En notas anteriores decíamos que la historia nuclear del Estado Nuevo México EE. UU. es profundamente significativa, y que un estudio independiente estaba encontrando después de 80 años, contaminación heredada con plutonio.
Por Juan Vernieri
La zona de Acid Canyon forma una hendidura similar a un tentáculo en el lado occidental de la meseta de Pajarito, formada a su vez por dos de las antiguas erupciones de la Caldera de Valles.
La Escuela del Rancho Los Álamos estableció un sendero para caminatas en el cañón décadas antes de la llegada secreta de los científicos atómicos a la colina en 1943.
En cuestión de meses, los trabajadores del Proyecto Manhattan comenzaron a verter desechos líquidos en la zona, cargados de elementos radiactivos: Plutonio muy radiactivo; Americio; Uranio; Tritio; Cesio y Estroncio.
Aunque la práctica de enviar desechos radiactivos sin tratar al cañón terminó en 1951, el laboratorio continuó vertiendo allí sus desechos tratados hasta 1964. Tres años después, la Comisión de Energía Atómica cedió el Acid Canyon al condado de Los Álamos. La presencia de plutonio no se mencionó en la escritura.
Entre 1966 y 1967 se llevaron a cabo algunas tareas de saneamiento, y en 1982 se utilizaron retroexcavadoras para limpiar los puntos más calientes del Acid Canyon, eliminando hasta veinte centímetros de arenisca y roca volcánica del fondo del cañón, según un informe de limpieza.
El cañón ya se “utilizaba para actividades recreativas”, continuaba el informe, y era “concebible” que algún día los promotores inmobiliarios construyeran viviendas y tiendas en la zona. En aquel momento, el DOE afirmó que la limpieza del lugar cumplía con las normas que protegían la salud humana y el medio ambiente.
Pero en 2001, el DOE se embarcó en otra remediación, retirando unas 500 toneladas de tierra casi al mismo tiempo que el laboratorio redactaba varios informes internos que señalaban que el plutonio efectivamente viajaba fuera del sitio.
“Las partículas arrastradas por las inundaciones pueden transportarse largas distancias desde la fuente y redepositarse en el canal o en las llanuras aluviales adyacentes”, señaló un informe. Los contaminantes de Acid Canyon, habían viajado al menos 12 millas de distancia.
Otro informe mencionó que los flujos de tormenta aumentaron después del incendio de Cerro Grande en 2000, lo que también aumentó la “concentración y el transporte de radionucleidos, particularmente plutonio-239 y plutonio-240, en la escorrentía de aguas pluviales y sedimentos”. En 1999, otro informe reconoció que el plutonio de Laboratorio había llegado al lago Cochiti.
Después de las preocupaciones de que las “descargas heredadas” podrían amenazar el suministro público de agua alrededor de la Cuenca del Río Grande, la Comisión de Control de Calidad del Agua de Nuevo México “adoptó criterios de monitoreo y divulgación” en 2010.
Sin embargo, el monitoreo y la divulgación no equivalen a regulación o remediación, señalaron los defensores del medio ambiente.
Actualmente, el laboratorio está priorizando una nueva ola de producción de fosas de plutonio por sobre la remediación de sus antiguos sitios de desechos. “La limpieza representa aproximadamente el 5 % del presupuesto institucional total del laboratorio mientras que el presupuesto para armas nucleares y producción básica es de alrededor del 79 %”.
A lo largo de casi 25 años de carrera, Ketterer ha reunido y analizado una colección de muestras como estas de todo el país y el mundo, incluidos Chernóbil y Palomares, España. En total, calcula haber analizado unas 50.000 muestras.
La ciencia es capaz de datar la contaminación de plutonio. Es decir, el plutonio que se utiliza en los núcleos de las bombas, o “fosas”, es en su mayoría plutonio apto para armas, o plutonio-239, pero también hay una pequeña cantidad de plutonio-240 en la mezcla. Es esta proporción la que ayuda a Ketterer a distinguir diferentes períodos de tiempo en la historia operativa del laboratorio. Las fosas más antiguas tenían muy poco plutonio-240 en comparación con las recetas posteriores.
Ketterer dijo que la contaminación que encontró en Acid Canyon tenía incluso menos plutonio-240 que esas armas, “lo que lo convierte en uno de los plutonios más antiguos jamás producidos”.
(Fuente: Alicia Inez Guzmán / Searchlight)
Entradas relacionadas:
La contaminación nuclear heredada por Los Álamos | 2.° parte
La contaminación nuclear heredada por Los Álamos | 1.° parte
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