Por Cristian Basualdo
SITIO ATUCHA, 31 agosto 2023.― En un acto por la puesta en marcha de la Central Nuclear Atucha II, con el edificio del reactor como telón de fondo, el presidente de Nucleoeléctrica, José Luis Antúnez, agradeció a todos por haber hecho posible esto que “fue calificado de imposible”, y explicó que “la alternativa era la planta parada durante más de cuatro años y una cifra inconcebible en términos de energía no suministrada”.
Atucha II estuvo parada durante casi 11 meses para la extracción con herramientas operadas a distancia de una pieza suelta en el fondo del reactor, denominada separador. Además de las medidas técnicas para enfrentar el problema, Nucleoeléctrica desplegó una batería de medidas complementarias, de comunicación y propaganda, que analizaremos en esta nota.
Atucha II es la joya del plan nuclear argentino relanzado en 2006. El denominado completamiento de Atucha II iba a dejar la central en operación en 2009 a un costo de 1.500 millones de pesos (unos 500 millones de dólares). Pero nada de eso ocurrió, la central comenzó a operar en 2016 a un costo de 3.380 millones de dólares. Los retrasos y sobrecostos de los proyectos nucleares no son un problema para el lobby nuclear, porque quedan en un segundo plano en el concierto de desastres de la economía argentina, además, con la central generando energía siempre se puede apostar a la amnistía otorgada por el olvido.
Pero Atucha II funciona mal, sufrió fallas en las bombas de refrigeración del sistema primario, roturas y deformaciones en los internos del reactor, materiales extraños atascados en las tuberías, entre otros desperfectos, que preocupan mucho a los funcionarios del átomo, porque la efectividad material de una tecnología afecta su efectividad política.
La estrategia implementada por Nucleoeléctrica luego de cada bucle falla-reparación-puesta en marcha, consiste en esperar un tiempo con la central funcionando, para saturar los medios de comunicación y las redes sociales con datos del aumento de la generación de electricidad nuclear o las toneladas de dióxido de carbono que el país se ahorró de emitir con la energía nuclear.
Esta rutina se vio alterada con el desprendimiento del separador, porque sucedió al final de una compleja reparación que duró cuatro meses y medio, e implicó la extracción de casi el 20% de los canales refrigerantes.[1] El 1 de agosto de 2022, se detectó la falla durante la puesta en marcha del reactor, desde ese día los funcionarios del átomo sabían de la existencia de una obstrucción ubicada a la entrada de un canal refrigerante.[2] Así las cosas, decidieron continuar con la puesta en marcha, entre otras razones, para lograr un hiato temporal entre una parada y la siguiente. Atucha II operó 69 días al 60% de la potencia de diseño con una pieza suelta en el fondo del reactor.
La empresa estatal paró la central el 9 de octubre de 2022, unos días antes de la visita del director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) al sitio Atucha. La Autoridad Regulatoria Nuclear anunció que la central salió de servicio “debido a la detección de vibraciones en la turbina”, porque era importante que el público asociara la salida de servicio con un problema convencional, fuera de la zona nuclear. Nucleoeléctrica esperó a que el director del OIEA se fuera para anunciar la detección del separador desplazado.
Un detalle crucial que a ningún funcionario del átomo se le va a escapar, es que la causa de raíz del desperfecto fue la omisión de una soldadura durante el proceso de montaje del reactor.[3]
Rebobinando hasta el discurso de Antúnez, el lector puede googlear para saber quién dijo que la reparación era imposible, yo no encontré a nadie. Tampoco existió una alternativa más complicada, o que demorara más tiempo en reparar el reactor, o más costosa, “voy a dar algún número, holgadamente los mil millones de dólares”, dijo Antúnez en su discurso. La documentación de Nucleoeléctrica muestra que los técnicos nucleares no confeccionaron un plan de trabajo para desarmar el reactor, tampoco realizaron un presupuesto. El diseñador alemán Siemens aclaró que no hizo una propuesta de reparación de Atucha II.
Tantas mentiras no tendrían sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa. Para finalizar, le dejo al lector una breve explicación de lo sucedido en Atucha II, desprovista de las falacias del lobby nuclear: El año pasado, una pieza que no fue soldada durante el montaje del reactor, denominada separador, se desprendió y obstruyó la entrada del refrigerante en un canal combustible. La solución de compromiso implementada por la empresa estatal fue extraer la pieza con herramientas operadas a distancia y, sin reponerla, poner en marcha el reactor.
Referencias:
Se efectuó el cambio de diseño de 9 tubos guía de sonda de flujo neutrónico y 3 rubos guía de barra hidráulica. Para ello fue necesario la extracción de 83 canales refrigerantes.
Nucleoeléctrica registró lo sucedido en el documento Evento Interno 596/22, Nivel 2, “Anomalía en la Curva Peso-Posición”, en el cual concluyó que la causa más probable era una obstrucción ubicada a la entrada del canal refrigerante AD13.
El separador debía estar sostenido al cuerpo de relleno inferior mediante una espina de sujeción. En el documento Evento Interno N.º 767/22 consta que se demostró que no había soldadura de fijación de la espina al cuerpo de relleno central inferior. En estas condiciones, el separador estuvo sometido a las fuerzas del fluido, generando movimientos giratorios y alternantes laterales, los cuales indujeron esfuerzos sobre la espina hasta llegar a su rotura por efecto combinado de vibración y fatiga.
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