Actualmente, la ciencia busca disponer depósitos definitivos para los combustibles nucleares gastados y otros desechos de alta radiactividad, y opta por los Almacenes Geológicos Profundos (AGP) como la mejor opción para cumplir ese objetivo. Vimos que solo hay dos en el mundo, uno en Finlandia que no está operativo aún y otro en Estados Unidos que solo recibe desechos de investigación y producción de armas nucleares. Conclusión: en el mundo no hay aún destino para los combustibles gastados, cuando hay ya más de 300 mil toneladas distribuidas por todo el mundo.
Por Juan Vernieri
Una reflexión
La idea del almacenamiento definitivo lleva implícita la creencia de que se puede encontrar soluciones válidas para la eternidad, la creencia de que un depósito “definitivo” implicará que nuestros sucesores no tendrán que preocuparse por el problema.
No es así: las futuras generaciones deberán controlar las instalaciones en forma permanente para evaluar los riesgos que estarán corriendo. Ello acarrearía, a lo largo del período de tiempo exigido, grandes sumas adicionales que, como muchas otras, no se incluyen en los costos actuales de la energía nuclear.
La coexistencia con la basura atómica de larga vida crea problemas éticos fundamentales, ya que la duración del almacenamiento supera la capacidad de la imaginación humana. Aún no hay solución alguna.
Semejante herencia que deja la humanidad, ¿no sugiere que, por lo menos, se reduzca progresivamente hasta interrumpir totalmente la producción de más combustibles gastados?
¿Cómo será el mundo dentro de unos cientos de años? No se puede saber y mucho menos dentro de cientos de miles de años. ¿Cuál será por entonces el número de habitantes del planeta? ¿En qué estado tecnológico se encontrará la civilización?
Se han propuesto otras soluciones, como transformar algunas de las sustancias de larga vida en otras de corta vida, así no se necesitaría almacenarlas durante tanto tiempo. Estos intentos han sido vanos, las dificultades técnicas son enormes y resultaría mucho más caro que el almacenamiento geológico profundo que, por razones económicas, la ciencia y la política prefieren.
¿Qué significa “definitivo”?
El plazo de tiempo durante el que debería prolongarse un almacenamiento sobrepasa todos los órdenes de magnitud humanamente abordables. Sobrepasan claramente la extensión de la historia de la especie Homo sapiens hasta nuestros días.
No hay en el mundo cátedras de ética nuclear que proporcionen argumentos que justifiquen las decisiones a asumir. Los estados nacionales, que existen tal y como ahora son desde hace solo unos siglos, sin duda sobrevivirán mucho menos que la radiactividad de los desechos enterrados. Los almacenes “definitivos” deberán administrarlos personas cuyos idiomas, culturas, principios éticos, tecnologías y formas de organización social no podemos ni imaginar.
Queda una esperanza que ya tiene más de 70 años: quizá las tecnologías futuras puedan ofrecer opciones satisfactorias. (Fuente Spektrum der Wissenschaft).
Francia, ante la necesidad de definir el destino de los residuos de sus plantas nucleares, depositados provisoriamente junto a las centrales, sancionó una Ley en 1991, encargando a la empresa oficial Andra que evaluara la viabilidad de la eliminación en diferentes tipos de formaciones geológicas, arcillosas o graníticas. Se estudiaron cuatro sitios: tres sitios arcillosos y uno de granito.
Optó por un sitio arcilloso próximo a Bure, un pueblecito en la región de Lorena, que cumple con varios criterios: su población es de solo 80 habitantes, es una zona con poca actividad económica, no es sísmica y sobre todo su espesa capa de arcilla, particularmente apta para evitar filtraciones.
Durante más de 30 años, Andra ha estado estudiando la capa de arcilla del sitio seleccionado para implementar el proyecto conocido como CIGEO (Centro Industriel de Stockage Géologique), a una profundidad de aproximadamente 500 metros.
Se instaló un laboratorio subterráneo que le permitió disponer un conocimiento muy detallado de la capa geológica y establecer la viabilidad del almacenamiento. A principios de 2012 finalizó esta fase de estudio e investigación, pero en concreto el almacenamiento no se ha iniciado.
Pero los habitantes de la zona no ven con buenos ojos este faraónico proyecto.
No obstante que Andra intentó procurar un maquillaje “ecológico”, en febrero de 2017 una manifestación contra Cigeo tuvo lugar en un bosque próximo a Bure, que luego se trasladó hacia el laboratorio de investigación. Más de 700 personas efectuaron protestas violentas y ataques masivos contra el edificio de la agencia Andra.
El progreso del proyecto Cigeo ha sido eficazmente obstaculizado por la resistencia del movimiento antinuclear. La protesta contra el proyecto apocalíptico se extendió más allá de la región. Hubo expresiones de solidaridad en otras ciudades y cientos de pobladores se sumaron a las protestas.
Ante acciones nocturnas y ataques al laboratorio se reemplazaron barreras por alambres de espino de la OTAN. Los manifestantes construyeron barricadas durante una batalla campal de varias horas contra la policía, que atacaba bombardeando a los manifestantes con gas lacrimógeno y granadas ofensivas y/o de contusión. Hubo varias personas heridas en ambos lados y varios arrestos.
Lo concreto es que el proyecto Cigeo no prospera.
Francia y Estados Unidos, los países que más han impulsado y aprovechado la energía nuclear, no tienen destino para sus combustibles gastados.
Sus poblaciones han impedido hasta ahora la construcción de sus repositorios “finales”.
Sus gobiernos hipotecaron los países y han generado una herencia que multitud de generaciones habrán de soportar.
Han puesto en el aire aviones cargados de explosivos que no tienen dónde aterrizar.
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