El Secretario de Minería de la provincia de Río Negro, geólogo Joaquín Aberastaín Oro, tal vez sin pensarlo, dijo: “la energía nuclear es la más limpia que existe”. En notas anteriores empezamos a mostrar lo equivocado que está el funcionario. Vimos efectos dañinos de la minería del uranio y hemos iniciado el desarrollo de los efectos de la contaminación nuclear. Existen multitud de lugares con contaminación radiactiva que permiten desmitificar su afirmación.
Por Juan Vernieri
En 2008 el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) español admitió la existencia de seis áreas con “presencia de radiactividad”, que no están declaradas como contaminadas porque no existe el catálogo ni la norma que lo regula.
Madrid, Toledo, Tarragona, Huelva, Murcia y Almería están en el mapa de las zonas afectadas por vertidos radiactivos.
Banquetas del Jarama - Madrid y Toledo. Ocho enterramientos de superficie desconocida. Cesio-137 y estroncio-90
Muy pocos conocían los enterramientos a lo largo del canal de riego del Jarama en los que la dictadura enterró los restos radiactivos del escape que se produjo en 1970 en las instalaciones del entonces llamado Centro Nacional de Energía Nuclear Juan Vigón, ubicado en la Ciudad Universitaria de Madrid.
Este desconocimiento implica que la población no sabe a qué riesgos ha estado y sigue estando expuesta.
El escape de 1970 fue silenciado y ocultado. De esta forma, la radiación liberada discurrió aguas abajo llegando al río Manzanares, al Jarama y al Tajo hasta llegar a Lisboa donde finalmente se detectó.
Un oscurantismo que se ha perpetuado durante años y que ha provocado que al menos ocho enterramientos de lodos radiactivos hayan permanecido ocultos durante casi medio siglo procedentes de los sedimentos depositados en el canal de riego del Jarama.
Este silencio es un riesgo inasumible. Tal y como reconocen informes del CSN realizados en estos enterramientos, debían haber contado con vigilancia, control y señalización.
Sin embargo, esto nunca sucedió. Una mera inspección visual de los enterramientos deja patente la proximidad y el fácil acceso a los mismos. Esta falta de conservación ha hecho posible que varios de estos depósitos hayan sido removidos, ocasionando riesgo de contaminación radiactiva a la población.
Aunque los residuos radiactivos depositados en estos enterramientos en elevaciones del terreno en los márgenes del canal, se supone que eran los que tenían más baja actividad, el CSN reconoce que no se sabe por que no se realizaron todas las mediciones adecuadas.
Recién ahora se propone señalizar las zonas contaminadas, caracterizarlas y, de ser posible, descontaminar. Hay que tener en cuenta que durante estos 48 años han podido producirse filtraciones al suelo e incluso al Canal del Jarama, que en la mayoría de las banquetas discurre a escasos metros.
La energía nuclear se nutre de la radiactividad y la radiactividad es contaminante, la energía nuclear no es limpia.
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