gestión de las actividades de clausura, de los desechos radiactivos y del combustible gastado”. Sucede que la Ley N.º 25.018, Régimen de gestión de residuos radiactivos, contempla un fondo para la gestión y disposición final de los residuos radiactivos; y la Ley N.º 24.804, de Actividad nuclear, un fondo para el retiro de servicio de las centrales nucleares. Pero los fondos nunca fueron constituidos.
En relación con el Programa Nacional de Gestión de Residuos Radiactivos, efectué una solicitud de Acceso a la Información Pública a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), solicitando un documento clave: el Plan Estratégico de Gestión de Residuos Radiactivos (Ver: Ley N.º 25.018, Artículo 9). La CNEA respondió que: “en el sentido estricto de lo estipulado por la Ley, el Programa Nacional de Gestión de Residuos Radiactivos no posee un documento aprobado que podamos enviar para cumplir con esta solicitud”.
Entonces resulta que las afirmaciones de Jóvenes Por El Clima Argentina acerca de los residuos nucleares son engañosas. En una nota anterior verificamos las afirmaciones de la organización juvenil relacionados con las emisiones de la energía nuclear, que también son engañosas.
La ilustración que encabeza esta nota es del tipo expectativa vs. realidad de la energía nuclear. En primer plano el flyer del posteo de Jóvenes Por El Clima Argentina, que muestra unas torres de refrigeración de una central nuclear emergiendo de un campo de flores. En segundo plano, una fotografía del campo de silos con el combustible nuclear gastado de la Central Nuclear Embalse.
Los residuos nucleares proyectan hacia el futuro las transformaciones irreversibles de la tecnología nuclear, que condicionan la vida de las generaciones futuras, su entorno natural y sus posibilidades de subsistencia. “En el futuro lejano, todo material radiactivo de larga vida, incluso el que ahora está almacenado y atrapado, se mezclará con la biosfera a menos que cada generación la reempaque” (Bertell, Rosalie. No Immediate Danger: Prognosis for a Radioactive Earth. Black Rose Books, 1985).
El ambientalismo es antinuclear o es una farsa.
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